domingo, 29 de abril de 2012

Tres meses después...

La vida había vuelto a su cauce para nosotros. La terrible pataya en la que nos vimos envueltos para acabar con la locura de Kalarel, y cerrar la Grieta Sombría había quedado en el olvido, y Refugio Invernal había recuperado una más que saludable normalidad. Tras aquello decidimos tomar caminos separados durante un tiempo, y nos dimos 90 lunas para volver a reunirnos en la que se había convertido sin pretenderlo en nuestra base de operaciones. Todo era gonito, los pajarillos piaban y aleteaban... en fín, la pesadilla de un diabético...



¿ Y qué hicimos durante esas 90 lunas ? La verdad es que la vida nos dio aventuras muy diferentes ( y en algún caso dolorosas ):

Lilith decidió quedarse en Refugio Invernal y entrenar a la milicia local, que tras nuestro triunfo experimentó un notable incremento de efectivos ( de los 6 a los 35 hombres ), claramente provocado por nuestra presencia... Pero claro, necesitaban la guía y entrenamiento de alguien como la eladrín, de lo contrario no serían más que un puñado de campesinos sin rumbo. Pero bajo la batuta de Lilith se habían convertido en una más que competente milicia muy disciplinada, con la consiguiente satisfacción de Lord Padraig, que vio como de repente la zona de Refugio Invernal era mucho más segura y preparada de cara al futuro. La sorpresa vino cuando Lilith hizo un descubrimiento con uno de los milicianos: un corpulento joven llamado Ian Gael, que destacaba sobremanera de los demás, mostrando unas habilidades innatas para el combate, llegando hasta ayudar a la propia Lilith en el entrenamiento de los demás. Amos, que a Lilith le salió un fan ( un ventilador ), ya que su devoción por la eladrín era total y absoluta.

Earsel también había permanecido en Refugio Invernal, sólo que la maga elfa se zambulló en la completa biblioteca de Valthrun, y se estudió prácticamente todos y cada uno de los voúmenes que había en la misma, para gran orgullo y satisfacción del mismo. De hecho, ambos se habían vuelto muy cercanos, y era habitual verles juntos por el pueblo, hablando de hechizos, antiguos pergaminos, leyendas perdidas y tesoros no encontrados. Valthrun se había convertido en una especie de mentor para Earsel, y como tal veía con orgullo los enormes avances que hacía en el dominio de la magia y el conocimiento.

Andrew ( o Ender, como le llamamos todos ya ), había decidido partir y visitar las aldeas cercanas a Refugio Invernal, para asegurarse de que la amenaza de la Grieta había desaparecido, y sobre todo, para encontrar rastros de la cultista que se nos escapó, que si bien no es una amenaza por ella misma, sí que podía causar problemas.

Y yo... bueno, yo partí hacia Arabel, ya que había algunos asuntos que tenía que resolver allí, aunque por desgracia encontré más preguntas que respuestas.


 Las 90 lunas pasaron y llegó el día de encontrarnos en la posada de Wrafton para volver a reunir a nuestra pequeña y ecléctica pandilla. Cuando llegué, me pareció divertido que la milicia local estaba entrenando, y cuando les tocaba cargar, lo hacían al grito de "Ñaaaaaaaaa!!, que estoy mu locoooooo!!!". "Lilith", pensé.

Me encontré con Lilith, Earsel, Andrew y una persona cuya cara me era familiar aunque no conocía, sentados alrededor de una mesa, en el fondo de la posada. Tras saludarlos, me llevé la primera sorpresa, y era el lamentable estado de salud de Ender. Antes de nada me presentaron a Ian Gael, el pupilo más destacado de Lilith, que la verdad es que es todo un fanboy de la eladrín ( se acercan tiempos divertidos con este muchachote, que antes de querer ser guerrero, era miembro de un grupo de bardos herreros agrarios relativamente conocidos en la comarca, los Agrosmith ), ya que además de corpulento parece noble, directo, enérgico y muy deseoso de aprender de nosotros, ya que había pedido a Lilith unirse a nuestro grupo. Cuando le pregunté a Ender que demonios le había pasado nos contó algo realmente alarmante: en su periplo, había encontrado preocupantes signos de desapariciones de personas, aldeas enteras en las que la gente enfermaba sin motivo aparente... Llegó a una aldea algo más grande con una gran cantidad de gente enferma ( de hecho nos contó que había percibido un aura de maldad parecida a la que encontramos en Refugio Invernal al llegar), y conoció a un niño, hijo de unos granjeros, al que decidió que salvaría, aunque sólo fuese a él.

