sábado, 17 de agosto de 2013
Nos despedimos de Medragal y su gente y tomamos las escaleras que llevaban al nivel superior, ya que al parecer no nos quedaba nada por ver en éste. Ante nosotros encontramos un pasillo perpendicular la la puerta cuyos extremos giraban en dirección norte y sur respectivamente. Kanon se acercó a uno y otro, y nos dijo que no parecía haber peligro inminente en ninguno de ellos, por lo que decidimos al azar tomar la dirección sur. Una vez más, no teníamos idea del duro episodio que nos esperaba tan sólo unos pasos más allá.

Al final del pasillo vimos una puerta cerrada. La muerte estaba muy presente en aquel lugar, podía notarlo a medida que nos acercábamos. Hedor a muerte; uno de esos olores que no podrías olvidar aunque quisieras. Cuando Kanon hubo llegado a la altura de la puerta, nos hizo saber que oía un ruido que ya conocíamos: montones de pequeñas patas se movían rápidamente en el interior de aquella estancia. Todos recordábamos el incidente que habíamos tenido no hacía mucho con las ratas, por lo que Earsel de adelantó junto a Ian para estar en primera línea cuando entrásemos; con suerte nos quitaríamos varias de ellas con un solo ataque de la maga.

Kanon abrió la puerta con cuidado y la pestilencia a muerte y corrupción se multiplicó; parecía rodearlo todo. En el interior, a diferencia del resto de salas y pasillos que habíamos recorrido hasta entonces, reinaba la oscuridad más absoluta. El semielfo sacó de su petate la linterna flotante y la colocó delante de la puerta para que pudiéramos ver. Las paredes estaban talladas en piedra gris, con hornacinas en todas ellas, y el techo era apenas más alto que Ian. La estampa era agobiante y un aura maligna parecía rodearlo todo.
Hornacinas
Las hornacinas

Wraith
Wraith
El primero en entrar fue Derkin, para examinar las hornacinas. Al parecer se trataba de tumbas, ya que en ellas había restos de sudarios mal conservados y huesos secos. Sin duda el penetrante olor a muerte provenía de allí. Nos adentramos en aquel desagradable lugar y enseguida unas grandes ratas rodeadas de un aura de color purpúreo nos empezaron a atacar. En medio de aquel torbellino de mordiscos pude oír el sonido de piedra rascando sobre piedra, aunque no le di mayor importancia ya que tenía preocupaciones más inmediatas. No tardaría mucho en darme cuenta de por qué tendría que haberle prestado más atención. Entretanto, uno de los ataques ígneos de la maga había logrado acabar casi con la totalidad de las ratas, y tratamos de replegarnos hacia la puerta, pero descubrimos que se había cerrado tras nosotros. Antes de que tuviéramos tiempo de cambiar de estrategia, apareció flotando ante mí una criatura no muerta que nos heló la sangre con un grito desgarrador; un wraith. Empezamos a repeler su ataque con mayor o menor suerte, y en ese momento vimos que no estaba solo: tres wights se movían rápidamente hacia nosotros, atacándonos y despojándonos de nuestra esencia vital con cada golpe. La que más estaba sufriendo era Earsel, por lo que decidió teleportarse hacia el fondo en un intento de protegerse. Los demás estábamos luchando con los wights en el centro de la estancia, pero pudimos ver claramente cómo el wraith aparecía al lado de la maga. Tocó su frente con un dedo y la piel de la elfa se volvió grisácea justo antes de que su cuerpo cayera inconsciente al suelo. Y desapaceció. Earsel se había desvanecido frente a nuestros ojos. Pero no podíamos hacer nada, no en ese momento, rodeados por aquellas criaturas no muertas. Concentramos nuestros ataques  y logramos hacer caer a los wight; uno de ellos con tan sólo un golpe certero de Ian.

Bromance- ¡Ése es mi Ian! – gritó Kanon con orgullo. Eran esos momentos en los que normalmente me cuestionaba cosas, pero no había tiempo.

El wraith no aparecía por ningún lado, y me acerqué al lugar donde había visto por última vez a Earsel. Palpé el suelo, la llamé. Nada. Volví con el resto del grupo y les hice saber que había desaparecido. Cuando nos habíamos separado para buscarla, el wraith apareció de nuevo al lado de Derkin, que salió corriendo dejándome a mí con la tarea de acabar con aquella criatura. Reuní todas mis fuerzas para cargar contra él y por fin cayó. Estaba sola. Y prácticamente a oscuras, ya que la única luz que podía ver provenía de una puerta abierta en el pasillo que tenía frente a mí. Me aproximé para ver a Derkin, Ian y Kanon en un cuarto lleno de ataúdes abiertos y vacíos… rodeando el único cerrado. El sonido de antes tenía que haber sido causado por los wights al salir de ahí. Me temí lo peor.

La vi al acercarme. Habían levantado la lápida con gran esfuerzo entre los tres, y se quedaron mirándola también. El cadáver de Earsel reposaba dentro, con los ojos cerrados, la piel grisácea y la mueca de dolor que vimos cuando cayó. Noté las lágrimas asomar a mis ojos y abrió de nuevo los suyos. Sólo que no eran los suyos, y no era ella. Un wight con los rasgos de nuestra compañera se alzó de la tumba que contenía su cuerpo, atacando a Derkin y pasando a través de todos nosotros. Un escalofrío me recorrió mientras aquello se parapetaba en el fondo del cuarto.
Earsel wight
¿Earsel... o un wight?
- ¡Acabad con eso! ¡No es Earsel! ¡Tengo que traerla de vuelta! – las instrucciones del clérigo eran claras, aunque difíciles de llevar a cabo.
- Espero que sepas lo que estamos haciendo, Derkin – no me sorprendió notar temor en la voz de Kanon momentos antes de que le disparara.

Avanzamos tratando de atacar a aquella criatura. No era fácil, se le parecía demasiado… Le indiqué a mis compañeros que se alejaran de mí con la esperanza de poder reducirla de manera no letal, pero no me hicieron caso. Finalmente fue Derkin quien logró que aquel espanto se desvaneciera.

- ¡Proteged la puerta! – el enano mostraba una determinación no le había visto antes.
- ¿Crees que funcionará? – Kanon estaba claramente preocupado, quizás más que nadie.
- Voy a intentarlo. Vigilad la entrada – al decir esto, el semielfo asintió y se colocó junto a las jambas.

Pasaban las horas. Derkin no dejaba de recitar las palabras del ritual de resurrección mientras sudaba cada vez más. La voz se le quebró en un par de ocasiones, pero no cesó. Era lo único que rompía el silencio de la sala; Kanon seguía en su puesto de vigilancia mientras Ian y yo asistíamos al clérigo como podíamos. Me temblaban las manos, no podía ser que estuviéramos pasando por aquello otra vez. Me negaba a creerlo. Paseaba de un lado a otro, me paraba, la veía inerte, volvía a pasear. Tras tantas repeticiones, estaba segura de que podría hacer el ritual yo misma. Nadie hablaba.

De repente, Derkin dejó los ojos en blanco y se desmayó, cayendo como un pesado fardo al suelo. El pecho de Earsel se hinchó fuertemente dos veces. Corrí hacia ella. Su piel ya no tenía aquel tono ceniciento y el gesto de dolor había desaparecido. Estaba dormida. Esta vez lloré de verdad. Le atusé un poco el pelo y me derrumbé agotada en los brazos de Ian.
Death eye

Desperté incómoda y dolorida. La sala donde reposábamos seguía oliendo a muerte, y la experiencia vivida en absoluto hizo el descanso más fácil. Derkin bebía en silencio en una de las esquinas, y Kanon miraba la escena desde lejos con gesto sombrío. Aquella noche no la íbamos a olvidar pronto. Earsel abrió de nuevo los ojos a la vida envuelta en lágrimas, y yo no pude contenerme tampoco cuando la abracé.

- ¡Joder, qué siesta, elfa! – Derkin rió complacido de sí mismo, aunque recibió por ello un sopapo por parte de Kanon.
- Te has quedado sin abrazo, enano – dijo ella entre llanto y risas.

No obstante, nadie se quedó sin el suyo. En medio de la alegría por la vuelta de Earsel me pregunté si seríamos capaces de escapar de aquel lugar. Y en tal caso, ¿lo haríamos todos? ¿Cuántos más de nosotros íbamos a acabar a las puertas de la muerte… o al otro lado?
viernes, 16 de agosto de 2013
Abrí los ojos. El hielo conformaba el techo de la estancia en la que me encontraba, una estancia que ya me era familiar. Traté de levantarme pero no podía moverme libremente. Confusa y desorientada, noté cómo Ian me abrazaba mientras me decía que pensaba que no volvería a verme y me ayudaba a librarme de lo que me envolvía. Un sudor frío recorrió mi espalda cuando vi que lo que me quitaba de encima era el sudario de resurrección que habíamos comprado en Arabel. ¿Había estado tan cerca? Todos estaban ya despiertos o levantándose, poniendo en común el desenlace de la lucha contra la abominación que alguna vez había sido Karvakos. Al parecer Kanon le había dado muerte mientras intentaba escapar, y tanto Earsel como él mismo habían estado muy cerca de caer en combate. No pude evitar sentirme por un momento como una carga para los demás.

Estábamos visiblemente fatigados por todo lo acontecido, pero teníamos que seguir o la Pirámide iba a acabar con todos nosotros. Una vez listos, Kanon propuso continuar explorando la estancia donde encontramos el vórtice de energía. Al llegar, sin embargo, había desaparecido. Ian nos contó que se había desvanecido mientras me envolvía en el sudario, seguramente coincidiendo con el momento en que Kanon dio muerte a Karvakos. Escudriñé las estatuas que guardaban las esquinas; todas representaban al mismo mago tiflin que a estas alturas nos resultaba dolorosamente conocido, pero no parecían tener ningún tipo de magia.

