domingo, 23 de junio de 2013
Desde mi posición sólo podía ver a Kanon adelantado en el pasillo que se abría hacia el sur, quien con un gesto de horror se había quedado mirando a las puertas que se abrían tras recibir un rayo de fuego proveniente de uno de los espejos de la pared. Se había acercado desoyendo nuestras advertencias, y ya era tarde para echarse atrás. Habían aparecido varios seres de origen infernal atacando al explorador: unos más grandes, similares a un tiflin aunque alados, y otros más pequeños, de la altura aproximada de un mediano. El semielfo lo estaba pasando muy mal, por lo que nos acercamos lo más rápidamente posible para ayudarlo.


- Lo siento, pero te necesitaremos si queremos salir de aquí con vida - Vyrellis había pedido tiempo a solas en la bolsa de contención después de lo sucedido con su cuerpo, pero ahora no podíamos dárselo.


Skull in flames
La calavera en llamas
Una vez juntos, pudimos empezar a repeler a nuestros atacantes. Kanon pudo acabar con uno de los diablos, y la maga utilizó su atacante fantasmal contra el otro, pero no dejábamos de recibir rayos de fuego de los múltiples espejos que veíamos en el pasillo. Acabamos con las tres criaturas que nos acosaban, mas los espejos seguían hiriéndonos. Justo antes de un ataque, pude ver en uno de ellos una calavera en llamas, que según Earsel debía ser quien canalizaba sus ataques a través de los mismos. Había que destruirlos.


- ¡Ése es mi enano, utilizando el martillo! - pese a sus desavenencias, la maga parecía realmente orgullosa de la manera de machacar espejos del enano, que en ese momento se giró hacia ella sonriendo y levantando el pulgar. Formaban una pareja de batalla muy peculiar, sin duda.


Entre todos empezamos a destruir los espejos, y entonces Derkin e Ian se acercaron a la puerta de doble hoja del pasillo. El enano no pudo abrirla, pero Ian sólo necesitó una patada para arrancar ambas hojas de sus goznes y empujar con ellas a un último diablo que debía estar resistiendo en esa posición. ¡Eso es potencia (de combate)!


Entramos en la habitación y acabamos con el diablo, además de con otros dos espejos que allí se encontraban, y entonces un terrible grito de rabia de una voz espectral lo llenó todo. La calavera en llamas que habíamos visto en los espejos se hallaba ante nosotros, esta vez en su forma física. Con la potencia combinada de todos logramos reducirla, y el arquero acabó finalmente con ella con dos certeros disparos. Un estallido ígneo volatilizó lo que era su cuerpo, y la habitación entonces quedó en calma, perdiendo gran parte del brillo que tenía. Le pregunté a Vyrellis si conocía de algo a este enemigo.


- Pues era una calavera... Y estaba en llamas, ¿no? - al oírla, Kanon torció el gesto y se alejó refunfuñando sobre la utilidad de los consejos de Vyrellis.
Skeleton hand crystal ball
La mano que manejaba los espejos


Empezamos a examinar la habitación ya que necesitábamos descansar, estábamos agotados tras los últimos acontecimientos. Earsel salió tras una puerta simple, diciendo que había encontrado la estancia desde la que seguramente la calavera estaba lanzando sus ataques. El cuarto estaba vacío salvo por una gran bola de cristal engarzada en una mano esquelética situada sobre un pedestal. Era algo estrecho, pero nos serviría para reposar si no nos importaba estar algo apretados.


Kanon y Derkin empezaron a contar historias de la guardia de Cormyr mientras desplegaban sus esterillas el uno junto al otro para descansar. Al parecer habían compartido más aventuras de juventud de las que pensaron en un principio. Luego Kanon se volvió hacia Ian y pude oír cómo bajaba la voz para preguntarle sobre la conversación que había mantenido hace poco con Earsel. El guerrero apartó la mirada, enrojeció y no le comentó nada. Si a mí no me quiso dar detalles de aquello cuando le pregunté, no sé a quién iba a dárselos...


Aproveché el momento de calma para comentarles a todos mi intención de ir a Luna Alta para seguir con mis pesquisas sobre la Runa Retorcida cuando consiguiéramos salir de la Pirámide. Kanon me preguntó por qué allí, y le dije que tenía un familiar que probablemente supiera algo más de todo aquello. El semielfo dijo entonces que contara con él, pero que antes quería pasar por Refugio Invernal. No puedo culparlo por tener esa intención, la verdad.