Trató de realizar un rito de consuegración ( que digo yo que qué tendrán que ver las suegras con esto ). "He dicho consagración, sordo", me dijo Ender."Ah", respondí yo, "eso tiene mucho más sentido". Pero no sirvió. Y además, los aldeanos seguían muriendo... para levantarse acto seguido otra vez como no muertos. Toma cha.



Así que Ender no tenía más remedio que acabar con ellos. De hecho, tuvo que acabar con los padres del niño antes de que murieran y se convirtieran, como medida de piedad ( y para no tener que luchar con ellos, claro ). Pero el problema vino al tratar de salvar al niño...el símbolo de Ender empezó a palpitar, a la vez que un amuleto de madera que llevaba al chico empezó a su vez a hacer lo mismo, cuando de repente una brutal oleada de energía necrótica golpeó a Ender, provocándole una enorme quemadura ácida por parte de la cara y el brazo izquierdo, que le había dejado una desagradable cicatriz, de ahí el estado en el que había vuelto.

El niño cambió de forma y se convirtió en una criatura humanoide informe ( de ventas ). Tras un duelo que duró horas, Ender venció no sin dificultad, y la criatura pareció desintegrarse. Que digo yo que nos podía haber puesto un wasap medieval e íbamos a echarle una mano. Entre los restos de la criatura, se podía distinguir claramente un símbolo de... Shar.

Pero lo peor llegó cuando tras finalizar su historia, Ender dijo "Y además, entre los restos de las ropas de la criatura, encontré esto." Y puso encima de la mesa una especie de colgante, con una forma demasiado familiar:


La noche anterior a la batalla final con Kalarel, todos tuvimos pesadillas, aunque ninguno hablamos de ellas, ya que eran demasiado terribles y personales. En la mía, ví ese símbolo. Pero lo peor es que ya lo había visto antes, hace mucho tiempo, y en otro lugar muy lejano y casi olvidado. Lilith también pareció reconocerlo, aunque por la expresión de su cara y su frase "Tenemos que investigar ya la aldea en la que estuviste, Ender", tampoco le inspiraba recuerdos agradables. Tendré que hablar en privado con ella de este tema, porque necesito saber qué es lo que sabe de él. Además, la carta que encontramos en la fortaleza y que iba dirigida a Kalarel, mencionaba a unos esclavistas duergar que operaban en los Picos del Trueno... que están demasiado cerca de la aldea en la que le ha ocurrido todo esto a Ender. No puede ser una casualidad.

Earsel por su parte, se limitó a mirar el colgante y dijo "Pues a mí no me suena de ná. Pero por fin tenemos un poco de diversión". Lilith le dijo a Ender que lo mejor sería que se hiciera curar las heridas cuanto antes, cosa que en realidad era un eufemismo de "por dios vete a darte un baño que la pocilga de los cerdos huele mejor que tú". Aunque era cierto que Ender aún tenía heridas que se veían abiertas, y Earsel le dijo que si le pedía una manzanilla medieval para calmarle el dolor un poco, era verdad que necesitaba invocar durante un rato al dios Zhan-Ussy, el dios del agua y los baños con vapor.

