viernes, 27 de enero de 2012

Lilith, Kanon, Earsel y Andrew despiertan repentinamente al mismo tiempo. Están a salvo, seguros tras los barrotes de la sala de mando de los hobbgoblins, pero todos ellos se levantan cubiertos en sudores fríos. Ninguno habla de ello con detalle, más allá de meras insinuaciones, pero queda patente que cada uno ha pasado una mala noche bajo un asalto constante de pesadillas, todas ellas de carácter muy personal. Tal vez la presencia maligna de la grieta sea la responsable, pero no era tiempo de especular. Tras un sencillo tentempié se pusieron en marcha descendiendo por las laberínticas catacumbas de la fortaleza a encontrarse con lo que quiera que les aguarda allá abajo.

 Las cadenas que descendían por el pozo desde la catedral subterránea parecían estar bañadas en la sangre que se derramaba por el pozo, lo que sin duda dificultaría la tarea de bajar. Cada uno agarró una de las cadenas y tras mirarse unos a los otros y realizar un leve gesto de asentimiento entre sí comenzaron el descenso hacia un destino incierto.

Kanon y Earsel tienen dificultades para realizar el descenso debido a la condición resbaladiza de los eslabones, y tienen que detenerse a los pocos pies para afianzar su posición mientras que Lilith y Andrew realizan una bajada dejándose resbalar controlada-mente para acabar aterrizando en un charco de sangre que les cubría más allá de los tobillos. Sólo podría calificarse como el descenso a una pesadilla. hilos de sangre caían desde el agujero del pozo superior formando una piscina de sangre en el centro de la cámara. Una aprensiva luz purpúrea ilumina la estancia.
Un enorme y negro portal domina el muro norte donde constantemente se ven formas de garras presionando contra el portal, como si la oscuridad fuese una fina película conteniendo una bestia. Una serie de runas resplandecientes han sido inscritas en el piso frente al portal.

En el lado opuesto al portal se alza una inmensa estatua negra de una bella mujer vestida con una vaporosa túnica. La forma de la estatua parece tan oscura como la medianoche en una noche sin estrellas.
Al este, unos escalones llevan a una plataforma donde una pequeña fosa está flanqueada por dos pequeñas estatuas demoníacas.
Y al oeste, otra serie de escalones ascienden hasta un altar hecho de huesos flanqueado por unos amplios pilares. Un humano ataviado con una armadura pesada de escamas más negra que el azabache, y portando un cetro rematado con una calavera permanece tras el altar. Sus ojos están cerrados, y un libro yace abierto ante él. Está entonando un bajo y retumbante cántico a Shar, la Señora de la Noche.

Es evidente que se trataba de Kalarel, aquél del que hasta ahora tanto habían oído hablar pero al que no habían podido echar el guante hasta éste momento.



"VOSOTROS! " - gritó al momento que abría los ojos interrumpiendo su cántico visiblemente irritado. "Vosotros sois los que habéis estado husmeando en mis asuntos desde hace semanas" - continuó haciendo de su voz un terrible siseo.
"Habéis acabado con mis más leales sirvientes, y con mis esclavos y ahora pretendéis poner fin a éste plan en el que tanto esfuerzo y dedicación he puesto. Pues aquí se acaba vuestro papel en todo ésto porque vais a acabar siendo parte de mi ritual que desatará de nuevo la ira de Shandraxil por éstas tierras, EN NOMBRE DE MI SEÑORA SHAR!!!!"

Tan pronto como terminó de pronunciar esas palabras Lilith apenas tuvo tiempo de avisar a Ender, que fue impactado por un rayo hecho de pura oscuridad disparado por una criatura de la que hasta el momento no se habían percatado. El ser, un humanoide envuelto en sombras siempre cambiantes inmovilizó con su ataque a el clérigo que solo podía por el momento contemplar con impotencia como sus enemigos se iban posicionando en torno a ambos. Kalarel bajó los escalones flanqueado por dos esqueletos animados que hasta hace un momento parecían simples restos en el suelo dirigiéndose hacia el portal y las runas del suelo. Al mismo tiempo la pequeña gárgola de arcilla que por dos veces se les había escapado antes hizo acto de aparición hostigando a la señora de la guerra.

Mientras Kanon termina finalmente de descender por la cadena aprestándose para la lucha mientras que la elfa no tenía tanta suerte resbalando y cayendo directa a la piscina de sangre a pesar de que los efectos de su amuleto redujeron el impacto. El semielfo consigue evitar ser impactado por el humanoide sombrío al tiempo que Earsel se levanta en el momento preciso para rechazar una descarga realizada por Kalarel con su cetro.