Vosotros vais a las construcciones; el arte déjaselo a los elfos – comentó Earsel ante las quejas del enano respecto a las mismas.
- No sabéis tallar adecuadamente la piedra, apenas juntar unos palitos o ramitas – refunfuñó el enano en voz baja. Creo que era la manera de ambos de expresar su afecto.

Dwarven key
Llave de mithril
Tras aquello, examinamos el pedestal. La llave que buscábamos, la segunda de las tres que necesitábamos para salir, colgaba de una de las cadenas rotas. Era robusta y de mithril, lo que pareció complacer a Derkin, quien tenía en muy alta estima el arte de su pueblo. Sólo nos hacía falta una más para salir de allí; me dije a mí misma que eso era lo que necesitaba tener en mente en los momentos difíciles en aquel lugar. Como una última precaución antes de continuar, Kanon cedió una de sus dos pociones de curación a Derkin y yo la única que tenía a Ian, y le rogué a Corellon que no tuviéramos necesidad de utilizarlas.

Finalmente, Kanon decidió acercarse a la puerta que no habíamos abierto en la anterior ocasión. Al no oír nada, decidimos continuar. Tras avanzar por un pasillo con varios giros, vimos que salíamos a una sala que conocíamos. Ante nosotros se alzaban las toscas edificaciones de los humanos liderados por Medragal. ¿Estaban tan cerca de Karvakos y nos habían intentado engañar? Compartí con el resto del grupo mis dudas respecto a sus intenciones y decidimos investigar. ¿Acaso protegían a las criaturas malvadas de este lugar?

La plaza central estaba casi vacía; las pocas personas que veíamos nos saludaban temerosamente mientras se dirigían al interior de la capilla, y pronto no hubo nadie a quien preguntar. Al entrar en la capilla, Kanon Ian y yo pudimos ver que estaba llena de gente orando, incluyendo al propio Medragal, que se encontraba en el altillo de uno de los extremos. Derkin y Earsel entraron tras nosotros para guardar la salida.

- ¿Va todo bien? Seguro que se alegran de que los hayamos librado de esa presencia maligna – con aquella frase y su media sonrisa, Derkin había eliminado de golpe cualquier posibilidad de averiguar las intenciones de esa gente sin levantar sospechas.
- [Enano] ¿Has oído hablar de la palabra diplomacia? – dije dirigiéndole una fría mirada, aunque sabía que no iba a servir de nada.
WTF, dwarf?!
WTF?!

Se empezó a notar el nerviosismo a nuestro alrededor, el murmullo generalizado iba en aumento y algunas personas empezaron a levantarse mientras Medragal trataba de que mantuvieran la calma sin mucho éxito. Con un gesto, les indiqué a los demás que me dejaran hablar a mí.

- Hemos venido por el pasillo sur; ¿conoces la zona?
- No salimos de aquí nunca – su gesto se había ensombrecido.
- ¿Y no sabes lo que había allí? – el semielfo estaba demasiado afectado por el reciente combate como para no intervenir.
- Algo no muy bueno, eso seguro.
- Pues ya no está – algo en el tono de voz de Kanon sugería un desafío al hombre que tenía delante.
- Sí, ésa ya no es una zona peligrosa – intervine de la manera más neutra que pude.

Empezó a sudar copiosamente mientras miraba a un lado y al otro. La inquietud era patente en él y sus hombres, aunque yo no tenía claro el motivo.

- ¿Ocurre algo? Deberíais estar contentos; ya no corréis peligro alguno – el recelo del explorador era cada vez más patente.
- Algún otro puede ocupar su lugar.
- ¿Puedo preguntar por qué no nos dijisteis nada de Karvakos? – en ese punto yo también tenía mis reservas hacia aquella gente.
- No conozco ese nombre.

Parecía decir la verdad. Entonces, ¿qué sucedía?

Derrumbe
¡Derrumbe!
Noté cómo mis compañeros se preparaban para algo mientras yo hablaba con Medragal. Kanon se había retirado hacia atrás, Derkin y Earsel se acercaban e Ian había desabrochado el cierre de su hacha. Antes de que pudiera darme cuenta de lo que estaba pasando, Kanon disparó a un bulto que se ocultaba entre los bancos. Un terrible chillido nos hizo ver de lo que se trataba: una de las criaturas de la llamada prole nefasta, con cuatro brazos y portando una daga en cada una de sus manos, que se lanzó contra el explorador hiriéndolo gravemente. Entre todos lograron acabar con la criatura, aunque un instante después aparecieron dos más al lado de la puerta e hirieron a Derkin y a Earsel, llegando a derribar a la elfa. Apenas había podido acercarme para sanar parte de sus heridas cuando los hombres y mujeres que se encontraban dentro del improvisado templo empezaron a huir en estampida. Las rudimentarias paredes del edificio se abrían como la masa de un pastel al arremeter contra ellas. Una, dos, tres veces. Tres veces fue todo lo que necesitó la construcción para colapsar. Nos vimos envueltos en una avalancha de piedras y maderas que nos derribó. Pude ver a Derkin levantarse para acabar con una de aquellas criaturas. La otra aprovechó el momento de confusión para lanzar al enano dos de sus dagas mientras yo me levantaba para ayudar de nuevo a Earsel. Uno de los hombres del lugar no tuvo la suerte de salir con vida al derrumbarse el templo, pero los que sí lo habían hecho huían para refugiarse en las viviendas de alrededor. Entonces alcancé a ver cómo del bastón de Medragal surgía un orbe de color verdoso. Antes de saber cuáles eran sus intenciones vi con horror cómo una flecha de Kanon pasaba a su lado.

- ¡Traidores! – gritó Medragal espantado.
- ¡Kanon! – le reproché.

Miré a mi lado. La criatura yacía inerte, envuelta en el brillo del orbe. Aquel hombre nos estaba ayudando y le habíamos atacado.

Earsel se levantó sin saber qué estaba pasando. Derkin le comentó lo sucedido mientras Ian se acercaba a Medragal.

- ¡Esto ha sido un malentendido!
- ¡Pensaba que nos estabas atacando; no queremos haceros daño! – Kanon también se disculpaba al acercarse.

No parecía fiarse del todo de nuestra palabra, por lo que decidí acercarme también.

- No tenemos nada en vuestra contra, sino contra aquellas abominaciones.

Mis palabras parecieron calmar algo más a aquellas personas. Medragal entonces se derrumbó sobre sus rodillas pidiendo misericordia. Kanon se agachó para ayudarle a levantarse.

- ¿Por qué los ocultabais?
- No podíamos hacerles frente.
- Ahora no tenéis nada que temer.
- Sabíamos que se los llevaban y nunca volvían. No es que estemos en condiciones de oponernos a nadie. Algunas habilidades tenemos pero como veis no habría sido suficiente.
- No creo que seáis tan débil como parecéis – el enano parecía seguir sin fiarse de aquel hombre.
- Como he dicho, tengo mis habilidades.
- Creo que eres más de lo que aparentas – el tono de voz de la elfa dejaba traslucir un cierto respeto.
- En su día estudié las artes arcanas; creo que sabes de lo que hablo.

Al ver que la situación finalmente se había relajado, envainé mi espada y me acerqué.

- Nosotros estamos dispuestos a salir de la pirámide.
- ¿Acaso hay algo más allá?
- ¿No queréis salir de aquí?
- No hay garantías de lo que vayamos a encontrar después.

Derkin entonces le preguntó a Medragal si conocía a Danna, pero no parecía recordar a ninguna mujer que correspondiera con esa descripción.

Aquella gente merecía poder de salir de allí. Aprovechando la oportunidad de hablar con mis compañeros en privado en élfico y enano, les comenté que quería ofrecerles la posibilidad de acompañarnos, pero mientras Kanon se mostraba favorable, Earsel no parecía entusiasmada con la idea y Derkin directamente estaba en contra. La discusión se alargó más de lo que pensé, y la gente se encontraba cada vez más confusa al no entender nada de lo que estábamos hablando. Les comenté lo que sucedía, y comprendí lo inútil de aquella discusión. No querían salir de allí. Tenían miedo, demasiado para aventurarse más allá de la zona relativamente segura que conocían. No me lo podía creer, pero acepté con resignación que se quedaran.

Estuvimos varias horas ayudándolos a defenderse de lo que pudiera llegar: Derkin e Ian construyeron con ellos una sencilla fortificación mientras que yo hice lo que pude enseñándolos cómo defenderse. Apenas vi resultados, pero quise creer que al menos tendrían alguna oportunidad a la hora de zafarse de algún ataque gracias a mi ayuda.