Hubo otro dato que me pareció llamativo y era que Earsel no dejaba de juguetear con una pequeña llama que invocaba cada poco rato. La verdad es que la cara de pirómana sicótica que ponía hacía que los demás clientes de la posada la miraran con nerviosismo, pero cuando me la quedé mirando se limitó a decirme "es que estoy practicando". "Para no quemar más cortinas?" le pregunté, y me puso la llama muy cerca de la cara con el ceño fruncido. Por suerte mi gran resistencia al fuego hace que no me asuste de ese tipo de cosas... y total, ya me he quedado sin pelo un par de veces ( que por cierto me ha vuelto a crecer y estoy tope guapo ).

En un momento dado la llamita se le cayó, incendiando mi jarra de pataya. Tras apagarla y beber un trago, estaba sorprendentemente sabrosa, y decidí bautizar el brebaje como el Flameado de Earsel. Curiosamente, un tiempo después se hizo famoso en la región algo llamado el Flameado de Wrafton, que tenía un parecido sospechoso con aquel que descubrimos esa noche...

Y después -ejem- apareció, -ejem-, Leliana. -coff, coff, ejem-.



Leliana es la hija de uno de los granjeros de Refugio Invernal y bu-bueno, el tema es que tras la celebración por el cierre de la Grieta, todos estábamos eufóricos, y bueno, habíamos bebido mucho, y claro, uno es muy extrovertido e irresistible para las mujeres, y... en fín... emmmm.... sí.

Supongo que les proporcioné un divertido espectáculo a mis compañeros ( alguno de ellos susurró cosas como "Kanon el rápido", cabrones... ), así que tras presentársela, decidí salir con ella un momento fuera, para... bueno, ehm, eso es otra historia ( ojalá no se pareciese tanto a... )

Cuando volví, además de soportar más coñas ( me temo que voy a ser motivo de coñas forever and ever ), cambié de tema, preguntando a Lilith si veía a Ian preparado para acompañarnos. Ian se levantó de la silla y con un entusiasta "Por supuesto mi amigo! Estoy deseando ayudaros en vuestras aventuras!" hizo que todas las conversaciones de la taberna se silenciaran y le mirasen. Tras esto y un par de anécdotas más, decidimos descansar, ya que al día siguiente, habíamos quedado en hablar con Lord Padraig, que ya nos había encargado la investigación de la zona central de los Picos del Trueno ( conocida como la Espira del Trueno ), para comunicarle nuestra intención de ponernos en marcha a investigar.

Ender se dirigió a ver a la hermana Linora, para conseguir atención para sus heridas, aunque por lo que luego nos contó el clérigo de Kélemvor, basicamente se dedicaron a hablar de los concimientos botánicos de Ender...


A la mañana siguiente, decidimos ir al convenience store local y pertrecharnos para nuestro viaje ( no sin antes yo tener un pequeño sobresalto matutino en mi cama ). Cuando entramos, entre los variados items de la tienda, vimos de todo, flechas, espadas y armaduras, tiendas de campaña, un símbolo sagrado del dios Burglar King, el dios de los ladrones ( que era una estatuilla de un humano con un sombrero con forma de hamburguesa medieval )...

Compramos, flechas y un carcaj supletorio para moi, equipo de escalada, tiendas de campaña, pociones de salud y cetros solares for everyone.

Fuimos a despedirnos de Lord Padraig, que nos dio sus bendiciones, y nos dijo que los dignatarios de Luna Alta y Arabel no iban a enviar ayuda, ya que no disponían de tropas suficientes, y que recurriese a instancias superiores, pero que les había llegado la noticia de que los Asaltantes Sangrientos sí que estaban operando en los Picos del Trueno. Padraig nos comentó que la clave de esta situación está en los duergar, ya que la carta da a entender claramente que están asociados con ellos.

Tras despedirnos de Lord Padraig ( Andrew se despide con voz de Colombo ), salimos por las puertas de la ciudad, camino de los Picos del Trueno, no sin antes girarme, y echar una mirada a Refugio Invernal, y después seguir adelante.

Los Picos del Trueno nos esperan.


Kanon el Ráp... no, no el Fidedigno, eso.