domingo, 25 de noviembre de 2012
Diario de Andrew Wiggin
Vigésimo octavo día de Alturiak, 1480 DR (continuación)
 
  Me levanté inquieto esa mañana. El hecho de sentirnos observados durante la cena de la noche anterior me preocupaba. Por más que nuestra llegada acompañados de los esclavos fuese imposible de ignorar, parecía que la gente sabía mucho más de nuestras hazañas de lo que se supone que deberían saber. Supongo que esa inquietud había causado los extraños sueños de pelotas de colores gigantes que rodeandonos por todos lados.

   Me reuní con mis compañeros en el salón. Mientras desayunábamos, Charrak, el pequeño kobold mensajero, nos entregó un pergamino lacrado. En él, uno de los supuestos líderes de la organización detrás de los duergar nos confesaba que quería desertar y nos pedía ayuda para acabar con sus camaradas. Acompañaba al mensaje un mapa indicando un lugar donde reunirnos. Tras un breve cambio de impresiones, todos estuvimos de acuerdo en que parecía una trampa.
 
 
  Lilith, Kanon e Ian se dirigieron a reponer nuestras provisiones, mientras Earsel y yo fuimos a entregar a Gendar el cetro que nos había encargado. Cuando entramos en su tienda y vio a Earsel, una sonrisa pícara y lasciva le cruzó el rostro. Mantuvimos una breve conversación, aderezada con sus habituales puyas picantes hacia la elfa, en la que quedó claro que no sabía nada (o no quería contarnos nada) ni acerca de quien podría ser el remitente del extraño mensaje, ni sobre los drows esclavistas. A cambio del cetro, nos entregó un pequeño saquito de cuero.  Nos despedimos de él, y nos encaminó a la Compañía de la Gema Profunda si queríamos conseguir algunos objetos mágicos para pertrecharnos.
 
  Nos reunimos con nuestros compañeros. Tras comprar una cesta de provisiones interminables y cambiar la atarraga de Murkelmoor por unos brazales de defensa para Lilith, volvimos a la posada para hablar con Terrlen, no sin antes observar un cartel ofreciendo una recompensa por encontrar un jabalí terrible perdido. Nuestro antiguo guía no pudo darnos indicaciones sobre el lugar de nuestra cita, era una caverna cualquiera más.

  Decidimos descubrir más cosas por el método más directo posible: dirigiéndonos al lugar señalado. Si el mensaje era cierto, contaríamos con un aliado infiltrado e información de primera mano sobre nuestros enemigos. Si no lo era, bueno, siempre podríamos tratar de interrogar a quien encontrasemos allí, por las buenas o por las malas. 

  Tras unos cuantos giros por los vericuetos del laberinto, llegamos a una pequeña abertura hacia una oscura caverna  natural. Intentando anticiparnos a posibles trampas, lancé un cetro solar para iluminar la estancia. Daba igual que esto anunciase nuestra presencia, si alguien nos estaba esperando ya estaría enterado de nuestra presencia. Con esta luz, observamos ver 3 enormes rocas en ella, y un saliente alrededor de las paredes donde podríamos encaramarnos en caso de apuros. Kanon se adelantó subiendo el desnivel. Efectivamente, nos estaban esperando.  Pudimos ver a un gigantesco guardián de bronce junto a las rocas y un tiefling encaramado al saliente contrario de donde Kanon había subido. Rápdamente, nos pusimos en acción: mientras  Lilith e Ian ganaban posiciones, Earsel y yo nos colocamos junto a Kanon para dar cuenta rápidamente del mediano. 

  Mientras Lilith se teleportaba junto al guardián, una llamarada de fuego verde golpeó a nuestra maga. El impacto debió asustar a Ian mientras descendía del saliente, puesto que resbaló por el borde cayendo estrepitosamente al piso. En ese momento, el guardián empujó la roca para bloquear la entrada. Una vez más, sería ellos o nosotros.
 
  Earsel intentó localizar el origen del ataque de fuego, acercándose son sus poderes de invisibilidad y teleportación, e iluminando la estancia, pero sólo pudo ver como un segundo tiefling se escabullía en las sombras de las cornisas que rodeaban la caverna. Viendo que no podríamos alcanzarlo, atacamos con todo al constructo, pero este parecía amortiguar la fuerza de nuestros ataques. Mis compañeros atacaban sin parar al gigante, ignorando los ataques de fuego del tiefling, mientras me ocupaba de ir sanando sus heridas e intentando debilitar al guardián.  Lilith lideraba el combate, organizándonos para conseguir que nuestros ataques fuesen mas efectivos.

  Los golpes del guardián eran arrasadores. Se desplazaba unos cuantos metros, empujando a mis compañeros, tirándoles al suelo y golpeándo a todos a su paso, hasta que finalmente Kanon consiguió derribarle con un disparo certero. Eliminado nuestro principal problema, nos dirigimos a por el tiflin restante. Conseguimos acorrarle, pero de repente, ante un golpe de Ian, se teleportó unos metros fuera de nuestro alcance. Sin embargo, Earsel había conjurado a Fluffy, quien persiguiéndole y levitando a su lado acabó con él.

  Una vez a salvo, registramos los cadáveres. Uno de los tiefling llevaba un amuleto de orden imperiosa, sin duda para controlar al constructo, el otro, llevaba un portapergaminos con 3 mensajes. En uno de ellos, un tal Paldemar les indicaba que, sin importar como, debían acabar con nosotros y llevar nuestros cuerpos a sus aliados gnoll, junto con el segundo mensaje. Este estaba dirigido a "Maldrick el escarificado, jefe de los colmillos negros y elegido de Yeenoghu", ofreciendole nuestros cadáveres como prueba de buena voluntad. Me preocupaba, nada bueno puede salir de una organización que recibe cuerpos como ofrenda. El último pergamino se trataba de un mapa hacia un lugar llamado "el Pozo de los Demonios", con un colmillo negro dibujado a su lado.

  Una vez que conseguimos apartar la roca de la entrada, volvimos a la posada. A la mañana siguiente, mientras desayunamos, decidimos ir a ver a los mágicos de Saruun. Si ellos estaban a cargo de mantener el orden el en salón de las siete columnas, igual podían tener más información sobre estos gnoll.  No obstante, tendríamos que ser cuidadosos en nuestras pesquisas, por si ellos también estuviesen aliados con los colmillos negros.

   A la salida de la posada, nos esperaba Brugg, el ogro, con un mensaje: "mi amo quiere veros, seguidme".  Bien, parecía que los magos también querían hablar con nosotros. Al llegar, Orontor nos estaba esperando. Parecía ser que el tal Palendar era uno de los suyos que está desaparecido y quería que investiguasemos sus actividades y daba por segura su asociación con el tal Maldrick.  Nos cuenta también que el Pozo de los Demonios es un antiguo templo dedicado a Baphomet, donde es posible que ahora los gnoll estuviesen adorando a Yeenoghu.
 

   Todo nos encamina hacia el Pozo de los Demonios. Parece que tenemos de nuevo un objetivo.