La gárgola se las apaña para enganchar un mordisco a la pantorrilla de Lilith dejándola temporalmente ralentizada, aunque el contraataque de la elfa le devolvió con creces el daño hecho. Tras disparar a pequeña gárgola, Kanon sufre un pequeño momento de pánico al hacerse plenamente consciente de la escasa cantidad de munición con la que cuenta al no haber tenido noticias de Astaroth que había partido a Refugio Invernal en busca de provisiones y materiales hacía un par de días. Earsel por su parte, viendo lo crítico de su situación decidió desatar su hechizo más poderoso, "fluffy", convirtiendo a la gárgola en un charco humeante de arcilla y barro.

Los esqueletos ésta vez toman la delantera a su maestro acercándose para combatir a los héroes mientras Kalarel realiza ataques a distancia desde el circulo de runas junto al portal. Al tiempo que Ender invoca su faro de esperanza para iluminar la estancia con la luz sagrada de Kélemvor, los esfuerzos combinados de Lilith, Kanon y Earsel con su esfera llameante consiguen acabar con uno de los esqueletos, no sin recibir a cambio unos cuantos dolorosos golpes e impactos de energía necrótica procedentes del cetro de Kalarel y del wight (nombre con el que Andrew dijo a los demás que se conocía al extraño humanoide envuelto en sombras).

Un rayo, ésta vez de color púrpura, procedente de Kalarel consigue dar a Lilith, haciendo que todo su cuerpo se sintiera tremenda mente debilitado, además del efecto ralentizante que la gárgola había inoculado en su sistema. Viendo lo crítico de la situación Andrew, que estaba enzarzado en la lucha con el otro esqueleto, trató de zafarse del mismo para acudir en ayuda de la eladrín recibiendo un doloroso tajo a cambio. Aunque sus esfuerzos resultaron en vano en un principio, la propia Lilith, concentrándose en su fortaleza física interior se liberó de los efectos debilitantes de Kalarel, y de los ralentizantes de la gárgola.

Cuando todos habían cambiado su punto de mira concentrándose en el segundo esqueleto que los asediaba, del wight comenzaron a surgir unos zarcillos de energía en dirección al "cadaver" del esqueleto que acababan de derrotar. Aunque visiblemente dañado, el no muerto se había levantado de nuevo dispuesto para la lucha! Con éstas nuevas circunstancias y tras haber ignorado al wight hasta éste momento, con Andrew visiblemente cabreado a la cabeza, cambiaron su objetivo con la intención de acabar con el ser que podía poner en juego una y otra vez a sus enemigos al parecer.

Mientras Lilith se acerca hacia el wight acorralándolo poco a poco Kanon elige con cuidado los objetivos de cada una de sus flechas restantes impactando con precisión a la criatura. El combate se recudece pues los esqueletos han abandonado momentáneamente su lugar junto a su maestro para hostigar a los aventureros, eso sí recibiendo a su vez los constantes ataques del orbe de llamas de Earsel. El explorador decidiendo que es momento de pasar a la acción más directa desenvaina sus espadas y sortea el pequeño abismo del pozo para situarse frente a frente de Lilith flanqueando al wight golpeándole mientras la señora de la guerra realizaba una maniobra de distracción. La maga se encarga de quemar a uno de los esqueletos con su conjuro de manos ardientes mientras el otro parece salir ileso, y en un arranque de adrenalina le lanza un certero proyectil mágico justo a continuación al wight que parece herirlo seriamente.

Para lo que ocurrió a continuación ninguno estaba preparado. El wight se separó de Kanon y de Lilith, y aunque recibió sendos ataques al haber dejado sus defensas al descubierto, su siguiente movimiento fue completamente devastador. Todos pudieron ver como su rostro, oculto en sombras hasta el momento, cobraba vida mostrando una cara que representaba un horror antinatural, absoluto. Por un momento todos menos Lilith trastabillaron presa del pánico causado por ese ser. El clérigo y la maga lo hicieron hacia los amenazadores esqueletos, pero Kanon...

Kanon estaba al filo de un abismo, y sus pasos le llevaron a tropezar con el borde, tratando en el último momento de forma vana de agarrarse al borde. Lo último que se oyó fue un grupo amortiguado, ahogado, perdido en las profundidades...

