viernes, 23 de septiembre de 2011

Comenzamos a bajar las escaleras de la puerta secreta comentando la extraña puntería de Kanon el Fidedigno, ya que en la mayoría de las ocasiones perdía muchas flechas pero cuando acertaba era capaz de verdaderas proezas salvajes (todavía me asaltan en mi mente las imágenes del último enemigo abatido por el semielfo).
Con la intención de planear nuestros próximos movimientos decidimos consultar los registros que Andrew había hecho sobre las salas ya visitadas, pero nos encontramos ante un verdadero misterio de dibujos de diferentes tamaños que no correspondían a la realidad…¡Estábamos desorientados!
-¿Qué mierda de mapa es este?- le espeta Kannon a Andrew. El sacerdote se limitó a encogerse de hombros con una expresión de: “He hecho lo que he podido”, así que Lilith decidió que a partir de entonces tomaría ella los registros para confeccionar nuestro mapa. Una vez solucionado este percance pareció quedarse muy contenta ya que comenzó a canturrear una melodía desconocida para mi (algo así como “eeeelaaadrines saltarines…)

Según avanzábamos en nuestro descenso notamos como los escalones y todo lo que nos rodeaba comenzaba a tener un aspecto más rudimentario… en aquella zona parecía que se habían centrado más en excavar y menos en construir.  Yo bajaba aquellos escalones al final del grupo ajena a todo lo que pasaba ,ya que mi mente se encontraba ocupada añorando a Flufy. Tras intentar por todos mis medios que se quedara con nosotros no fue posible y finalmente desapareció dejándome con una sensación de angustia. Sin Flufy mis poderes mermaban bastante y por tanto mi aportación al grupo también.  (Ahora pienso que es extraño que, pese a no tener ningún rasgo facial ni realmente ser nada más que una bola de fuego, le tuviésemos tanto apego. Supongo que el hecho de que mataba enemigos sin apenas esfuerzo tuviese algo que ver también)
Dado que yo iba con mis fustigaciones mentales no me percaté (al contrario que el resto del grupo) de unas voces goblins que sonaban a lo lejos. Tras recibir el correspondiente capón que me devolvió a aquel lugar, Andrew nos fue traduciendo la conversación que mantenían los lejanos goblins. Se quejaban de que aún no habían encontrado ningún tesoro.
Decidimos avanzar por un pasillo, hasta llegar a una sala con varias excavaciones en el suelo, las partes altas se unían unas a otras con tablones. Había varios individuos diseminados y  tras un vistazo conté a 3 goblins con ballesta y dos kobolds. 


¡Tocaba luchar de nuevo¡

Como buena Señorita de la Guerra, Lilith se lanzó al ataque sin contemplaciones, no sin antes sufrir una serie de chascarrillos que no entraré a valorar (Andrew dijo algo sobre cota de “maullas” ¬¬  y Lilith dijo algo de que peor seria de incas, de los que cogen una lanza y hacen ¡ÑA! 0_0)

Kanon sugirió que podíamos saltar de un saliente a otro de la sala.
-¡SOMOS HÉROES!- Exclamó -¡PODEMOS HACERLO!- Fue respondido por todos con una silenciosa mirada asesina que no le dejó dudas sobre nuestra opinión.

La valiente eladrin  había salido corriendo y bajó una rampa hacia la parte baja de la excavación pero los enemigos subieron a las partes mas altas antes sin darle la oportunidad de ejecutar ningún ataque. Kanon fijó entonces su atención en uno de los goblins (mágicamente le apareció a dicho goblin un tutú con la misma función que el cinturón de la vergüenza. Este grupo no dejaba de sorprenderme nunca). Pero fiel a sí mismo Kanon falló el tiro de tal modo que se quedó con la flecha en la mano y el arco a sus pies.
Todos nos adelantamos para atacar. Intenté quemar al ridículo goblin del tutú pero Kanon me había contagiado su mala suerte y tan solo conseguí generar una pequeña explosión que no dañó a nadie.
Los kobolds también suben y uno de ellos intentó morder a Lilith sin éxito.  Vi con terror como los goblins cargaban sus ballestas y me disparaban, causándome una dolorosa herida en el brazo.  Kanon, mientras tanto, seguía un tanto liado entre su arco y su carcaj tras un intento fallido de disparo hacia los kobolds. Andrew sin embargo si consigue dañar a uno de estos grimosos seres aunque sólo un poco. Igualmente su ingenio atacó de nuevo soltando un nuevo comentario al respecto de su ataque, calificándolo de “desfeinado” por lo poco dañino. El resto del grupo lucimos expresiones congeladas en la cara ante semejante observación.
El combate seguía adelante.  Realicé un nuevo intento con uno de mis proyectiles, pero tan solo logré unas tristes chispas… la tensión parecía hacer mella en mi pericia. Concentrada en invocar un nuevo ataque no me percaté de cómo mis compañeros (aunque poco honor hicieron a tal adjetivo en aquel momento) se alejan de nuevo hacia la entrada con una expresión en el rostro bastante familiar:







Horrorizada me percaté de que estaba sola y al alcance de todos nuestros enemigos, (una serie de improperios atravesó mi mente). Los tres goblins cargaron de nuevo sus ballestas y me dispararon antes de que pudiese hacer nada, dejándome bastante maltrecha. Intenté hacer acopio de mis pocas fuerzas y puse tierra de por medio antes de darles tiempo a recargar otra vez las ballestas. Una vez resguardada lancé un nuevo ataque de fuego a un kobold que lo dejó bastante tostado, hasta tal punto que Andrew comenzó a husmear el aire preguntando
-¿No os huele a pollo?-
Mientras los kobolds habían flanqueado a la eladrin pero su trikini de malla la protegía de las dendelladas. Kanon en su proceder habitual lanzó una flecha que remató al kobold requemado y el sacerdote envió una lanza de fe con la mayor energía que se podía ejercer en dicho ataque. Yo también lancé un nuevo proyectil mágico. Todos estos ataques dejaron al kobold restante bastante mal parado. Pero aun tenía energías como para atreverse de nuevo con Lilith pero su trikini, aunque escaso de superficie es profuso en protección y mi compañera no sufrió daño alguno. El penoso ser no tuvo tanta suerte ya que la respuesta fue contundente dejándolo en las últimas.
Los goblins se acercaban disparando y consiguieron romper las defensas de Lilith y dejándola herida, pero Andrew consiguió curar sus heridas antes de que el daño creciese.
Yo por mi parte seguía en mis fallidos intentos pero mis heridas y la mala suerte contagiosa de Kanon no me daban tregua y todos mis lanzamientos se quedaban en ridículos “puf”.  Si Flufy estuviese allí, todo habría sido mucho mas fácil. 
Los ataques proseguían sin descanso cuando vimos aparecer a Astaroth corriendo dispuesto para el ataque, pero a medio camino su tez roja se volvió de un todo verdoso y  volvió a salir corriendo por donde había venido.
Tras varios ataques Lilith se quedó de nuevo muy malherida y Kanon intentó frenar los ataques con sus flechas pero de nuevo las envió a la pared. Decidí concentrar mi atención en el kobold para terminar de una vez con el y conseguí dejarle renqueante pero no fue suficiente ya que de nuevo la tomó con la pobre eladrin aunque sin resultados y esta logró rematar de una vez por todas a tal incordio.
La alegría fue corta ya que vimos con horror como varias flechas se clavaban en su cuerpo, y haciendo exhibición de un gran sentido teatral se llevó el dorso de una mano a la frente y dijo -¡Me muero!- mientras caía al suelo para quedarse inconsciente.  Todavía no habíamos llegado al culmen de nuestro sobrecogimiento porque, mientras veíamos con consternación como caía nuestra señora de la guerra oímos al gran y magnánimo Vozenoff responder a Lilith:
- NO SEAS QUEJICA. NO TE HAS MUERTO NINGUNA VEZ-
Kanon volvió a lanzar otra flecha pero esta tuvo el mismo destino que las anteriores… la fría y dura pared.
De nuevo Andrew demostró su dominio de las artes curativas y nos devolvió a Lilith y mientras tanto yo seguía con mis frustrados intentos de ataque.  Oímos con inquietud una risa entre las paredes de la cueva que pertenecía sin duda al gran Vozenoff… se nos quedaron los pelos de punta…
Astaroth reapareció de nuevo pero no parecía haber mejorado porque otra vez salió haciendo un sonido parecido a “uyuyuyuyuyuyuyuyuy”
Una nueva flecha lanzada por el desafortunado arco del semielfo dejó un agujero en la capa de Lilith antes de hacerse añicos contra una pared... el trikini de la eladrin era asombroso en cuanto a protección, pero a veces podía ser un foco de distracción para el sector masculino del grupo. La lucha no cesaba.
De pronto el tiflin apareció de nuevo como renovado y pasándonos a todos se situó detrás de uno de los goblins y Kanon en ese momento le gritó - ¡Eh! ¿Tú no estabas cagando?. El tiflin prefirió atacar en lugar de responder al indiscreto semielfo y lanzó un florero artero que dejó muy dañado al goblin.  Tras varios golpes mas ocurrió algo asombroso: Kanon, que no había acertado casi ningún tiro en toda la reyerta se situó en medio de una de las tablas que comunicaban los salientes con bastante destreza y disparó a un goblin con tal fuerza que lo lanzó más allá del borde donde este último se encontraba con una flecha ensartada en el corazón.  No salíamos de nuestro asombro con el semielfo. Definitivamente deberíamos cambiarle el apodo de Kanon, “el fidedigno” por el de Kanon, “el sorprendente rematador”.  Para contrarrestar la hazaña de nuestro rematador Andrew también se decidió por situarse en otro tablón pero su edad le pasó factura. Vimos como se cayó del tablón sin remedio… aunque hay que decir que luego se subió de nuevo a un saliente cercano con bastante celeridad. Mientras tanto el trikini de Lilith seguía interponiéndose entre los ataques enemigos y ella, y el tiflin nos sorprendía moviéndose con una agilidad increíble por el tablón (varias volteretas dobles en el aire con un triple tirabuzón) para lanzarnos finalmente una mirada de superioridad que claramente respondía a los comentarios jocosos que antes hicimos en referencia a su diarrea explosiva.
Lilith le invitó entonces a bailar el chotis de las mazmorras y así atacaron con más fuerza a nuestros enemigos)
Mientras tanto Andrew utilizó su impresionante poder microondas para terminar con la vida del kobold del tutú de la vergüenza.  La lastimosa bestia se asó hasta explotar manchándonos a todos los que estábamos alrededor.
Mientras intentábamos sacudirnos los trozos todos comenzaron a divagar sobre mi gremio y el magnánimo “Vozenoff” sentenció que los magos somos como estudiantes de bachiller porque nuestra mente es semejante a una jarra… (solo el magnánimo sabrá que pretendía decir con eso)
Decidida a no seguir oyendo tales comentarios me lancé cuesta abajo pero tropecé, cayendo sin remedio hasta el suelo boca abajo comiéndome toda la tierra en el camino.  No quería hacerlo pero finalmente levanté la cabeza ara ver como todos me miraban con cara de dolor como diciendo “uffffff”.  Cuando me levanté me revisé la dentadura pero por suerte no estaba mellada.  Con el orgullo herido decidí esconderme. Mientras tanto un goblin disparó desde abajo a Astaroth dejándolo bastante dañado.
Entre todos comentaron la posibilidad de que Kanon le cortase la virilidad a los enemigos y lo lanzase a otros enemigos. Si el disparo salía perfecto sería que el enemigo tenía la boca abierta y si se moría con ese ataque sería de asfixia.  Yo estaba preparando un ataque y semejante disparate consiguió desconcentrarme y no salió más que un poco de humo de mis manos.
Se sucedían los ataques y veo como Kanon imita a Astaroth atravesando un tablón a base de piruetas terminando con un sonoro ¡HEY!.
Yo ataqué también con el grito de guerra ¡ÑA! Pero de nuevo me faltó concentración y fallé.  Astaroth, sin embargo, si consiguió acertar a su enemigo dejándolo algo lesionado y acto seguido bajó la cuesta ágilmente. (la envidia asomó discretamente en mi interior).
 El chotis de Lilith resonó de nuevo en la caverna y esta propinó un nuevo y bestial golpe al goblin más cercano. Entonces el semielfo “rematador” atacó de nuevo dejando un canal abierto en mitad de la garganta de un goblin que se desplomó en el suelo con cara de desconcierto.
Todos nuestros enemigos habían caído por lo que revisamos toda la excavación encontrando tan sólo 21 monedas de oro y un objeto que había sido descartado por los goblins. Parecía ser un símbolo sagrado con la imagen de un dragón. Se trataba Bahamut, dios de los dragones metálicos. Dragones benefactores. Estaba claro que este símbolo sagrado era perfecto para Andrew en cuyos ojos brillaba un lagrimilla de emoción.  Por fin encontraba algo para el y además supimos que aumentaba sus poderes.
Tras arduas decisiones decidimos bajar por unas rudimentarias escaleras hasta llegar a otra sala que más bien parecía una cueva con gran cantidad de estalactitas y estalagmitas, muchas y muy juntas.  