En todo ese tiempo, Earsel se había quedado estudiando y Kanon parecía reflexionar mientras nos observaba. Seguramente seguía consternado por el desarrollo del combate contra Karvakos. Mientras entrenaba como podía a aquellas personas, pude ver por un momento cómo Earsel dejaba de lado sus libros para sentarse junto al semielfo. No les oía hablar, sólo vi cómo él se descubría el brazo mientras ella parecía examinarlo. ¿O lo estaba acariciando? ¿Acaso estaba Kanon siendo afectado por alguna fuerza maligna por mi culpa? Recordé la predicción que había oído al entrar en una de las salas, así que cuando salíamos de aquel lugar le pregunté a Earsel qué le pasaba a Kanon, pero todo lo que conseguí fueron evasivas por su parte. Quizás era más sencillo que todo eso pese a todo. A lo mejor Earsel se había dado cuenta de que cierto tipo de compañía podía ser más que grata, desoyendo sus propios consejos. Y Kanon parecía sentir debilidad por las mujeres de cabellos de fuego. Decidí que debía dejarles el espacio a solas que parecían buscar. Si alguien sabía lo necesario que podía llegar a ser, era yo.
Notebook hearts
Earsel + Kanon <3

lunes, 12 de agosto de 2013

Abrí las puertas de la estancia. Era grande, muy grande, y lo primero que vimos bajo la mortecina iluminación fue una especie de vórtice de energía compuesto por unos vientos aullantes, que rodeaban a una figura vagamente humanoide del centro de la estancia. En los extremos de la estancia se situaban cuatro estatuas encapuchadas mirando hacia el centro de la misma, donde la figura parecía debatirse con furia por liberarse del vórtice, y de las cadenas que lo unían a dos menhires. Claramente, habíamos encontrado el segundo aspecto de Karvakos a eliminar.

A través del vórtice veíamos a nuestro enemigo muy distorsionado, como con aspecto irreal. En ese momento, Earsel dijo "Creo que yo podría pasar a través del vórtice". Quizá su instinto de maga se lo dijera, pero yo decidí probar con algo más mundano, así que cargué mi arco y lancé una flecha directamente hacia él, pero ésta desapareció de manera inofensiva al llegar al vórtice. Ian también lo intentó, pero con idéntico resultado. Así que fue Lilith quien tomó la decisión de volver a meterse en medio del fregado ella sola, y se transportó al interior del vórtice con su paso feérico.

Allí se encontró con un Karvakos horriblemente deformado, con lo que ya sabíamos a qué se refería la aparición espectral con lo de "abominación": piel grisácea, tentáculos en lugar de brazos, cabeza horriblemente deformada...

En ese momento, la abominación pareció ser consciente de nuestra presencia, y luchó con aún más furia por liberarse de las cadenas. Lilith gritó "Karvakos está encadenado!" pero la oímos muy distorsionada por el vórtice, y aprovechó para abrir fuego con su ballesta, fallando estrepitosamente. Derkin fue el siguiente en actuar, lanzándose con decisión en medio del vórtice, seguido por Earsel, y lanzó otro ataque a Karvakos, que empezó a agitarse y convulsionarse.

Con un furioso grito, se liberó de su prisión, justo en el momento en que entré a través del vórtice para unirme a mis compañeros al otro lado. Curiosa sensación al entrar en él, noté como si el tiempo se ralentizase, y mis movimientos se hicieran más y más pesados a cada paso. También pude notar que no estaba solo, una especie de presencia estaba en aquel maelstrom antinatural, y no era benigna.

Salí por el otro lado justo a tiempo para ver cómo los tentáculos de Karvakos nos atacaban a todos y nos empujaban con brutalidad de nuevo dentro del vórtice. De nuevo dentro, averigué qué era esa presencia que había sentido. De alguna manera aquel vórtice estaba vivo, y lleno de odio hacia nosotros.


Recibí un asalto a todas mis defensas, físicas y mentales, y por un momento pensé que aquello nunca acabaría. Acabé aturdido en el suelo, intentando recuperar el aliento. Por el rabillo del ojo ví como Derkin atacaba a la abominación, que se abalanzaba sobre Ian y él de nuevo, envuelto en llamas, posiblemente por algún ataque de Earsel. Pero poco más pude ver: el vórtice parecía estar consumiendo mi propia vida, y caí inconsciente cuando volví a sentir el asalto demoledor.

No sé cuánto tiempo pasó, pero recuperé la consciencia cuando Derkin usó sus poderes curativos. El enano no tenía buen aspecto, y su rostro mostraba una expresión muy seria. Aún estábamos en medio del combate. Levanté la cabeza y ví a Earsel y Lilith inconscientes y en medio del vórtice. ¿Qué estaba pasando? Me giré y ví a a Karvakos, y me pareció aún más amenazador que antes. Seguía entre los menhires, pero se había liberado completamente de las cadenas.

Haciendo acopio de energías, atravesé el vórtice y le lancé mi ataque más devastador a la abominación, que rugió de forma ensordecedora por el dolor. Bien, al menos podía sentir dolor. Con la euforia, apenas ví que uno de sus tentáculos se dirigía hacia mí a la velocidad del rayo, y me asestó un golpe que me dejó sin aliento, y me lanzó de nuevo al vórtice.

No pude hacer nada. El asalto de aquella tempestad era demasiado fuerte para mí, y volví a perder el sentido. Entre sueño y consciencia me parecía oír los gritos de mis compañeros, y volví a recuperar la consciencia ( supongo que gracias a Derkin de nuevo ), pero esta vez seguía dentro del vórtice, y podía notar como aquella maligna presencia pugnaba por atacarme de nuevo.

Derkin estaba en el centro de la estancia, luchando con la abominación, mientras Ian estaba intentando sacar a una apenas consciente Lilith del vórtice, y Earsel estaba caída en el suelo, tambaleándose, pero despierta también. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué no podíamos vencer a aquella criatura? Derkin gritó "Huid insensatos!", y no dudamos dos veces y comenzamos la retirada. Aquella batalla ya no era por la victoria, sino por la supervivencia, pero la abominación no iba a dejarnos tan fácilmente, Ian y Lilith se vieron atraídos de nuevo al interior del vórtice, la eladrín cayó inmediatamente al suelo.

Ian se acercó como pudo y le dió una poción, pero inmediatamente cayó de nuevo por la fuerza de la oleada de energía del vórtice. Sólo Derkin quedaba tras los vientos e intentaba pugnar por salir. Karvakos volvió a lanzar otro ataque masivo mientras nos debatíamos por huir desesperadamente. Ian intentaba arrastrar a Lilith fuera de aquella trampa, pero sus fuerzas flaquearon y cayó inconsciente. Me dí la vuelta y traté de llegar hasta ella para arrastrarla fuera, pero Karvakos me atacó y mi vista se nubló de nuevo. "¡Maldición! Otra vez no!" - pensé.



Tras la oscuridad, volví en mí otra vez, y la situación ya era desesperada. Earsel, Lilith e Ian estaban tirados como trapos en el suelo, mientras Derkin estaba al límite de su resistencia luchando por curarnos y levantarnos del suelo. Consiguió levantar a Earsel, y tras un par de ataques de nosotros dos, me dí cuenta entre la sangre que bajaba por mi frente y me nublaba la vista, que la abominación parecía muy tocada: no se movía con la agilidad del principio, y estaba dentro del vórtice, luchando por salir. El fuego que la seguía consumiendo estaba creando distorsiones en su aspecto, como si se estuviese desintegrando...

Con un espectacular rugido de furia, logró salir del centro del vórtice, y salió huyendo por la puerta por la que habíamos venido, arrasando conmigo y con Derkin, que estábamos en medio.

En ese momento, ocurrió. Apenas fui consciente del hecho de mirar a los moribundos Ian y Lilith, ya que salí corriendo tras la criatura con unas fuerzas que no sé de donde salieron. No pensaba, actuaba. El tatuaje de mi brazo latía furiosamente, aunque sólo fui consciente de ello mucho después. Una parte de mí oyó a Earsel gritar "El sudario de resurrección!", y apenas me dí cuenta cuando solté las correas de mi mochila y esta cayó al suelo. Seguía a Karvakos por los pasillos, apenas le veía por recovecos, pero en cada oportunidad, apuntaba y disparaba. Fallé. Seguí corriendo. Otra vez, sólo por un momento, le ví. Apunté, disparé... fallé. La furia seguía invadiéndome. Racionalmente, aquello era una auténtica locura, no estaba en condiciones de aguantar ni un sólo asalto contra esa abominación yo solo.

Ian se encontró de repente sólo con escasas fuerzas apenas recuperado, mientras sus amigos habían ido en pos de la criatura para darle fin. Lilith yacía a sus pies, su respiración se había estabilizado. Su tez estaba pálida por completo, incluso para el estándar de la bella eladrin. Ni si quiera el más mínimo tono rosado asomaba a sus mejillas. 

Había estado al borde del abismo de la muerte, de algún modo podía saberlo al haber estado él mismo en esa situación. Aunque eso no lo tranquilizó en lo absoluto.

Sacando fuerzas de flaqueza, cogió con ternura el bulto que conformaba una Lilith que en esos momentos parecía tremendamente frágil y liviana envuelta en el sudario como estaba. A un paso increíblemente lento, en parte por su propia debilidad del momento y en parte por cautela para no ser absorbido por el terrible vórtice de nuevo, Ian puso rumbo hacia el pasillo por el que habían venido...

Apenas era consciente de haber llegado a la zona de pasillos orgánicos, y llegué a una intersección...¿dónde estaba Karvakos? Una pequeña voz en mi cabeza me dijo "norte, córtale el paso" y no me lo pensé. Salí en dirección norte, muy consciente de que la criatura había seguido dirección sur, pero así acabaría frente a él. Giré la esquina y... allí estaba, frente a mí, pero se abalanzaba demasiado rápido, sus ojos rojos de furia clavados en los míos...¡no tendría tiempo de disparar!


De sus tentáculos salió un rayo elemental, y supe que no podría resistirlo... excepto... con un pensamiento activé el poder mágico de mi armadura, y el rayo me impactó, pero absorbí toda la energía que me lanzó. Pero Karvakos era demasiado rápido y volvió a atacar por segunda vez. Mi armadura no aguantaría otra vez, pero... volvió a absorber el ataque, aunque el impacto me sacudió con fuerza. Luché por permanecer en pie, y lo conseguí, aunque mis rodillas se doblaron. El monstruo giró por el pasillo de la derecha en vez de abalanzarse sobre mí....