"HAHAHA, El ha sido sólo el primero en sucumbir al poder de Shar, pero no os preocupéis, los demás podréis acompañarle muy pronto!"- Gritó Kalarel con una risotada siniestra en cuanto el grito del semielfo se perdió por completo.

La señora de la guerra, en un arrebato de furia por la pérdida del que había sido su compañero todo éste tiempo, acabo de un plumazo con la vida del wight de un tremendo corte con Aecris, la espada que le había sido cedida por Sir Keegan para combatir al mal en todas sus formas. Earsel y Andrew se afanan en mantener a raya a unos esqueletos empeñados en acabar con ellos. Concentrados como estaban en su lucha, Andrew apenas es consciente de una sombra que pasa a su lado percatándose un instante más tarde de que una de sus pociones curativas había desaparecido de su cinto!

Las llamas de "fluffy" acabaron por fin con la vida de uno de los esqueletos que seguían en pie, pero la pequeña victoria pareció vana cuando vieron a Kalarel canalizar la oscura energía de su Diosa de la Noche restaurando en parte los cortes y golpes sufridos por su sirviente esquelético. De hecho la situación pareció aún más desesperada al comprobar que las heridas que habían conseguido infligirle al oscuro sacerdote parecían haberse curado por completo a pesar de que Andrew no había sentido en ningún momento el uso de poderes curativos por parte de su némesis. Tenían que ser las malditas runas del suelo!!!

El clérigo de Shar y el esqueleto reculan hacia el portal, y Lilith se adelanta para atacarlos. El esqueleto recibe un terrible mandoble de la señora de la guerra, pero durante un terrible instante presencia como la superficie de oscuridad del portal se comba formando una garra que pasa a escasos centímetros de su cabeza. Kalarel responde ésta vez golpeando en cuerpo a cuerpo directamente con su cetro a Lilith infligiendole un terrible golpe. Mientras otra garra sale del portal para intentar atrapar a Lilith, Earsel fríe con "fluffy" al último esqueleto acabando con el y hiere al tiempo a Kalarel, a la vez que Andrew utiliza buena parte de sus fuerzas para invocar primero su lanza de fé y a continuación un conjuro de luz amedrantadora con resultado desigual.

Aunque ahora con una notoria superioridad numérica las cosas no pintaban nada bien. Kalarel apenas parecía herido. Todo lo contrario que los aventureros que estaban ya combatiendo al límite de sus posibilidades y cubiertos por múltiples heridas. El terrible clérigo de Shar parecía tener todas las de ganar, solo parecía cuestión de tiempo.

El tiempo pareció detenerse por un momento cuando una pedrada venida como de ninguna parte impactó a Kalarel en el hombro.

"Porqué no te metes con alguien de tu tamaño escoria?"

Se dieron todos la vuelta al reconocer la familiar voz sólo para ver como al pie del pozo estaba su viejo amigo Astaroth con otra piedra preparada en su honda que hacía girar lenta y metódicamente. A su lado, visiblemente herido, pero con la suficiente fuerza como para sujetar en tensión su arco estaba Kanon!

"TU!" -gritó Kalarel- "No es posible! La caída debía de haberte matado!!!"

"Y así hubiera sido de no ser por un buen amigo, ahora prepárate porque vas a ser tu el que va a morir!" -respondió Kanon con una calma fruto del que ha estado al borde de la muerte y ha vivido para contarlo.

Lo que vino a continuación dejo como testigo cuan terrible es el poder de un mortal plenamente consciente en su fanatismo de los dones que le ha concedido la Diosa de la Noche. Entre todos intentaban golpearle, quemarle, ensartarle, apuñalarle, la mayor parte de las veces sin éxito. Su armadura parecía resistir hasta el más fuerte de los embites, su agilidad le permitía evitar lo peor del más fuerte de los hechizos y en definitiva parecía dispuesto a luchar hasta su último aliento. Entretanto, el portal seguía intentando atraparlos, cosa que casi consigue en dos ocasiones con Lilith y Astaroth. La lucha alcanza su punto álgido cuando tras un brutal intercambio de golpes, Kalarel consigue dejar fuera de combate a Andrew y posteriormente a Astaroth. Para ese momento el clérigo estaba por fin visiblemente debilitado por las muchas heridas y quemaduras recibidas y finalmente Lilith consiguió asestarle un tajo que dio con los huesos de Kalarel en el suelo.

"NOOO, maldita sea noooooooooooo!!! Señora, te he fallado!!"