Lilith en su buen papel de señorita de la guerra se preguntó si nos daría cobertura. 
En cuanto aplicamos luz a la oscuridad que se abría delante de nosotros pudimos ver un montón de ratas de extraña forma. Todos nos dispusimos para la batalla menos Andrew, que embelesado con su nueva adquisición ni se dio cuenta de la amenaza que nos rodeaba.  (Este humano nunca ha sido muy rápido percibiendo amenazas…)
Kanon fue el primero en actuar, ensartando una rata desde el hocico hasta el rabo, seguido de mi proyectil mágico que terminó con otra.  ¡Fue un buen comienzo! Liquidamos alguna más pero de pronto algunas de las ratas desaparecieron delante de nuestras narices.
Por fin conseguimos que Andrew saliese de su ensimismamiento y al momento detectó una rata entre un grupo estalagmitas. Rápidamente me acerqué para cerciorarme y descubrí que no estaba sola ya que eran dos enormes ratas. Antes de que estas reaccionaran decidí hacerlas arder hasta la muerte mientras Kanon también acabó con otra mas. Astaroth pensaba en innovar en sus métodos de lucha pero la voz del grande y magnánimo “Vozenoff” resonó entre las paredes diciéndole  -Nooooo eeeess bueeeeenaaaaa iiiiiideeeeeaaaaa”-. El “discrepador” decidió entonces contradecir a su apodo y obedeció al “Vozenoff”  (cuyo símbolo son dos criaturas exóticas llamadas hurones entrelazadas formando un círculo de dos colores)
Kannon comenzó a gruñirnos algo sobre una masa informe parecida a un gran moco¿? 