... y en ese momento, Earsel, con un aspecto tan malo como el que seguramente debía tener yo, pasó a mi lado como una centella y apenas pude gritarle "Acaba con ese cabrón, a la derecha!".

Dos latidos después, la abominación que fue Karvakos apareció por el pasillo de mi derecha, perseguido de cerca por Earsel. Con una carcajada de desafío a la muerte, le grité: "Vamos atácame!" No sé qué me impulsó a hacer eso, la magia de mi armadura ya había aguantado mucho más de lo que debía y no soportaría más castigo. Abrí los brazos, preparado para que todo acabara, y me lanzó otro rayo elemental.

Me dio de lleno.

Y la armadura, una vez más, absorbió todo el daño. Abrí los ojos, y cargué el arco y el tono de voz que me salió me sorprendió incluso a mí. "Eso es todo lo que sabes hacer?" - salió de mi boca con una media sonrisa. Disparé la flecha, y se clavó justo en la frente de la abominación, que se detuvo en seco, y cayó pesadamente al suelo.

Bajé el arco, justo a tiempo de ver cómo una especie de orbe de niebla verde candente salía de su cuerpo hacia el techo y desapareció. Earsel se derrumbó contra la pared jadeando, y yo mismo me dejé caer de espaldas, completamente exhausto. Por fin, habíamos ganado.

No sé cuanto tiempo pasó, quizá un minuto o dos, cuando Derkin llegó jadeando y visiblemente herido. Cuando recuperó el aliento ( que los enanos no son muy de correr ), dijo "No...me habéis... dejado... ni un... cachito?". Me levanté lo justo para apoyarme en la pared (demasiado blandita) del corredor y le dije "El próximo...es todo tuyo, lo prometo", a lo que el enano contestó con una sonora carcajada.

Ian llegó un par de minutos después, también exhausto, cargando con una ensangrentada e inconsciente Lilith en brazos, su mochila y la mía. Nos miró a todos con ojos cansados, y dejando a Lilith delicadamente en el suelo, y con una mueca que era una media sonrisa dijo "No sé lo que habréis hecho, pero ese maldito vórtice ha desaparecido... cabrones."




La sorpresa por el modo de expresarse tan poco propio de Ian, y tan alejado de su habitual formalidad hizo que empezáramos todos a reír. Derkin le contestó: "Tu madre te enseño este lenguaje, muchacho?"
Ian se puso algo más serio, y respondió: "Mi madre murió hace mucho tiempo." A Derkin se le atragantó la risa de raíz, ya que para los enanos los ancestros son algo que inspira mucho respeto, e incluso me pareció oir una disculpa que salía de sus labios.

Earsel se levantó, y con una mirada furibunda, soltó un rayo de fuego que quemó el cuerpo de la abominación. Se giró hacia nosotros y todos asentimos. Estábamos un paso más cerca de salir de la pirámide, pero nos habíamos ganado un muy merecido descanso. Y además, teníamos que intercambiar historias sobre lo que había ocurrido a unos y otros cuando nos separamos.

Miré mi tatuaje. Estaba normal otra vez, inacabado, si, pero de nuevo aparecían más detalles que no recordaba haber visto antes. Tras esta terrible batalla, tuve claro que había algo más en mi interior que pugnaba por salir, algo muy poderoso.Y pronto, muy pronto iba saber lo que era.

Pero esa, es otra historia.

Kanon, el que se ha molado a sí mismo con esta historia.
lunes, 5 de agosto de 2013

El despertar de Lilith, Derkin e Ian fue complicado. La experiencia vivida en el combate con la medusa había dejado secuelas, muy evidentes en el caso de Lilith y Derkin, ya que Lilith tenía un resto escarificado y similar a piel petrificada en el pecho, justo bajo la clavícula izquierda, y Derkin el mismo tipo de cicatriz pedregosa subiendo desde la mano izquierda hasta el codo por el antebrazo. Ian también tenía un "recuerdo" de la medusa como pronto descubrió, aunque algo más oculto, en el hombro izquierdo, con varias señales visibles rodeándolo y bajando por la espalda.

La eladrin, muy preocupada por su aspecto físico, y sin dejar de mirar a Ian, le preguntó a Earsel si sabía de alguna forma de quitarse esas heridas petrificadas, ya que parecían haberse fusionado con su carne. Incluso le hizo la pelota de un modo poco disimulado añadiendo la expresión "ya que eres tan guapa y tan lista", con la consiguiente mirada de fastidio de la maga elfa. Bueno, al menos los ánimos se iban recuperando...

Por mi parte, intenté animar a Derkin comentándole que cuando volvamos a Refugio Invernal, tengo que presentarle a Linora la sacerdotisa, con la que seguro hace buenas migas, a lo que el enano respondió con tono jocoso "Bah, suena a nombre de humana flaca y desnutrida". No pude menos que esbozar una sonrisa ante el sentido del humor del enano.

Decidimos ponernos en marcha y volver al lugar del combate con la medusa, para avanzar por la puerta decorada con serpientes talladas que habíamos dejado sin abrir. Como es habitual, me adelanté para investigar la puerta, pero cuando me acerqué a ella, una retumbante voz sonó en nuestros oídos: "Quienes abracen la oscuridad de la ignorancia pueden seguir adelante ajenos al saber. Que el ciego y el sordo nada teman, pues el guardián del camino dirigirá sus pies." Tras mostrarnos dubitativos por un momento, Derkin se adelantó y seguro de sí mismo, se tapó los oídos y cerró los ojos, avanzando hacia la puerta.

Esperando un bonito golpe contra la misma aguardamos sin saber muy bien lo que hacía el enano, y justo cuando se acercó a ella, las serpientes talladas empezaron a cobrar vida y a sisear amenazantes a Derkin, que se acercaba cada vez más. Por un momento sentí el impulso de cargar una flecha y dispararles, pero recordé lo que había ocurrido con la trampa de la puerta por la que ya habíamos pasado, y decidí que quizá esto fuera una ilusión también. Era arriesgado, si me equivocaba nuestro más reciente compañero podía caer en la misma, pero vi como mis compañeros también aguardaban el desenlace de su acción.

De pronto, Derkin atravesó la puerta como si ésta fuera intangible, desapareció al otro lado. Earsel decidió probar suerte haciendo lo mismo, pero pronto vimos que su resolución no era la misma que la del clérigo, y gotas de sudor perlado caían por su frente. Lilith decidió ir antes que Earsel, y sacar la vena del bierzo eladrín, y pensó que para qué taparse los oídos o cerrar los ojos, lo mejor es ir recto y de cara... de cara a la puerta claro está, porque se esmorró contra la misma de forma muy poco grácil. Decidí probar suerte siguiendo el ejemplo de Derkin, y me tapé los oídos mientras cerraba los ojos, y avancé. Cuando me quise dar cuenta, tenía a Derkin dándome palmaditas en la armadura, y diciendo que ya podía abrirlos. Estaba al otro lado de la puerta cerrada.

Desde el otro lado de la puerta, empezamos a oir a Lilith y a Earsel discutiendo por algo, aunque no lo entendíamos bien, y acto seguido oímos un golpetazo en la puerta y unas maldiciones y juramentos en élfico, seguidas por más discusiones entre las dos ( después nos enteramos que no era buena idea abrir los ojos de repente cuando estabas demasiado cerca de la puerta ). Tras un rato, Earsel atravesó la puerta con una tira de tela tapándole los ojos, seguida por Lilith e Ian.



Una vez reunidos, nos percatamos de algo que no había ocurrido cuando estuvimos en esta zona anteriormente. La puerta que se encuentra al sur de la estancia, que estaba cerrada a cal y canto, se había abierto de par en par, mostrando al fondo un pasillo que giraba al este. Siguiéndolo con precaución, llegamos a otro giro hacia el sur.

Pero pronto empezamos a notar que toda el aura de irrealidad de esta zona de la pirámide, estaba causando extraños efectos en el lugar. Cuanto más avanzábamos, el pasillo cambiaba cada vez más, y las paredes se volvían de color más oscuro, y la textura... cambiaba, como su en vez de piedra fuera más orgánica. En ese punto Earsel comentó que las paredes no podían ser naturales. Al llegar a un recodo me pareció notar algo extraño, como si la propia pared palpitase. Tras el recodo, el pasillo se convertía en una especie de imagen salida del infierno, ya que las paredes parecían están vivas de forma maligna.


Al final del pasillo, había un callejón sin salida, con una especie de limo de color morado intenso que formaba un charco en el suelo. Al acercarnos y mirar la pared, ya no tuvimos dudas: efectivamente, la pared palpitaba como si estuviera viva... ¿es que nos hemos metido en los intestinos de un demonio o algo así? La pared parecía algo más débil, y daba la sensación de que había algo al otro lado, pero mirando hacia el este, vimos que se extendía otro corredor, con un aspecto algo menos orgánico que los anteriores, y se abría hacia una estancia con una especie de casas pobremente acabadas, como si hubieran sido hechas con prisas o con poco cuidado. Decidimos explorar ese lugar.