Al caer derrotado al suelo, del portal, por primera vez desde que habían descendido a éste infierno dirigió sus garras hacia el clérigo, ya fracasado en su cometido arrastrándolo hacia sí. Al entrar en contacto con la masa de pura negrura de la superficie del portal, un terrorífico y desgarrador grito de pura agonía inunda la cámara y retumba en los oídos de los aventureros mientras el cuerpo de Kalarel primero desgarrado por completo.

La energía de la grieta sombría del portal comienza entonces a reverberar y parece que las garras de la criatura al otro lado redoblan sus esfuerzos desesperadamente por escapar del Páramo Sombrío. Instantes después una oscuridad casi sólida inunda la sala.

Cuando Earsel, Kanon y Lilith recuperan la visión, el portal ha desaparecido por completo habiendo quedado únicamente la estructura de piedra en forma circular que lo contenía pero sin rastro ya de la magia que había estado a punto de desgarrar el límite entre esta realidad y el Páramo Sombrío. Otra cosa de la que se dieron cuenta de inmediato es que de algún modo esa sensación de opresión, como si el aire estuviera lleno de pesadumbre y fuera un ente tangible había desaparecido también. Era como si literalmente se sintieran más ligeros, liberados de una pesada carga sombría que desde hacía semanas llevaban a cuestas.

Con Astaroth y Andrew inconscientes pero estables, el resto decidió hacer un buen descanso allí mismo, pues aunque no era el paraje ideal, Lilith no tenía más fuerzas para reponer a sus amigos. Una vez en pié en diferentes estados, pusieron rumbo hacia la salida de aquel horrible lugar que a punto había estado de matarlos a todos en más de una ocasión. En su ascenso nuevamente hacia la luz del sol fueron derribando varias de las puertas y portones que conducían a lo más profundo de la fortaleza con la esperanza de desanimar a quienquiera que viniera a estas ruinas en un futuro. Tal vez así consiguieran preservar ese horrible templo a Shar de más curiosos o ambiciosos cultistas.

El cálido sol matutino les recibió al salir de las mazmorras y todos se permitieron un momento para deleitarse con los rayos solares y la sensación que éstos les producían al bañarlos con su luz mientras una vigorizante brisa matutina hacía bailar los cabellos mas largos de Lilith y Earsel. Maltrechos, pero juntos y sobre todo vivos, emprendieron su camino de vuelta hacia Refugio Invernal una vez más hacia un merecido descanso.

Mientras se acercaban hacia el final del claro dominado por los restos de la fortaleza, no se percataron de que al pie de la escalera que conducía a las catacumbas, una figura esquelética les observaba. El que otrora fuera el guardián de la fortaleza, Sir Keegan, miraba con aire ausente la marcha de aquellos héroes que habían liberado su antigua plaza fuerte del poder de la sombra. Los escasos tendones que aún sujetaban su mandíbula se tensaron para formar lo que habría podido ser una sonrisa, para a continuación hacer una reverencia en su dirección. Por un instante, si alguien lo hubiera visto, habría contemplado al caballero resplandeciente que una vez fue en vida, pero momentos después lo que quedaba de su cuerpo comenzó a deshacerse hasta que de él sólo hubo unos restos oxidados de armadura en el suelo mientras la brisa arrastraba el polvo de hueso restante por toda la zona.

Los aventureros fueron recibidos con gran alegría en Refugio Invernal. Era patente que la pesadumbre que se había adueñado de todo y de todos había desaparecido por completo también ahí. Los lugareños sabían de algún modo (con cierta ayuda de cierto bardo) que los responsables de su liberación había sido ese grupo tan variopinto que vino hace unas semanas al pueblo buscando a su mentor y los amigos que rescataron de los kobolds que se les unieron posteriormente. El propio Lord Padraig quiso recibirlos a las puertas de la ciudad en persona y ofrecerles una recompensa que todo el pueblo había reunido para ellos aportando cada cual en función de sus posibilidades.

Los siguientes días fueron una fiesta en Refugio Invernal en honor a los héroes que los habían librado del culto a Shar que había puesto en peligro no sólo a ésta población sino que había amenazado con desatar el caos en toda la región. Una amplia variedad de pitanza fue generosamente distribuida por doquier y aunque cada uno de los aventureros vivió los festejos a su manera todos disfrutaron.



Los siguientes meses pasarían en calma, por primera vez en mucho tiempo descansando en Refugio Invernal. Y es que el desgaste físico y mental que habían sufrido todos en muy poco tiempo había sido enorme. Pero como en toda aventura, y en la consecución de una victoria es complicado dejar todos los cabos bien atados. O no?