Comencé mi acercamiento hacia Lilith y Astaroth intentando por el camino freír a una rata que se estaba presentando particularmente resistente a nuestros ataques, realmente más por mala suerte nuestra que por su fortaleza. Suerte que volvió a sonreír a la maldita alimaña.
De pronto la masa informe y dos ratas aparecieron por detrás de Kannon rodeándolo y atacaron al sorprendido semielfo. Andrew intento ayudarle sin éxito y aunque consiguieron herirle, Kannon consiguió escapar. Ya junto a Andrew iniciaron un ataque conjunto contra las ratas mientras yo atacaba de nuevo a la afortunada rata que siguió fiel a su condición una vez más aunque finalmente cayó en manos de Lilith.
Los ataques se sucedían entre chillidos de ratas y alaridos de guerra, mientras la masa informe se acercaba hacia nosotros inexorablemente. Kannon le lanzó una certera flecha con una fiereza y potencia increíble, abriéndole surco en nuestro enemigo de tal tamaño ,que el moco consiguió cerrar lentamente y con notable esfuerzo.
Todos nosotros conseguimos reagruparnos, lanzando varios ataques que dan en el blanco pero no fueron suficientes para evitar que este alcanzase al sacerdote dejándolo inconsciente. Por poco nos quedamos sin nuestro curandero.
Ver a mi compañero inconsciente en el suelo me encolerizó de tal modo que, al grito de –VOY A FREÍR A ESA MIERDA-, le lancé una explosión abrasadora que dejó al gran moco un tanto tostado… pero para variar no fue suficiente. El terror de Lilith parecía paralizarla y sus ataques se quedaban en intentos pero la simple visión de nuestra señorita de la guerra en tal estado nos daba más ímpetu contra nuestro enemigo.
Andrew había vuelto al mundo de la consciencia pero le duró poco, ya que un nuevo ataque del cieno informe dejó de nuevo al sacerdote en el suelo y a nosotros sin respiración. Aliviados nos percatamos de que pese a todo su vida no corría peligro. Desde luego su fortaleza estaba al mismo nivel que su carácter, este vejestorio era duro de pelar.  Mas ataques que conseguían  dar en el blanco debilitando mas al monstruo que súbitamente se dividió en dos partes
Ante tal visión, se elevaron de nuestras bocas innumerables maldiciones que resonaron en la caverna pero no cejamos en nuestro empeño de acabar con semejante bestia. De nuevo le chamusqué un poco y Astaroth también tuvo éxito en su ataque. Lilith mientras tanto no había malgastado el tiempo y volvíamos a tener a Andrew con nosotros.
En medio de la lucha más ratas aparecieron mordiendo nuestros pies y distrayéndonos de lo importante pero Kanon terminó con ellas e incluso se planteó la posibilidad de utilizarlas como ingrediente de algún plato de su tierra llamado ¿hamburguesa?. En ese momento pensé que si conseguíamos salir de esta aventura enteros no iría al hogar del semielfo a comer ni por todos los tesoros del mundo…
Más ataques y más chotis de la mazmorra sonando a nuestro alrededor. Un nuevo ataque de la criatura (debilitada desde luego después de visionar el chotis) alcanza a Astaroth, que (con una pequeña mueca a medio camino entre dolor y determinación) soltó varios improperios terminando con una gran frase –¡NO PASA NADA! ¡HE CAGADO COSAS PEORES QUE TU!-. Reforzado por su estado de cólera consiguió terminar con una de las criaturas. Tras lo cual se dedicó en cuerpo y alma a la masa restante ayudado por la eladrin que a momentos flaqueaba pero que estuvo en la batalla hasta el final. El tiflin que estaba fuera de sí, consiguió encadenar varios ataques seguidos y todos ellos alcanzaron su objetivo.
Decidí lanzar un ataque a la desesperada… y siempre recordaré como de mis manos salió tal energía de fuerza 20 que terminó con la réplica de moco de un modo bastante espectacular. Tras recuperar el aliento recopilamos información sobre semejante enemigo llamado Cieno y descubrimos (algunos más que otros) que lanzaba una especie de ácido nauseabundo en sus ataques que fué lo que casi nos deja sin nuestro huraño sacerdote. Fue tan difícil escapar porque este tipo de bestias son sensibles a las vibraciones en el suelo.
Una vez recuperadas mínimamente las fuerzas exploramos lo suficiente como para encontrar una puerta secreta tras la cual se escondía un lastimero personajillo con una porra.
-¡Yuju!¡Un bardo!- exclamó Andrew. –Errrr…. No… no es un arpa… es otra cosa…- respondimos los demás.
-¿Tu-hablar-común?- El goblin respondió al sacerdote únicamente con una intensa expresión de odio en la cara. A continuación siguió un sesudo interrogatorio:
-¿Eres bardo?-
-¿Quién pregunta?
-¿Eres o no?-
-¿Quién pregunta?
-¿Que queréis?¿que buscáis?
-Oro…-
-No me fío-
El goblin parecía egoísta y usurero pero parecía decirnos la verdad.
-¿Dónde esta Kararel?-
-Abajo…-
Se negó rotundamente cuando le indicamos que nos guiara hasta Kararel
-No pienso bajar…Hay… horrores… muertos
-¿Caminan esos muertos?- inquirió Andrew con tono nervioso…
-Oh si…- Un sonido parecido al de un gato cabreado salió del sacerdote al oír la respuesta del goblin.