Escuchamos murmullos procedentes del interior de las mismas, y unas voces, una de ellas parecía la de un anciano. Tras entrar en la estancia con sigilo, vi otras estructuras más pequeñas, y en el centro de la estancia, una especie de plaza en la que hay una estatua de una criatura muy familiar para nosotros, con cuatro brazos. Me acerqué sigilosamente, pero como es habitual en mis compañeros, siempre alguno de ellos hace demasiado ruido, y en este caso fue el turno de Earsel, que con un sonoro estornudo, puso sobre aviso a media pirámide, mientras tropezaba y se golpeaba un pie contra una de las casas... ¬¬


Inmediatamente cesaron los murmullos y las voces, y una pequeña muchedumbre se dio cita en la plaza, mirando en nuestra dirección con ojos más bien ausentes. Un humano algo más anciano que los demás, ataviado con una especie de túnica y una máscara de madera que asemejaba un hombre más joven, se adelantó, se presentó como Medragal y nos dio la bienvenida en nombre de su pequeña comunidad.

Tras una pequeña charla le pregunté si Karvakos estaba por aquí, y con gesto confuso dijo que no le conocía. Tras una breve descripción, parece seguir sin saber de quién le hablo. Derkin empezó a refunfuñar en voz algo más alta de lo necesario, pero en idioma enano, que no se fiaba de este sacerdote. Tras decirnos que los humanos que pueblan este asentamiento provienen de diferentes lugares, le pregunto qué es esa estatua que tienen en la plaza. Sin esperar la respuesta, Derkin preguntó en común que "¿Por qué rendís culto a esos seres?" "Porque nos dejan vivir aquí". En ese punto Derkin decidió sacar a relucir todo su encanto enano, diciendo que algo le olía mal de esta gente y, sacó una daga del cinto y empezó a hurgarse bajo las uñas con ella.

Este gesto puso evidentemente nerviosos a los humanos, mientras Lilith musitaba un "Nan quar Nowo" ( que traducido del élfico vendría a ser en común "la madre que le parió" ). Les comentamos si sabían algo sobre la zona con pasillos orgánicos, pero tampoco parecían saber de qué les hablábamos. En este punto Derkin ya directamente creía que nos estaban engañando, y abogaba por ejercer un poco de ejemplo basado el martillazos. El propio Derkin preguntó que era la ceremonia que parecían estar oficiando a nuestra llegada, y sólo dijeron que un agradecimiento por seguir en este lugar sin daño.

"Cuánto tiempo lleváis aquí?" les pregunté, pero tampoco obtuve respuesta, el tiempo está claro que significa poco en esta pirámide. Claramente había algo que no nos estaban diciendo, pero Medragal dejó que explorásemos su asentamiento siempre que no causáramos problemas. Tras entrar Lilith y yo en el edificio más grande, en el que sólo había un pequeño altar, oímos como Derkin seguía interrogando a Medragal.

Allí no parecía haber nada más que rascar, y estos humanos, en su mayoría desarmados, no suponían una amenaza para nosotros, así que decidimos intentar pasar a través de la pared al final del extraño pasillo orgánico. Cuando llegamos, fue Earsel quien intentó destruir la pared con un misil mágico, pero con sorpresa vimos que el agujero creado en la misma se regeneraba inmediatamente. No fue hasta que entre Earsel y yo y una buena cantidad de disparos, que hicimos un desgarrón en la pared, suficientemente grande para pasar. El desgarrón se quedó abierto, pero cicatrizó muy rápidamente, como si fuera un ser vivo.

Cuando pasábamos por la abertura, Earsel dijo alegremente "Hemos desvirgado el pasillo!", y la verdad es que nos quedamos sin saber muy bien qué decir salvo echarnos a reir, ya que eran raras estas muestras de humor en la elfa...

Delante de nosotros se abría un pasillo lleno de más limo de color morado brillante, y avancé como pude, ya que resultaba bastante pegajoso y molesto para andar sobre él.


Pero no tuvimos apenas tiempo de preguntarnos qué era aquella sustancia. Inmediatamente, los habitantes de esta zona de la pirámide decidieron que ya habíamos llegado demasiado lejos... Una criatura bípeda con una enorme boca apareció ante mí, criatura que identificamos como un destrachan. Emitió un gruñido sónico que me dejó tocado, pero esto no iba a ser todo, ya que por detrás apareció por sorpresa un grick, que terminó de dejarme algo maltrecho y atontado.


El grick además me agarró con los tentáculos, pero por si fuera poco con estos dos, aparecieron dos berserkers, que atacaron a mis compañeros. Y comenzó el combate.

Lilith se teleportó inmediatamente al centro del meollo, justo tras el destrachan, mientras yo intenté soltarme del grick, sin conseguirlo. Earsel sacó a nuestro querido Fluffy a escena, mientras Ian y Derkin también golpeaban al grick. Pero éste agarró también a Earsel. Mientras Lilith se cebaba con uno de los berserker.

Tras un intercambio de golpes, conseguimos hacer huir al grick y que nos soltase.Ian avanzó decidido a abrile la cabeza a uno de los berserkers, pero este usó su poder de confusión con él, y por un momento estuvo a punto de golpear de nuevo a Derkin ( igual que en nuestro anterior enfrentamiento con ellos ). Lilith empezaba a estar bastante tocada por haberse metido en el centro de la pelea... otra vez, pero gracias a Derkin recuperó sus fuerzas. Justo en ese punto reapareció el grick, agarrando a Derkin y a Ian.

Yo seguía bastante atontado, pero por suerte tuve un tiro certero y acabé con uno de los berserker, mientras el destrachan tumbaba en el suelo a Derkin. Lilith le devolvió el favor levantándole del suelo, y Earsel acabó por fin con el molesto grick con un misil mágico, para después cargarse al otro berserker. El golpe del destrachan me afectó mucho más de lo esperado, puesto que veía como mis compañeros luchaban igual que siempre, mientras yo sentía como mi cabeza daba vueltas. Pero me cobré mi venganza cuando, aún atontado y con visión borrosa, acabé con el molesto destrachan.

Tras un breve descanso, exploramos este extrañisimo lugar, con paredes ondulantes y cuasivivas, y Derkin localizó una especie de "herida" en la pared, algo más adelante, con el martillo y algo de esfuerzo, hizo una abertura hacia una estancia con una especie de guevecill... digo, nódulo carnoso que colgaba del techo. Con la impulsividad que caracteriza a mi excompañero de la guardia de Arabel, empezó a disparar lanzas de fe contra el nódulo para intentar descolgarlo y abrirlo, para ver qué ocultaba dentro. Al descolgarse, una especie de efluvios emanaron del mismo, y empezaron a disolver el limo al contacto. Lilith cortó la piel del nódulo y este se abrió, reventando y mostrando el interior del mismo, donde estaba una especie de abortillo de cerebro con tentáculos y pico, bastante muerto, todo sea dicho. Claramente debía tratarse de la cría del grick.

Al otro lado encontramos una pared que rasgamos para dejar paso a unas puertas dobles más normales. Mientras Ian y Lilith inspeccionaban las puertas, Derkin, Earsel y yo fuimos por otra de las paredes orgánicas que pudimos rasgar, y llegamos precisamente al otro lado de la puerta doble, así que decidí gastarles una broma a Lilith e Ian para aliviar la tensión.

Empecé a golpear la puerta haciendo "Uuuuuuuhhhh, soy un moooonstruooooo", pero mientras Lilith abrió la puerta sin creérselo, al grito de "Eres MU TONTO!", Ian no se dio cuenta de que era una broma...y cargó con toda su fuerza contra la puerta. Lo único que me dio tiempo a ver fue una estela que se abalanzaba sobre mí gritando "Liliiiith!!!", y lanzándome al suelo, cayó encima de mí.

Tras la sorpresa, decidí hacérselo pasar mal a mi compañero y le abracé diciendo "Ay Ian, no sabía que me querías tanto...", y la puse morritos.


Tras las risas y el descojone de Earsel y Derkin, e incluso del propio Ian ( y el desconcierto de Lilith ), Ian me ayudó a levantarme y seguimos explorando. Los pasillos cada vez eran menos orgánicos, como si nos alejáramos de la zona de influencia del grick y el destrachan. Durante el trayecto, Derkin preguntó: "Lilith e Ian están casados?" "No... que yo sepa, estáis casados?" - pregunté. Lilith, con la cara como un tomate respondió: "Pero, por qué la conversación va de esto??". "O sea chicarrón, que todavía tengo una oportunidad contigo?" - dijo Derkin. "Ey!" -exclamé- "No, no la tienes, yo estaba antes!!" 

En este punto creo que ni Ian ni Lilith sabían donde meterse ni como parar aquello así que se limitaron a dejarnos seguir con las bromas...

Finalmente, y tras unas cuantas chanzas más sobre Ian y Lilith, llegamos a unas puertas dobles cerradas. Como siempre, me adelanté para intentar percibir algo con la cabeza ( mi nueva y patentada técnica ), pero justo en el momento en que me separé de mis compañeros, una forma espectral se formó entre ellos y yo. Era Karvakos.

"No todos parecemos lo que somos. Uno se ha convertido en una abominación. Matadnos 3 veces y conseguiréis la libertad". Tras decir esto, la cabeza espectral desapareció, y nos dejó con la clara sensación de saber lo que nos aguardaba tras las puertas dobles.

Me giré y las abrí... sin saber que estaba a punto de empezar una de las mayores batallas de mi vida, una en la que descubriría muchas cosas sobre mí, y en la que me arriesgaría mucho más de lo que nunca había hecho para acabar con un enemigo...

-continuará-

Kanon Tylneren


sábado, 3 de agosto de 2013
- No me creo que acabáseis con un dragón, Derkin.
- Pues sí, así fue, tal y como os he contado.
- Seguro que no tienes ninguna prueba de eso.
- Pues no, ciertamente. Lilith quería llevarse la cabeza, alguien comentó que podíamos llevarnos unas escamas de recuerdo..
A mí me bastaba con el recuerdo de haber podido evitar que esa criatura siguiese sembrando el terror en Faerun.