-Mámaster-
viernes, 13 de enero de 2012
Diario de Andrew Wiggin
Sexto día de Marpenoth, 1479 DR
[continuación]

Tras franquear el acceso a las puertas al destruir el último querubín, volví a por el cetro solar, lo que me granjeó comentarios como "Turmish" y "Khat-Alán".Quizás ellos sean capaces de ver en las penumbras que genera la vara de Earsel, pero yo necesito bastante más luz para sentirme cómodo.

Dispuestos alrededor de la puerta, discutíamos sobre como abordar la siguiente sala cuando Lilith directamente la abrió. Un olor pestilente a carne putrefacta invadió nuestras fosas nasales, procedente de cadáveres de distintas razas en distintos estados de descomposición, algunos de ellos en movimiento, sin duda animados por artes oscuras. Mientras elevaba una plegaria a Kélemvor para que guiase mi mano contra los engendros, volví la vista atrás para evaluar nuestras posibilidades tácticas, pero el muro mágico formado por los querubines se había levantado de nuevo. SIn duda, nuestro dios y guía Mamaster no deseaba que volviesemos por donde habíamos venido.

Prestos para la batalla, observé más detenidamente a nuestro alrededor, midiendo las fuerzas de nuestros enemigos. Una gárgola arcillosa (sin duda, otro constructo) acompañaba a un buen número de criaturas humanoides putrefactas, dos de las cuales mayores que el resto, mientras que una última, con brazos terminados en garras, parecía más ágil que el resto. En ese momento, Lilith se lanzó a la batalla, empujándome al grito de "tú tira pa'dentro". Las 2 abominaciones más voluminosas se acercaron, y uno de ellos me agarro en un asqueroso abrazo que me impedía moverme. Inspirado por la eladrin, Kanon entró despedazando a uno de los zombies, mientras Earsel quemaba a otro con un proyectil mágico. Poco a poco nuestros enemigos nos rodeaban, por lo que Lilith se colocó a mi lado para liberarme en un par de tirones, mientras le señala a Kanon a un enemigo para que el semielfo le despedace. En ese momento, mientras encajaba un golpe, la gárgola se situó frente a nuestro explorador, quien se llevó una mano a la sien con un gesto de dolor y gritó "bombástico, se ha ido, no le veo" El semielfo sacó de un saquillo un pedazo de corteza de sauce para mascar, tal como mi viejo maestro de botánica nos recomendaba para la jaqueca. Ashpyrinna, creo que lo llamaba él. El presumible dolor de cabeza le debía estar afectando más de lo esperado, pues el resto le miramos con cara de "qué dices, si la tienes delante!"

Earsel avanzó, quemando con su conjuro de manos ardientes a los dos gigantes y matando a otros dos. Viendo que se aproximaba un gran número de enemigos, me tomé unos instantes mientras se acercaban un poco más aprovechando para entrar en comunión con mi dios. Intenté lanzar un golpe curador a una de las criaturas cercanas, a sabiendas de que fallaría para que las criaturas se acercasen aún más. En ese momento, con todas a mi alcance, desaté la ira de Kélemvor, acabando con 3 de los zombies que se acercaban y los dos gigantes que nos estaban acorralando.
Mientras me recuperaba, Lilith se teleportó para persguir a la gárgola, pero esta consiguió huir a través de las puertas de salida. El no-muerotel más fibroso atacó a la señora de la guerra, quien maldiciendolo le puso el apodo de "Starvin Marvin". Mientras Earsel y yo nos dábamos cuenta de los últimos 3 zombies restantes , Kanon se puso tras él para intentar flanquearlo. Aprovechando que tenía su atención dividida, lo iluminé con mi luz amedrantadora mientras Lilith le lanzaba un golpe. Recibiendolo, Marvin se desplazó lateralmente, golpeando a la guerrera e inmovilizándola, por lo que avanzando lo más rápido que pude, me situé junto a ella para que, gracias a mi habilidad como sanador, pudiese recuperarse de su aflicción y terminar de destrozar al ghoul de una certera estocada.

Libres ya de las abominaciones, el semielfo se dirigió a una estrecha abertura en la pared que parecía conducir a otra sala. Se introdujo por ella, volviendo a los pocos minutos con una bolsa de cualidades mágicas, una bolsa de contención, capaz de alojar un volumen mucho mayor del que parece tener el saquillo a simple vista. Al grito de "explorador, explora", Lilith le increpó para que metiese la mano en su interior, descubriendo abundantes monedas de oro.