Nos acomodamos como pudimos en aquel estrecho cuarto; algunos más pegados entre nosotros que otros. Cuando los hombres despertaron, Earsel se encontraba concentrada en sus estudios, repasando algunos hechizos, tal y como hacía cada día. Al salir, vimos con sorpresa cómo todo seguía tal y como lo habíamos dejado... salvo por los espejos, que aparecían intactos. La magia de aquel lugar estaba consiguiendo ponerme muy nerviosa, quería salir de allí cuanto antes.


Una sencilla exploración a medida que avanzábamos nos bastó para concluir que el camino que estábamos siguiendo nos llevaba de nuevo a la zona que había estado a punto de acabar con Kanon, aquella con la trampa de las estatuas y las grietas en el suelo, por lo que decidimos dar la vuelta. No habíamos estado avanzando de manera cauta todo este tiempo para acabar de cabeza en lo que sabíamos que podía significar nuestra muerte.


Nos estábamos quedando sin opciones. Los tres pasillos sin explorar que daban al sur desembocaban sin duda en el peligroso territorio de los arbóreos. Nuestra única posibilidad de avanzar sin toparnos con ellos era la puerta que no habíamos abierto junto a la zona helada que antes había sido una armería. Al abrirla, vimos una serie de tramos de escaleras que parecían subir bordeando el interior de una torre, dejando una especie de foso en la parte central. Parecía que estábamos logrando avanzar, o al menos subir a la zona superior de la Pirámide. Seguimos adelante con la esperanza de que aquella subida supusiera estar más cerca de la salida. El primer tramo de escaleras parecía seguro, pero al llegar al segundo Derkin nos advirtió sobre algún tipo de mecanismo que había detectado, por lo que la maga tuvo que estar un tiempo desactivándola. Cuando pudimos seguir ascendiendo, Kanon decidió que sería más seguro para él si se ataba una cuerda a la cintura y le daba un extremo a Derkin, ya que si disparaba alguna trampa que lo lanzara al fondo del foso, el enano tenía la suficiente fuerza para sostenerlo.
Gargoyle
Gárgola


Había otro mecanismo en esta escalera, pero cuando la elfa trató de desactivarla vio con horror cómo uno de sus pies quedaba atrapado entre dos de los escalones. En ese momento pudimos ver cómo dos gárgolas en las que no habíamos reparado hasta ese momento abandonaban su estado petrificado para volar hacia ella, hiriéndola mientras estaba indefensa. Por si fuera poco, una arpía envuelta en llamas se les unió en su ataque, vomitando sobre todos nosotros una nube de cenizas ardientes que me dejó cegada (más tarde supe que todos lo estábamos). Pude oír a la criatura proferir varios gritos de dolor antes de recuperar la vista. El semielfo se había cebado con ella, tenía varias de sus flechas clavadas en diferentes partes de su cuerpo. Ian y Derkin trataban de avanzar escaleras arriba, pero también se vieron atrapados por la trampa de los escalones. Kanon pudo entonces rematar a la arpía de un certero flechazo, pero aún nos acosaban las gárgolas y tres de nosotros seguían atrapados, por lo que decidí teleportarme a una posición superior para tener una mejor visión de la batalla. Inmovilizado desde las escaleras que lo mantenían atrapado, Ian logró herir gravemente a una de ellas con su arco.


- ¡Estoy orgulloso de ti! - el semielfo miraba a Ian casi como el propio Padraig en una de mis últimas visitas.


Las gárgolas habían descendido al fondo del foso. Yo no podía verlas, pero al parecer se habían vuelto a transformar en piedra, lo que sanaba gran parte de sus heridas a la vez que las hacía prácticamente invulnerables a cualquier ataque que pudiéramos llevar a cabo. Mientras volvían en sí, Kanon trataba de desactivar la trampa sin demasiado éxito. Earsel en ese momento se zafó y se pudo hacer invisible, y tanto Ian como Derkin lograron liberarse también, bajando al rellano inferior, que era una posición mucho más segura.


En ese momento las gárgolas volvieron a atacar, centrándose en Kanon, que cayó al foso.


- ¡No me lo puedo creer! - maldecía en su caída mientras a Ian se le escapaba entre los dedos la cuerda que llevaba aún atada a la cintura.