Decidimos volver a la sala de las bocas. Kanon volvió a alimentarlas, pero pese a deglutir unas cuantas de nuestras raciones, no parecían especialmente más satisfechas que antes. Frustrado, el semielfo se acercó a escuchar que había más allá de las puertas que conducían hacia el sur. No habiendo oído nada, estábamos debatiendo que hacer cuando Earsel espetó en un susurro "Decidid ya, pero callaos", mientras se llevaba las manos a las sienes. Sin duda estaba sufriendo los efectos de mi tónico reconstituyente.



Estaba reflexionando que igual debería moderar la dosis, cuando me di cuenta de que Lilith tenía las mejillas arreboladas, mientras Ian, cabizbajo, le echaba furtivas miradas acompañadas de unos inviluntarios y casi inaudibles "ngé", parecidos a los que hacía el bebé de mi tía Perian.
  -Earsel, ¿el rubor en los elfos es síntoma de embarazo? - pregunté, en voz suficientemente alta como para que todos me oyesen.
  -"Creo que es bastante probable" - gruño-

Nos adentramos por un pasillo hacia al sur. La construcción era extraña, ni la talla de las piedras ni la mampostería eran las adecuadas para mantener las paredes estables. Parecía que algún tipo de constructor perezoso estuviese usando magia para evitar tener que hacer bien su trabajo.
  - Maga, ¿detectas algo? - preguntó Kanon
  - Una sensación en el fondo de mi cabeza - gruñó esta.

Las risotadas se oían por toda la taberna
 - ¿Y no le diste un par de cervezas para curar la resaca?
 - En donde nos encontrábamos, hubiesen sido un bien muy preciado... Me llegué a plantear darle un par de gotas de
aguardiente, pero igual empezaba a fallar hasta el proyectil mágico...

Kanon se acercó al fondo del pasillo, hacia una puerta. De repente, se quedó paralizado, y dió un paso atrás
 - ¡Venid a ayudarme!
 - Ya vamos, ya vamos, no grites - susurró la elfa llevándose las manos a las sienes.
 - ¡PERO ES QUE NO LO VEIS!

Al acercarme, la puerta se convirtió en una horrible cabeza de demonio.Mientras Kanon usaba uno de sus ataques mas poderosas, mi lanza de fé impactó en la criatura. Viendo volar un proyectil mágico sobre mi cabeza, enarbolé mi martillo y con un grito de batalla, dibujé con él un arco hacia la mandíbula del demonio, todo babas y dientes, haciendo frente al terror que sentía. Sin embargo, golpeé en vacío, allí no había nada, y perdiendo el equilibrio por mi propio impulso, caí al suelo el otro lado de una puerta normal y corriente

 - ¿Qué? ¿Y el demonio?
 - Ni demonio ni nada, no era más que una ilusión..,
 - ¿Y no podría ser que se hubiese teleportada?
 - Por la cara que ponían mis compañeros al otro lado, mas bien no... Kanon y Earsel seguían con el mismo rictus de terror.

Vi correr a la maga hacia mi  - ¡Se lo ha tragado! ¡Voy por él!- y al momento estaba junto a mí, desconcertada, mientras una flecha de Kanon atravesaba la ilusión y se clavaba en ella. Viendo la situación, corrí hacia el explorador, placándole, mientras le gritaba -¡Es una ilusión!-

El semielfo me abrazó -¡Estás vivo!-
  -Pues claro, ¡ya te he dicho que era sólo una ilusión!

Kanon se acercó atemorizado a la puerta, cruzándola mientras la elfa soltaba maldiciones por el flechazo. Acompañé al otro lado a Lilith, quien cruzó con los ojos cerrados. Vi a Ian al otro lado, con expresión decidida, acercarse a cruzar el umbral. -¡Buh! - grité en ese momento. ¡Creo que de no haber sido tan fortachón, le habría dado un infarto ahí mismo!
  - Oye , maga -dije- ¿me ha parecido que corrías para socorrerme?
Earsel resopló.
  - La tienes en el bote, Derkin- se rió Kanon
  - Bah, sólo me quiere por mi aguardiente...

Avanzamos hacia otra puerta, que Lililth calculaba que daría a la sala de las estatuas, aunque en realidad aún nos faltaba un trecho para llegar allí. La eladrin estudió la puerta cerrada
 - ¿No veis las marcas del fondo de la estancia? - dijo mientras la atravesaba limpiamente. -¡Lilith!- gritó Ian lanzándose tras ella. Con un encogimiento de hombros, el resto nos miramos y les seguimos.
Al atravesar la puerta, una voz sonó en el dialecto enano de mi infancia "Tu gloria vendrá a costa de la de un compañero". Preocupado, miré a mis compañeros. Por la expresión de sus caras, todos debíamos haber oído algo similar.

En la sala, una puerta secreta debía dar a las habitaciones en las que habíamos descansado la primera vez que llegamos a este nivel de la pirámide. El resto de las puertas cercanas estaban todas cerrada a cal y canto, así que tuvimos que dar un rodeo hacia la puerta doble de la sala donde estaban las bocas hambrientas.

  - ¿Estábais encerrados? ¿No había salida
  - Bueno, encerrados llevabámos un tiempo, pero sí, por ahí no parecía que fuesemos a ningún sitio. Pero aún quedaba esa puerta por investigar

Al otro lado de la puerta doble, una sala llevaba a dos puertas más pequeñas, enfrente de la entrada. Tras discutir durante un rato  cual podría ser más segura, atravesamos una de ellas.Sin embargo, parecía que las dos llevaban a una sala donde tres estatuas de exquisita manufactura, dos orcos y un tifilin, estaban cubiertas por ropajes. No se por qué alguien querría cubrir unas estatuas con ropa, en lugar de tallarla. Quizás en aras de la verosimilitud, aunque el nivel de detalle era impresionante, no se notaban las marcas del cincel. Diría que sólo podían estar hechas por un artista enano, pero no había ninguna firma en la estatua y la composición era grotesca, sin ninguna cualidad artística, como cogidos de imprevisto.

En ese momento, oímos la respiración entrecortada de una gran criatura. Kanon se lanzó al combate y oímos un grito - ¡Ogro!-  Lilith se teleportó a su lado para golpearle, pero al momento oímos su voz - ¡Hay más!
Le seguí, curando a mis compañeros más perjudicados, mientras observo detrás de la eladrin una medusa. Con razón las estatuas eran tan detallistas, ya sabía yo que ningún artista capaz de ese detalle elegiría esos modelos tan horrendos.

Mientras nos debatíamos con el monstruo, notábamos como el efecto de la medusa nos ralentizaba una y otra vez. El ogro, furioso, se lanzó a por Ian derribando una de las estatuas. Con un escalofrío al ver caer en mil pedazos lo que algún día pudo ser un inocente  (tan inocente como pueda ser alguien atrapado en esta pirámide), terminé con la bestia y me dirigía a ayudar a Lilith, quien estaba enfrascada con la medusa.

 Poco a poco, fuimos desgastándola hasta que conseguí dar buena cuenta de ella con mi lanza de fe, mientras veía como Ian y Lilith se habían quedado congelados por su magia. Me giré para ayudarles, debatiéndome contra el hechizo ralentizadorde la medusa lentamente, mientras veía como su piel se tornaba gris como la piedra de las estatuas. Horrorizado, comprobé que no podía moverme del sitio y mis compañeros se convertían en piedra, en un presagio de lo que me iba a ocurrir a mi en unos instantes. Elevé una plegaria a mi dios, mientras pasaban por mi mente los rostros de mis ancestros. - Os he fallado- fue mi último pensamiento.

- ¿Y te convertiste en estatua?
- Ya ves... mis compañeros consiguieron revertir el hechizo, ¡lo que sin duda fue una lástima para el mundo del arte!
- ¿Y que se siente? ¿Como es ser una estatua?
- A ver, como te lo diría, ¡se siente lo mismo que siente una piedra! ¡ Y no es que tengan mucha vida interior!

Sin embargo, algo si que sentía. O quizás lo empecé a sentir un rato más tarde, no tenía forma de saberlo. Dolor. Mucho dolor en todas las fibras de mi cuerpo. A lo largo de varias horas, el dolor se fue extendiendo, mientras iba recuperando los sentidos. Unas horas después, fui capaz al fin de articular palabra, mientras el regusto metálico y nauseabundo de la sangre de la medusa inundaba mi boca.
- Oye, Earsel, ¿a esto es a lo que llamáis los grandotes resaca?


Earsel


Por la mañana Kanon cogió una ración de sus propias reservas para alimentar a una de las caras de la pared. Tomó dicha decisión tras arduas discusiones con Lilith, dado que la idea no le parecía razonable y no tenía ninguna intención de gastar ni un gramo de comida en lo que entendía que era un experimento inútil. Tras arrojar un trozo de su ración a la boca más cercana, esta cambió su expresión a una de absoluta complacencia… dentro de lo que es capaz de expresar un cara de piedra.
Recordé, al ver aquel cambio de talante en el relieve tallado, que cuando nuestros enemigos entraban en una de las enormes bocas, el resto de rostros reaccionaban intentando morder cualquier cosa que se encontrara a su alcance. Con este recuerdo en mente recomendé al semielfo que ofreciese un bocado al resto de las caras. No podía evitar la curiosidad que me despertaban estos seres de piedra y la relación que parecía existir entre todos ellos. Entre Kanon, Derkin y yo misma fuimos arrojando comida a todas y cada una de las bocas mientras Lilith nos observaba con evidente impaciencia.
Uno a uno, todos los rostros pétreos fueron mostrando sus expresiones complacidas hasta que Kanon llegó al último, que tras recibir su comida tornó a un mohín de puro asco. El semielfo, escarmentado por su experiencia anterior, ya se estaba alejando sin perder de vista el relieve cuando este, para gran sorpresa de todos, escupió un precioso arco.