Viendo que la sala donde estábamos no ofrecía nada más que cadaveres y muerte, atravesamos las puertas en pos de la gárgola. La estancia, iluminada por la luz azulada de unas columnas mágicas, era sin duda una antigua catedral, destinado a albergar a varias decenas de personas cómodamente. En la pared opuesta, podíamos ver a un sacerdote de espalda a nosotros, entoncando cánticos a Shar frente a un altar del que manaban dos riachuelos de sangre que acababan cayendo por un pozo, por el que vimos desaparecer a la gárgola.

El oído del semielfo le hizo sospechar que teníamos enemigos acechando a nuestro alrededor. Intentamos acercarnos sigilosamente, pero pronto nos vimos atacados por un humano envuelto en la sombra de Shar que daba la voz de alarma al que Kanon golpeó con su nueva espada mágica. Un segundo humano se acercó armado con un hacha a Lilith, quien aprovechó para herirle mientras le alcanzaba mi llama sagrada , pero en ese momento, una sombra le rodeó, y sus heridas parecieron sanar. Viendo que la sombra parecía emanar de los cánticos del sacerdote, Lilith se teleportó hasta allí para intentar acabar con él, dejando al semielfo al cargo de los dos humanos enfurecidos.

De repente, dos humanos tocados por la maldición del vampirismo cayeron del techo rodeándome. Me desplacé para golpearlos con mi maza, pero ni Earsel ni yo conseguimos golpearles. Mientras, el sacerdote intentaba maldecir a Lilith, quien mientras esquivaba a un engendro de apariencia humanoide y a un par de vampiros más, sufrió de repente una cuhillada de una daga procedente de un pequeño humano de ojos blanquecinos quien rápidamente se escabulló.
Intenté situarme en mejor posición para defenderme de los dos vampiros que me estaban atacando, pero en ese momento, uno más apareció detrás de mí, por lo que me ví obligado a pedir ayuda a Earsel, quien se estaba alejando para intentar acabar con los berseker que acorralaban a Kanon. Arriesgándome a sufrir las consecuencias de su magia, la hice señas para que quemase a la mayor cantidad posible de no-muertos, aunque estuviese yo en la trayectoria de su hechizo. Sin embargo, la estrategia no dio resultado, y el conjuro se perdió sin efectos.

Mientras tanto, Kanon y Lilith seguían atacando a sus enemigos, cada vez más presionados. El semielfo pidió ayuda, viendo que sus fuerzas flaqueaban. Dado que estaba lejos de mi alcance, Lilith restañó sus heridas, mientras sufría el mordisco de uno de los vampiros. El amuleto que llevaba al cuello empezó a brillar, haciendo que la herida del mordisco se cerrase instantáneamente. Los no muertos, viendo que sus esfuerzos estaban destinados al fracaso con la eladrin, se acercaron a mí para rodearme de nuevo. Earsel bloqueó el ataque de uno de los vampiros que se le estaban acercando, matándolo con un proyectil mágico.

Viendo que estaba cada vez más rodeado, me escabullí entre mis enemigos como pude, desencadendo mientras el juicio de Kélemvor sobre ellos, pero en mi precipitación no pude invocar bien la plegaria, consiguiendo alcanzar sólo a uno de ellos. Tuve además que rezar a Kélemvor para que mitigase el daño que había sufrido en mi huida. Kanon seguía acorralado entre una pared y los humanos enfurecidos, devolviendo golpe a golpe, mientras a lo lejos ví a Lilith golpear al sacerdote de nuevo mientras esquivaba al engendro. Rodeado de nuevo, y viendo que al semielfo le fallaban de nuevo las fuerzas, finté entre los vampiros para golpear a uno de los Berseker, y la energía de mi dios que acompañaba al golpe pudo alcanzar también a Kanon, cerrando gran parte de sus heridas, quien aprovechó para acabar con el humano al que había golpeado.

Earsel seguía luchando contra los vampiros. En mi afán por evitar que el semielfo cayera, la había tenido que dejar sola de nuevo, mientras lanzaba explosiones abrasadoras para acabar con ellos. Mientras me recuperaba de mi esfuerzo, vi que las abundantes heridas de Lilith se cerraban tras soltar un grito de guerra. Kanon golpeó al Berseker restante, quien se había alejado en pos de la maltrecha Eladrin, la cual aprovechó ese momento para arrearle un terrible golpe mientras esquivaba su hacha. Earsel seguía quemando no-muertos, mientras yo lanzaba una llama sagrada contra el último de ellos. En ese momento, ví como el Berseker golpeaba a Kanon cuando éste intentaba pasar a su lado y derribaba además a Lilith. De repente, el pequeño humano trepador atacó al semielfo, quien cayó también al suelo.