Earsel reapareció a mi lado y logró entonces acabar con una de ellas con un espectacular ataque combinado: primero la congeló y luego la sometió a un fuerte golpe ígneo, lo que hizo que estallara en montones de pedazos de piedra inerte. La que quedaba con vida se petrificó de nuevo en el fondo del foso y aprovechamos para hacernos fuertes en nuestras posiciones y ayudar a Kanon. El combate no duraría mucho más: cuando remontó de nuevo el vuelo le llovieron ataques de Ian con el arco y de Earsel, y al fin cayó también. El semielfo miraba a Ian henchido de orgullo.


- Te he enseñado bien - dijo mientras media sonrisa se le dibujaba en el rostro.


Por fin logró subir a nuestro lado con la ayuda de Derkin y la cuerda que aún llevaba atada. Un par de intentos más por parte de Earsel bastaron para desactivar definitivamente la trampa, no sin antes ser atrapada por los tobillos alguna vez más. Ahora ya podíamos subir al nivel superior.


Lo que ante nosotros apareció era un ancho pasillo de orientación sur con un una abertura hacia el este. En las paredes había varios bajorrelieves que representaban ídolos humanoides con enormes bocas abiertas dentro de las cuales sólo se veía una gran y profunda oscuridad. Derkin se acercó a examinar el más cercano, y todo se precipitó. Dos figuras humanoides aparecieron a su lado y empezaron a apuñalarlo frenéticamente. Cada uno de ellos tenía dos brazos saliendo de sus antebrazos, y en todas sus manos llevaban dagas de hueso, por lo que el daño que le infringieron fue terrible y cayó inconsciente casi de inmediato.
Prole nefasta
Prole nefasta


Antes de que pudiéramos acercarnos a ayudar al clérigo, se abrieron unas puertas que había en el pasillo y aparecieron dos criaturas similares a las que ya habíamos visto, aunque eran más voluminosas y portaban mandobles en lugar de dagas. Las más pequeñas parecían poder moverse a una velocidad de vértigo y desaparecer en la oscuridad de las bocas. Entonces los bajorrelieves empezaron a moverse, pidiendo comida con una voz gutural y mordiendo todo lo que tenían al lado, lo que incluía a nuestro compañero caído. Las cosas se estaban complicando mucho y muy rápido...


Logré acercarme para arrastrar a Derkin más lejos del peligro inmediato que suponían los bajorrelieves, y lo sané lo suficiente para que volviera a estar en pie. Las puertas se habían vuelto a cerrar, y apareció de la oscuridad una pequeña criatura con bastón que empezó a lanzar ataques mentales a Kanon, que se retorcía de dolor. Vyrellis no me pudo ayudar a identificar a estos atacantes, ya que decía no conocerlos. Fueran lo que fueran, de nuevo un doble ataque de la maga consiguió poner en su sitio a las criaturas con dagas de hueso: estaba claro que la fuerza combinada de los rayos de hielo y la explosión abrasadora era terrible, y ella sola logró acabar con ambas criaturas antes de que pudieran apenas tocarnos.


Quedaba la criatura más pequeña, que seguía atacando a Kanon, y las dos mayores, que estaban parapetadas tras las jambas de la puerta doble, resistiendo como podían los ataques de Derkin e Ian. Entonces, dos veces seguidas, Ian atacó a Derkin.


- ¡¿Pero qué haces?! - le grité desde mi posición. El enano no parecía nada contento, y con razón.


Finalmente Kanon había logrado sobreponerse a los ataques mentales que más tarde supe que eran la razón del “fuego amigo” de Ian, y entre todos pudimos entrar en la habitación que guardaban los berserkers, eliminándolos. El más pequeño estaba acorralado, y aunque trató de esconderse utilizando las bocas para escapar, finalmente Kanon se cobró su justa venganza con él. Durante todo el tiempo de la batalla habíamos estado oyendo a las bocas pedir comida, y la muerte del último de nuestros enemigos no las callaba. Era verdaderamente molesto.


Localizamos un dormitorio con dos camas dentro de la habitación en la que habíamos irrumpido, y decidimos que lo mejor sería descansar para recuperarnos de las heridas recibidas. Parecía fácil de defender hasta que el semielfo encontró lo que parecía ser una puerta secreta que Earsel bloqueó definitivamente al tratar de abrir. En cualquier caso, ahora sí sería fácil de defender, ya que sólo había una entrada.