Tras estudiarlo detenidamente pudimos determinar que se trataba de un arco flamígero, y no pude por menos que felicitar al semielfo por acercarse un poco al arte del fuego.
Mientras tanto, el resto ya habían examinado los cadáveres que habíamos dejado ayer y el enano decidió quedarse con una daga de hueso. 

Nuestro siguiente paso era decidir nuestro camino a seguir, problema que sumió a Kanon y Derkin en una discusión sin fin. Lilith decidió atajar la discusión preguntando a Vyrellis cuales eran nuestras opciones: Al oeste nos esperaba un dragón blanco, y al sur la influencia del Reino Lejano lo inundaba todo. Tras arduas discusiones decidimos finalmente seguir hacia el oeste. Kanon proponía intentar razonar con el dragón, argumento que yo apoyaba. Lilith de nuevo preguntó a Vyrellis que opinaba al respecto:
-“Todo dragón tiene su precio”-

Recorrimos infinidad de pasillos en los que, poco a poco, veíamos como desaparecía la influencia retorcida del Reino Lejano. Al final de un largo pasillo nos encontramos con unas escaleras que ascendían. De nuevo discutimos sobre lo que deberíamos hacer. Derkin opinaba que deberíamos destruir al dragón mientras Kanon seguía opinando que se podía dialogar. Yo apoyaba el argumento de Kanon movida por una enorme curiosidad de poder hablar con un ser de ingente sabiduría.
El enano finalmente accedió a mantener un diálogo con el dragón, no sin antes hacernos prometer que si conseguimos salir de la pirámide, y provocamos que todos los demás seres salgan también, iremos con él a terminar con todos aquellos que hayamos liberado y que supongan una amenaza para el mundo.
No pude evitar subir refunfuñando escaleras arriba:
-Todo es destruir… Los enanos siempre tenéis el mismo afán de destruirlo todo…-
-Cuando un dragón asole tus bosques, ya llamarás a la guardia- Derkin respondió sin tan siquiera mirar mientras seguía ascendiendo. Ardiendo de rabia no supe que responder:
-No pienso responderte a eso, enano-
Mi humor no mejoró cuando vi como Kanon le daba un codazo a Derkin y le susurraba algo al oído provocando una sonora carcajada por parte de este.

El final de la escalera estaba presidido por una colosal puerta con tres cerraduras. Se encontraba cerrada e infranqueable por lo que decidimos volver sobre nuestros pasos.
 Volvimos a atravesar pasillos y más pasillos. Pasillos que terminaban en otras puertas cerradas, o que de pronto se encontraban envueltos en podredumbre o pasillos que simplemente no terminaban en nada.  Recordé entonces que la pirámide se amoldaba a los seres que en ella habitaban. Quizás aquel pasillo comenzó a formarse en algún momento pero su creación nunca llegó a término.

Finalmente llegamos a unas puertas dobles al final de otro pasillo. Kanon se disponía a pegar la oreja pero se apartó rápidamente: -¡Está helada!. Un halo frío nos recibió en cuanto recibimos la puerta y pudimos ver un pasillo con varias puertas y el suelo totalmente cubierto de hielo.

Kanon intentó adentrarse sigilosamente pero en cuanto tocó el suelo helado patinó cayéndose al suelo sin remedio. Mientras Derkin arrastraba a Kanon a suelos menos resbaladizos oímos una voz que nos habló en élfico:
-       ¿Quién hay ahí?-
-       -Somos exploradores- respondió Kanon, también en élfico.
Tras unos instantes aparecieron unos seres con apariencia eladrin pero de aspecto siniestro y muy ojerosos.



 Oí como Derkin susurrar a Lilith: -No me gustan esos primos tuyos. Parecen crueles- Mientras, Kanon seguía su dialogo infructuoso:
-Si no tenéis una ofrenda para el dragón, largaos.- Dijo la única fémina del grupo.
-¿Cuál es el nombre del dragón?-
-Ninguno que te importe…-
-Somos gente pacífica-
El eladrin soltó una sonora carcajada que ofendió a Kanon
-¿De qué te ríes?-
-Si fueseis pacíficos no os mantendríais vivos aquí dentro-
-¿Podemos ver al dragón?-
-¿Tenéis una ofrenda?-
-¿Qué desea un dragón como ofrenda?-
-Tu arco no estaría mal.-
-NO-
-No hablas mal élfico… para ser un bastardo- una sonrisa maliciosa apareció en los labios del eladrin.
Kanon, en un evidente esfuerzo por contenerse, se giró y nos dijo: -Será mejor que habléis vosotras- Derkin preguntó en enano que ocurría y Lilith le hizo un resumen también en enano.
La portavoz del siniestro grupo pareció oír a Kanon y de nuevo habló con una sonrisa abiertamente cruel:
-       Además de bastardo eres un cobarde…-
Con las fosas nasales totalmente hinchadas el semielfo se volvió de nuevo hacia Derkin:
-Prepárate para la batalla-
-Ah, ¿si?- fue la única respuesta del enano que ya tenía su martillo a punto.
-Apartaos ahora mismo- Kanon estaba apuntando a la eladrin que le había ofendido pero no tuvo tiempo de disparar puesto que un rayo de hielo le pasó rozando el hombro.

Comenzaba así una nueva y caótica batalla. Mientras Kanon y yo disparábamos de lejos flechas, rayos y bolas de fuego, los demás intentaban acercarse a nuestros enemigos entre resbalones. La portavoz aparecía y desaparecía provocando aún mas ira en el semielfo. Otro profería injurias de un modo tan soez que conseguía desconcentrarme por momentos. Lilith pareció cansarse de tanto lenguaje grosero porque de pronto decidió lanzarse a por el arrastrándose por el hielo. Ian por su parte decidió finalmente hacer uso de su arco acertando de lleno a uno de nuestros enemigos y provocando tal orgullo en Kanon que se lanzó a darle un beso en el casco que nos dejó a todos atónitos.
Este lanzó una nueva flecha que se cayó sin remedio al suelo.
-       ¡Mierrrrrda! –
-       ¿Tan buena está la enemiga que no te puedes concentrar semielfo?- Derkin le miraba de soslayo con una sonrisa socarrona.
-       Mierda, mierda… ¡Mierda!
Pero las bromas pronto se acabaron cuando vimos como Lilith caía inconsciente. Derkin llegó a tiempo para recuperarla mientras los demás seguíamos luchando sin descanso. Kanon lanzaba flechas a diestro y siniestro, acompañadas de varias maldiciones muy poco dignas aún siendo en un lenguaje tan elegante como el élfico.
Una de tantas ventiscas de hielo que nos lanzaban finalmente me alcanzó dejándome totalmente cegada y tiritando de frío, por lo que decidí hacerme invisible. Con gran orgullo herido intenté retirarme poco a poco hacia atrás. Cuando por fin recuperé la visión ya había vuelto a ser visible y todos se encontraban a mi alrededor en el pasillo para evitar así el suelo helado.
Finalmente terminó la batalla tras un último estallido de mi esfera ígnea y pudimos tomarnos un apacible descanso en la sala de los espejos.

Cuando volvimos a la sala de hielo decidimos revisar primero la puerta de mitad del pasillo pero no podíamos ir de pié ya que la capa de hielo seguía cubriendo por completo el suelo. 



Les sugerí un modo para desplazarnos que había leído en una ocasión. Recordé que algunos habitantes de una zonas heladas, cuyo nombre no recuerdo, se desplazaban de aquel modo entre grandes bloques de hielo para no caerse al agua helada.
 Sin más dilación me senté en el suelo y comencé a avanzar arrastrando el trasero.  Cuando ya estaba a mitad de camino oí un sonoro bofetón así que me di la vuelta para descubrir que todos menos Derkin seguían en el umbral.
-¡Vamos! ¿A que esperáis?- Ian fue el primero en sentarse mientras se pasaba la mano en la nuca con una mueca de dolor. Lilith le miraba muy quieta y con una mirada que daba miedo. Kanon sin embargo estaba como absorto con una cara de bobo.
Les apremié de nuevo y seguí mi camino sin entender nada.

Revisamos una a una las habitaciones del pasillo pero sólo encontramos camastros en dos de ellas y otra con varios cubos de hielo. También encontramos varios ropajes que Lilith se guardó incluso después de mostrarle que no eran de su talla.

Cuando nos disponíamos a seguir Kanon sugirió que yo fuese delante por el pasillo helado. Lo decía muy serio pero su ceja derecha no dejaba de moverse de forma extraña. Entonces me di cuenta de lo que había pasado. Pretendía que yo fuese delante para mirar como arrastraba el trasero. Enojada le solté una bofetada con la mano etérea y conteniéndome para no soltar otra mas le dije entre dientes: Vas-tu-primero… eres-el-explorador-.

Finalmente llegamos hasta otras puertas de hielo y tras abrirlas pudimos ver una gran sala con un lago con extensiones de hielo, y un frío invadía la estancia hasta el punto de hacer que nuestro aliento escapase de nuestra boca en grandes volutas blancas.
En el centro había otro lago y tras este un gran dragón blanco cuya aguda mirada nos analizaba intensamente.