Pese a que el grueso de las fuerzas enemigas había caído, sólo quedabamos en pie Earsel y yo. La maga congeló al sacerdote para permitir que concentrasemos nuestros esfuerzos. Mientras ella acababa con el berseker restante, me acerqué para curar a Kanon y estabilizar a Lilith. Mientras yo intentaba curar a la eladrin, el semielfo acabó con el sacerdote. Una vez que estuvimos todos de nuevo en pie, nos concentramos en acabar con el trepador y el engendro restantes. kanon y Lilith rodearon a este último, quien, al morir, explotó cegando a ambos.

Libres ya de la amenaza, observamos unas cadenas que descendían por el pozo. Viendo que el final de nuestra búsqueda estaba próximo, decidimos retirarnos a descansar a la sala segura para afrontarlo en las mejores condiciones posibles, mientras elevabamos una plegaria a Selune para que esta demora no nos impediera llegar a tiempo de detener a Kalarel.
domingo, 8 de enero de 2012
Las maldiciones de Andrew resonaron en la sala tras las explosiones: dos seres en avanzado estado de descomposición salían de los sarcófagos reventados y avanzaban hacia nosotros.




El enfurecido sacerdote comenzó a correr hacia ellos gritando ¡DEJADMELOS A MIIIIII!
Para poder diferenciar a ambos seres decidimos (por alguna razón que escapa a mi comprensión) nombrarlos como Will y Bob. Tengo el vago recuerdo de que la idea vino del ocurrente semielfo.
Lilith atacó al repelente ser llamado Will con tal fuerza que llegamos a oír un eco del Gran Mámaster: ¡SALVAAAAJEEEE!
Mientras, Bob avanzaba inexorablemente hacia nosotros con pequeños pedazos de si mismo cayendo en el camino. Lejos de afectarle, alcanzó a Andrew lanzándole trozos de carne putrefacta. Decidí entonces que era momento de atacar y lancé un hechizo de fuego a Bob que lo dejó algo chamuscado. Kanon añadió un agujero en la cabeza con una de sus flechas pero dicho estado no frenó lo más mínimo a aquella abominación. Yo empezaba a temer que no hubiese nada efectivo hasta que súbitamente mis elucubraciones fueron interrumpidas por una columna de luz que rodeó a Bob, y tras una radiante espiral éste se deshizo por completo. Todos dirigimos nuestra mirada a Andrew para celebrar su éxito (claramente esa luz sólo había podido salir del clérigo) pero éste al parecer no compartía nuestra alegría. Arrodillado en el suelo, y aún con despojos repartidos por sus ropajes, Andrew miraba con aire consternado al vacío, atormentándose a si mismo por haber terminado con una criatura moribunda.

Mientras tanto el otro ser se arrastró hacia el grupo pero Lilith decidió tomar la iniciativa. Antes de poder reaccionar, Will recibió un golpe que le dejó visiblemente dañado, pero como era de esperar, la brutalidad de la eladrin no detuvo su avance y ésta lo siguió con la intención de repetir su ataque y tras una estocada de Aecris el ser explotó, cubriendo de despojos a Lilith y a Andrew. El sacerdote no se inmutó dado el estado en el que se encontraba pero Lilith había cambiado su determinación por una cara de extrema repulsión.

Tras recobrar la compostura pasamos la puerta que custodiaban Will y Bob, y entramos a una pequeña habitación en la que había únicamente un cofre con una inscripción de Selune en la cerradura

En su interior había varios ropajes envejecidos y mohosos que claramente pertenecieron a unos niños y varios objetos infantiles. Un medallón de oro y un brazalete de platino que tenían grabados los nombres de Drystan Keegan y Ceinwein Keegan nos hicieron pensar que aquellos objetos seguramente habían pertenecido a los hijos de Ser Keegan. Entre todos los objetos del cofre me llamó la atención un medallón. Tenía una piedra preciosa en el centro, rodeada por unas filigranas en forma de alas y percibí con toda claridad el poder arcano que albergaba esta joya. Se trataba de un amuleto que protegía al portador de ataques además de dotarlo de mayor ligereza en las caídas.



Tras debatir entre todos quien de nosotros saldría más beneficiado yo fui la elegida para llevarlo desde aquel momento.

