viernes, 10 de septiembre de 2010
Desde un principio supimos que teníamos que ir en su busca, saber qué había sido de él. Douven Staul significaba mucho para cada uno de nosotros, de diferente manera, y no podía simplemente caer en el olvido como tantos otros. Al faltar él, de alguna manera los cuatro nos sentimos algo huérfanos, y quizás eso fue el germen para emprender nuestro viaje de exploración sin que supiéramos lo que nos iba a deparar y cómo nos acabaría afectando todo aquello con el tiempo.

Myth Drannor mapEra nuestra primera jornada de viaje como grupo y decidimos tomar un descanso en una pequeña posada cercana a Luna Alta. Hasta entonces, era la vez que más me estaba alejando de Myth Drannor, y creo que puedo decir con seguridad que, de los cuatro integrantes del grupo, era quien menos sabía del mundo fuera de las murallas de una ciudad. Puede que esa fuera la razón por la que no supe reaccionar a tiempo cuando la tensión llegó a su punto álgido...

No lo vimos venir. No parecía haber nada raro en el lugar, unas cuantas mesas con viajeros sentados alrededor, comiendo y bebiendo, y la posadera que iba y venía entre ellas, recogiendo las escudillas y vasos de quienes marchaban, y las monedas que dejaban en pago. Sin embargo, en un momento dado, una tensión inesperada nubló el ambiente del local cuando siete humanos entraron con paso firme, apostándose cuatro de ellos en las salidas, dos hombres en cada puerta, flanqueándolas e impidiendo así la huida por parte de cualquiera de los viajeros, incluidos nosotros mismos. En ese momento toda la actividad cesó, y la atención de cuantos allí nos encontrábamos se centró en las dos mujeres y el hombre restantes, que para entonces habían llegado a la altura de un hombre menudo, vestido con una sencilla túnica, que se encotraba sentado contra una de las paredes del local.

De repente, los tres recién llegados empezaron a mostrarse extremadamente hostiles con aquel hombre, hasta el punto que vimos claro que teníamos que intervenir si no queríamos que sufriera daños. Astaroth alzó la voz para increparlos, y fue en ese momento cuando todo se precipitó. Tanto los hombres apostados en las puertas como quienes habían amenazado al hombre se giraron hacia nosotros, y tuvimos que defendernos. Era la primera vez que utilizaba mi espada desde que salimos de Myth Drannor, pero pude mantener la concentración en el combate cuando nos empezaron a rodear. De hecho, en mayor o menor medida todos logramos hacerlo durante la reyerta, salvo Kanon, que parecía estar más acostumbrado al combate en exterior y no tuvo mucha puntería con sus flechas. Todo sucedió relativamente rápido y, a excepción de una de las humanas (que escapó), logramos abatir a todos nuestros atacantes.

Tras la confrontación, se notó que todos los que se Chaunteaencontraban en la posada comenzaron a respirar tranquilos de nuevo, y nosotros aprovechamos para socorrer al hombre que había sido atacado, al que aún notamos nervioso. Nos agradeció la ayuda prestada y se identificó con el nombre de Gevarn, proveniente de Refugio Invernal, y nos dijo que allí rendía culto a Chauntea, en la hermandad encabezada por la Hermana Linora. Sospechaba que sus atacantes habían sido contratados por cultistas de Shar (al parecer, había asentamientos de estos cultistas por la zona), pero no nos supo o quiso decir la razón por la que querían atacarlo. Se dirigía de vuelta a Refugio Invernal, que estaba a poco menos de dos jornadas de camino desde donde nos encontrábamos, y no parecía buscar problemas.

Sin embargo, mientras estábamos hablando con él, algo nos llamó la atención: ¡Gevarn había tenido la oportunidad de ver a Douven cuando estuvo por la zona! De hecho, todo indicaba que en el propio pueblo de Refugio Invernal podríamos recabar más información, así que nos decidimos a acompañarlo hasta allí. Gevarn se mostró aliviado de no tener que hacer el camino solo, pues según parece en ocasiones había habido ataques en las rutas que llevaban hasta el pueblo.