En la esquina contraria a nosotros una montaña de oro se elevaba bastante arriba, y en lo más alto brillaba una enorme amatista.
-¡Ahí está la amatista! ¡LA QUIERO! ¡LA QUIERO!- Vyrellis se mostraba muy alterada y ni siquiera Lilith pudo calmarla.
El resto nos acercamos un poco e intentamos comenzar un dialogo con aquel majestuoso ser, no sin antes ofrecerle el antiguo arco de Kanon y mi antigua vara como ofrendas.
Lilith fue la primera en hablar pero no pude atender al dialogo porque toda mi atención se centraba en aquel momento en Derkin, que se encontraba gruñendo detrás de mi.
-       Por favor Derkin… mantén la calma… por favor… por todos los dioses, procura mantener la calma…-
Lilith seguía su dialogo con el dragón ofreciéndole las piedras preciosas y el oro que aún seguía en nuestro poder y mostrando su interés en la amatista que coronaba la montaña de oro.
- ¿Hummm? ¿Esta gema?- el dragón jugueteaba ya con la gema entre sus manos
- No soy buena tasadora de gemas… ¿qué valor le das?- Lilith se mostraba más tensa que la cuerda de un arco.
- Hummm… veamos… vuestro servicio como guardianes una década… Una tasa mínima de cualquier ser que pase por aquí… ¡Ah bueno! Y esas minucias que has nombrado hace un momento…-
Kanon detrás de mi comenzaba a prepararse también mientras crujía su cuello.
Viendo que aquel diálogo estaba a punto de terminar dada la hostilidad que aumentaba a mi alrededor decidí hacerme invisible aprovechando que el dragón se encontraba entretenido en un supuesto pacto con Lilith.
Yo seguía pendiente de Derkin y también de Kanon…
-Por favor…- les susurraba una y otra vez. –Aléjate- me respondió el enano entre dientes.
-¡Que manipulables sois! Esto es una baratija, no necesito tanto… Además ¿Para que quiero los servicios de unos aventureros?¿Que habéis hecho?¿Eliminar a mis pobres guardianes?
-Si- respondió Lilith, aún más tensa.
-Entiendo… Tal vez deberíais pagar por ello. Pese a todo no hacían hecho un mal servicio… me traían comida de vez en cuando. El caso es que no suelo tener hambre… pero nunca viene mal comer un poco de…carne fresca-
-¿Y en cuanto dices que valoras tu vida?- gritó Derkin de pronto mientras lanzaba uno de sus ataques. Kanon también tenía una flecha ya cargada en su arco. La situación finalmente se había precipitado en una batalla pese a los esfuerzos por parte de Lilith y por la mía…
Al ver la situación, la eladrin también decidió volverse invisible.
Todos lanzamos nuestros ataques a aquel magnífico ser, que lanzó un rugido aterrador. Helada y aterrada hice acopio de toda mi fuerza de voluntad para seguir adelante. Uno tras otro lanzábamos ataques al dragón sin descanso mientras este volaba de un lado a otro de la estancia rugiendo y lanzando alientos helados por sus fauces. A punto estuvimos de caer en varias ocasiones pero Derkin iba de allá para acá curándonos a todos.
Tras uno de sus helados ataques caí. Volví a despertar solo para comprobar horrorizada que el dragón se encontraba prácticamente encima de mi pero todos acudieron en mi auxilio. Les grité que no le permitieran moverse, ya que si se acercaba al lago se regeneraría de nuevo… ya lo había hecho varias veces hasta que me percaté de lo que estaba haciendo al meterse en el lago.

De pronto vi como Derkin subía la montaña de oro y comenzaba a tirar monedas al aire y provocar al dragón:
-¡EH! ¡TU! ¡LAGARTIJA! ¡MENUDO MONTÓN DE MIERDA TIENES COMO TESORO! ¡HE VISTO POBRES BAJO LAS MONTAÑAS CON MAS MONEDAS QUE TU!-
Me quedé tan estupefacta ante lo que Derkin acababa de hacer que fallé todos mis ataques pero el dragón obviamente salió disparado hacia su tesoro, visiblemente furioso ante las provocaciones del enano. Lanzó de nuevo un aliento helado que terminó con Derkin inconsciente e Ian malherido. Una lluvia de nuestros ataques cayó sobre el dragón pero aún no cayó y atacó a Ian dejándolo inconsciente a garrotazos.
Tras dejar a Ian al borde de la muerte el dragón de nuevo se volvió hacia mi… utilicé mi ola de fuego… pero no fue suficiente y lo último que vi fue una garra del dragón desgarrándome la piel del pecho antes de caer al suelo. Después de eso ya no hubo más dolor…

Lilith


Me encontraba exhausta, pero al ver al enorme dragón aterrizar frente a mí, logré reunir fuerzas para cargar contra él una vez más. La terrible bestia cayó con un gran estruendo al suelo helado que hacía mucho que había dejado de ser de un blanco impoluto entre sus últimos rugidos y maldiciones. 

Aún no había acabado; guardé mi espada, me subí a horcajadas a su cuerpo inerte y empecé entonces a forcejear para tratar de sacar de entre sus dedos agarrotados la amatista que Vyrellis me apremiaba para que consiguiera. 




Estaba ocupada con esto cuando escuché al otro lado del estanque la voz de Earsel con un tono y una forma de arrastrar las consonantes que me resultaban familiares, parecidos a cuando empezó a hablar de Gendar tras varias bebidas en el Salón de las Siete Columnas.


- ¡Derkin, colega, eres un enano majísimo!


Parpadeé confusa durante un instante antes de seguir avanzando en mi tarea de liberar la gema cuando oí de nuevo a la elfa, que claramente estaba cada vez más animada y risueña:

- ¿Y qué tal con Lilith? Cuida de ella, ¿eh? Que es más maja...

Ya tenía la amatista, pero en ese punto la curiosidad hacía que casi me hubiera dejado de importar. Bajé al suelo y levanté la vista sin creerme del todo lo que estaba oyendo para corroborar que se estaba dirigiendo a Ian con un tono de voz demasiado alto... y familiar. La sostenían entre Derkin y él mismo, pero ella centraba sus atenciones y carantoñas en quien más me incomodaba que lo hiciera.

- Y lo otro... ¿qué tal? Seguro que bien, que lo sé yo - le guiñó un ojo mientras le daba toques en el peto de la armadura con el índice. El semielfo y el enano reían a carcajadas - Oye, pequeñajo, escucha, ¿y estáis tomando precauciones? Porque sois muy jóvenes...

Para entonces había dejado de sentir frío, es más, entre el recelo y la vergüenza seguramente habría podido derretir alguno de los bloques de hielo si me los hubieran acercado a la cara. Miré a Ian ya que me sentía incapaz de sostener la mirada a los demás ante aquella situación. No parecía estar pasándolo mucho mejor que yo. Earsel seguía a lo suyo:

- Y tú, semielfo salido, deja de mirarme el culo.
- No lo hago siempre, otras veces te miro el escote - estaba segura de que decía la verdad pese al arqueo de su ceja.

La maga reaccionó intentando darle una bofetada a Kanon, pero tal y como iba no fue capaz y el destinatario acabó siendo el pobre Ian, cuyos reflejos no se encontraban en su mejor momento. Acto seguido, se quedó dormida de pie sobre su hombro. El espectáculo era impagable.

- Desde luego, Earsel, eres mucho más divertida borracha - rió Kanon instantes antes de que perdiera la consciencia - Derkin, ¿la has curado con lo que creo?

Los recién descubiertos antiguos camaradas reían ruidosamente mientras hablaban de las cualidades medicinales del aguardiente enano e íbamos saliendo hacia las habitaciones más cercanas. Teníamos que reponernos, esta batalla había supuesto mucho desgaste físico y mental para todos. Y yo necesitaba cierta intimidad.

Al llegar a la zona donde debían de alojarse los eladrines que protegían al dragón, Derkin propuso alegremente que juntáramos varias camas en torno a una mesa a la que prenderíamos fuego para entrar en calor. La idea de no aprovechar el único cuarto con una cama de verdad que habíamos encontrado en toda la pirámide no entraba en mis planes, por lo que no pude reprimir girarme hacia el enano de manera cortante:

- Yo tengo unos asuntos pendientes.

Se quedó mirándome en silencio con los ojos muy abiertos y la cara más roja de incredulidad que le había visto hasta entonces.

- No te preocupes, Derkin, la llama está viva en esa habitación, seguro que allí estos dos no pasan frío - el semielfo se reía en solitario mientras palmeaba el hombro del clérigo. Al decir esto se debió de dar cuenta de sus propias necesidades y del tiempo que hacía que nadie calentaba su lecho, porque aprovechó un breve momento de consciencia de Earsel para pedirle socarronamente utilizar la mano de mago y así acallar sus propios ardores.

- ¡La mano de mago está ocupada! - dijo la elfa gesticulando de forma extravagante. Después cayó dormida de nuevo, esta vez sobre el hombro de Kanon.

Mientras los antiguos compañeros seguían con sus chanzas, Ian dejó a Earsel a su cargo. Se volvió hacia mí mirándome como si fuera capaz de derretir el hielo que nos rodeaba, me tomó de la mano sin mediar palabra y me dirigió a la habitación de las cortinas heladas, que retiró con la mano desnuda sin mostrar signos del dolor que había notado Kanon al hacer lo mismo. En ese momento a mí tampoco me importaban las heridas recibidas.

Llevábamos dentro apenas unos minutos cuando oímos a Derkin llamarnos desde fuera pidiendo la bolsa de contención porque decía necesitar algo de ella para hacer un fuego.

- ¡Ocupados! - fue lo único que acerté a decir. Y lo estábamos.