Tras dejar atrás la sala, volvimos hacia la puerta doble que nos faltaba por explorar y una vez la traspasamos nos adentramos en la más absoluta oscuridad. Aun con mi hechizo de luz invocado en la vara no conseguíamos ver más allá de unos pocos pasos… Kanon y Lilith estaban bastante nerviosos así que decidí invocar mi hechizo de luz en una moneda que posteriormente hice levitar delante de nosotros para ver un poco más lejos, pero con un triste resultado ya que mi hechizo, pese a ser útil, no era muy potente.

De pronto veo estupefacta como Lilith y Kanon, que estaban más adelantados en el grupo, caen al suelo derribados sin razón aparente. Hasta entonces no habíamos visto nada, pero en aquel momento fui consciente de la colosal figura que había delante de nosotros y un escalofrío de terror recorrió mi espalda cuando sentí el sonido de las puertas cerrarse detrás de nosotros, sentenciandonos a muerte en aquella oscuridad.

Kanon y Lilith se habían levantado de nuevo, y Andrew decidió lanzar un cetro solar que nos dio bastante más luz de lo que hasta ahora teníamos con mi pobre conjuro. El cetro fue a parar a los pies de la estatua, permitiéndonos observar toda la estancia: La estatua no sólo estaba armada con una imponente espada, sino que además pudimos contemplar otras dos estatuas de dragones en las esquinas más alejadas de la estancia y un pasillo al fondo, custodiado por cuatro querubines de piedra, dos al comienzo y dos al final.

Mientras intentábamos atacar a la estatua, Lilith se acercó al dragón más cercano, pero este intentó atacarla. La eladrín, tras su intento frustrado contra el dragón decidió cambiar de táctica y, usando su paso feérico, se teleportó a los pies del coloso, al grito de "QUE ESTOY MU LOCA!". Consiguió arrancar un pedazo de la estatua de un sólo mandoble, mientras los demás nos afanábamos en atacar desde la distancia. Con una plegaria, Andrew consiguió destruir finalmente al colosal guerrero de piedra, pero al sentir que la magia que la animaba se perdía, se quedó de nuevo compungido e incapaz de actuar (Comenzó entonces a hacerse palpable la impaciencia del resto del grupo ante el comportamiento extraño y contradictorio del sacerdote) .

Kanon y yo avanzamos por el lateral que parecía más seguro, lejos de los dragones. Nos fuimos acercando cuidadosamente hasta que pude lanzar un proyectil mágico a uno de los querubines con el fin de comprobar si estaban animados igual que el coloso. Mi ataque lo dejó visiblemente dañado pero la figura no se inmutó. En ese momento, me percaté de la existencia de un panel en el pedestal de uno de los dragones. Sin duda, una placa de presión, pero no había forma de saber si desactivaría las trampas o por el contrario, despertaría nuevos peligros. Así que, mientras Kanon atacaba al querubín que yo había roto, yo me decidí a lanzar un ataque a la estatua dragón situada encima del panel. Si había que investigar la placa, mejor si no tenía un guardián. Mientras tanto Lilith había llegado hasta donde nos encontrábamos Kanon y yo y atacó al querubín medio roto, pero no llegó a terminar dicho ataque ya que el dragón del fondo reaccionó y la atacó con una fuerza invisible que la empujó lejos del querubin.

En ese momento, el semielfo decidió adentrarse en el pasillo para investigar la puerta. De repente, un muro traslúcido se levantó entre cada pareja de querubines, y estos volcaron sus jarras, de las que empezaron a salir chorros de agua, condenando al semielfo a morir ahogado. En un intento desesperado, Kanon atacó a las figuras, y pude presentir que si destruíamos a los querubines, la trampa quedaría desactivada.Después de destruir al primero, Lilith se acercó al otro, pero el dragón de nuevo atacó, alejándola. Mientras seguíamos golpeando al segundo querubín, Andrew consiguió acercarse y terminar de destruirlo, pero al sentir de nuevo que se desvanecían las energías arcanas del constructor, se sumió de nuevo en la inmovilidad (Realmente esta actitud comenzaba a ser molesta además de poco útil).



En ese momento, la barrera mágica se desvaneció, y el agua salió en tromba arrastrando a nuestro arquero.

Mientras mis compañeros terminaban con los querubines restantes, yo me concentré en destruir al dragón. Una vez destruido, me giré para compartir la noticia con mis compañeros, pero estos ya se habían adentrado en la puerta de los querubines, abandonandome de nuevo a mi suerte. ¡Cabrones!…