Dado lo aparatoso de la refriega en la posada y que ya estaba empezando a anochecer, decidimos pasar una última noche bajo techo antes de salir. Los dueños de la posada nos expresaron su gratitud por haberles librado de aquellas personas permitiéndonos utilizar las habitaciones una noche más por cuenta de la casa. Seguramente más tarde echaríamos de menos el poder reposar tranquilamente y sin preocupaciones, así que nos alegramos de poder emprender el viaje con energías renovadas.

A la mañana siguiente partimos hacia Refugio Invernal. Fue en su mayor parte un viaje tranquilo y sin contratiempos, hasta que a mitad de camino aproximadamente, vimos en el camino una serie de pisadas pequeñas, con muescas en la parte delantera, como si quien las hubiera hecho tuviera garras. Yo no había visto nada igual y estaba a punto de preguntarle a Dotar si le resultaban familiares cuando los vimos: teníamos delante ocho pequeñas criaturas de color óxido, con cabeza y cola de reptil. Pero no eran dracónidos como Dotar. Llevaban armas rudimentarias y no parecían dispuestos a hablar, sino a atacar sin más. Gevarn corrió a refugiarse a un lado del camino y Astaroth, Dotar, Kanon y yo misma empuñamos de nuevo nuestras armas con fuerza...Kobolds
-Lilith-
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Hacía ya casi un año que el viejo Douven Staul se había marchado de Luna Alta en dirección a Refugio Invernal, una pequeña población a la sombra de los Picos del Trueno, en busca de el lugar de descanso de un dragón muerto hacía ya más tiempo del que los mas viejos del lugar podían recordar.

De vez en cuando surgían rumores de este tipo, aunque en su mayoría no eran mas que invenciones de los informantes con ánimo de conseguir unas monedas. Pero en ésta ocasión, había sido un antiguo compañero de aventuras de Douven, asi que el viejo Señor de la Guerra decidió que se merecía un descanso en su labor en Luna Alta para comprobar la veracidad de la información. Tal vez encontrase un gran tesoro!

Los 4, Kanon, Lilith, Astaroth y Dotar, formaban un grupo extraño. Un semielfo, una eladrin, un tiflin y un dracónido. Cada uno llegado de rincones diferentes de Faerûn, con su propia historia, y sus origenes únicos, pero unidos por los lazos de la amistad. Los 4 llegaron hace años a la hermosa ciudad de Luna Alta, con la esperanza de aportar su grano de arena en la prosperidad de una región atrapada entre los amenazantes imperios de Sembia, y el recien resurgido Netheril. Los 4 hicieron buenas migas bajo la tutela de Douven, el brazo derecho del noble a cargo del gobierno de Luna Alta. Siempre ha sido un punto de referencia, alguien que ha sabido ganarse el respeto de todos.

Inicialmente, se recibian noticias en Luna Alta sobre los avances en la busqueda de Douven, pero tras unos meses de silencio, el variopinto grupo de amigos comenzó a preocuparse seriamente sobre su mentor. No era un secreto para nadie que las tierras salvajes, por muy cerca que estuvieran de áreas civilizadas, eran lugares peligrosos, y empezaban a temer seriemante que a Douven le hubiera pasado algo. Ya hacia un tiempo que todos habian sentido de un modo u otro la llamada de la aventura y no necesitaron el empujón de nadie para presentarse voluntarios para hacer un pequeño viaje hasta la villa de Refugio Invernal para averiguar sobre el paradero del veterano Señor de la Guerra.

Varios dias de camino esperaban por delante a los jóvenes aventureros, a punto de embarcarse en algo más grande de lo que imaginan.

-----------------------------------------------

Bueno, pues hasta aqui la primera entrada espero que de muchas que sirve a modo de introducción de las aventuras que correremos juntos en Dungeons & Dragons.

Un saludo de vuestro querido Master :P