En nuestra exploración también encontramos unas figuras llamadas Cruciks que el cieno mantenía a raya.

Para poder decidir nuestro siguiente paso seguimos interrogando al goblin. Nos informó que en el nivel donde nos encontrábamos había unas criaturas parecidas a cucarachas gigantes con dardos envenenados y también muertos (que Kanon llamaba algo así como zombies) cuya sola mención hacía enfurecer a Andrew. Lanzamos preguntas y más preguntas que el asqueroso goblin ignoraba, y lo único que  conseguimos sonsacarle fue que había sido contratado por un agente de Kararel para guardar la puerta de intrusos. Una vez quedó claro que no conseguiríamos más información comenzamos a discutir entre nosotros quien se encargaría de matar al goblin, pero viendo lo que le esperaba decidió tomarnos la delantera y se desangró tras morderse la lengua.
Requisamos sus monedas y un arco que por momentos parecía lanzar pequeños destellos que obviamente fue para Kannon. Andrew bromeó indicando que debería tener cuidado con tanto brillo, ya que estaba cerca de parecerse a una luciérnaga bailarina. Kannon, absorto en el brillo de su nuevo arco y con un hilo de baba deslizándose desde la comisura de su boca, sólo acertó a responder un seco “calla”. Tras conseguir apartar su mirada decidió “deleitarnos” con un baile llamado “la-danza-semielfica-del-arco+1” Espero que algún día pueda borrar de mi memoria semejante espectáculo de luz y mallas en movimiento…
Emocionado y agradecido el semielfo lanzó una plegaria de agradecimiento a la gran magnánima, excelentísima y magnífica deidad “la-voz-en-off”, tras lo cual decidimos seguir con nuestra aventura…