Kanon debía estar bastante afectado por las heridas físicas y mentales que había recibido en batalla, pues en ese momento cargó el cadáver más pequeño y lo introdujo en una de las enormes bocas de los bajorrelieves argumentando que a lo mejor así dejarían de pedir comida. El cuerpo salió expulsado y el semielfo recibió un fuerte bocado de los dientes de piedra, así que decidió que había hecho suficientes experimentos y volvió a la habitación para descansar. Cuando llegó, Ian se disculpaba ante Derkin mientras el enano le restaba importancia al incidente.


De las dos camas, una sería sin discusión para el arquero, que era quien peor lo había pasado durante el combate. Se tendió y empezó a roncar pesadamente sin importarle nada más. Earsel y yo dijimos que no necesitábamos la cama restante ya que meditábamos sentadas, y entonces Derkin e Ian empezaron a discutir sobre quién de los dos la necesitaba menos... Curioso comportamiento. De repente, el enano se tendió en el suelo utilizando su escudo para descansar su cabeza, e Ian nos miró confuso antes de empezar a quitarse la pesada armadura para descansar en la cama que había quedado libre. Ian quitándose ropa siempre era algo agradable de ver, era una pena que los demás estuvieran ahí delante. Earsel debió verme mordiéndome el labio mientras esto sucedía, porque en las horas que faltaban para que ellos se despertaran después de nuestro trance estuvo contándome historias de su pasado, diciéndome que tuviera cuidado con lo que hacía. ¡Como si fuera algo malo!
Craig Horner undressing
Tú sigue...

Curiosamente, todos habíamos tenido sueños extraños, sin ningún sentido. Este lugar parecía estar más allá del tiempo y de la lógica. No veía el momento de salir de allí, recuperar la normalidad y desayunar por hambre y no por simple costumbre como llevábamos ya varios días haciendo.
domingo, 16 de junio de 2013

Las columnas estallaron en mil pedazos, extendiendo esquirlas de hielo por toda la estancia. Fue en ese punto del comienzo del combate, cuando tuvimos la confirmación de algo que ya estábamos notando desde que conocimos a Derkin: es algo lento de reacciones, y hasta el clima parece tener más iniciativa en los combates que este hombre, porque la trampa de frío que nos atrapó fue capaz de hacer efecto sobre nosotros antes de que el clérigo enano moviera un sólo dedo...

Cuatro caminantes blancos salieron de lo que fueron las columnas de hielo, y Lilith soltó un grito a Earsel: "¡Earsel quémalos!"... últimamente y dada la tendencia de la maga a quemar cosas, este era un grito de guerra habitual en nuestros combates. Pero había algo más, un extraño frío se apoderaba de nosotros y hacía muy doloroso combatir en aquella estancia, debía ser una especie de trampa que drenaba nuestra fuerza vital poco a poco.

Los caminantes avanzaron hacia nosotros muy rápido, tanto, que me ví sorprendido por ellos en su primer y segundo ataque y noté como mis energías disminuyeron rápidamente. No fui el único, Ian también fue víctima de los ataques de los caminantes con especial virulencia. Intentaba recuperar el aliento para contraatacar cuando me vi teletransportado por una extraña fuerza mágica a la entrada de la estancia congelada, mientras Derkin me sonreía y guiñaba un ojo. Incluso me pareció entender un "De nada, compañero" de su boca mientras se lanzaba contra nuestros enemigos.

Nos estábamos reagrupando para devolver los ataques, cuando Lilith, que estaba al otro lado de la habitación, escuchó un tremendo estruendo a sus espaldas, y el enorme bloque de hielo de la habitación contigua dejó paso a una enorme criatura con cierto parecido a un tiflin pero mucho más fea, se lanzaba a la carga contra ella.


La criatura, gritando como una posesa "¡¡Tuu!!", no dejaba de mirar la bola donde estaba la cabeza de Vyrellis, mientras se lanzaba contra Lilith, que pronto se vio en una situación comprometida, al estar rodeada por él y por dos caminantes.

Seguimos el combate, e Ian, que se acercaba a la posición de Lilith, luchaba por deshacerse de un enemigo. Le grité: "¡Dale con lo más gordo y duro que tengas!", mientras el color rojo le subía por las mejillas al guerrero y me miraba algo avergonzado, al igual que Lilith.... ¿? .Pero esto no fue obstáculo para que nuestro guerrero hiciera honor a su nombre y fulminase de un gran golpe de hacha a uno de nuestros enemigos.

Derkin por su parte estaba enzarzado con otro caminante, y entre golpe y golpe, cantaba una antigua canción de guerra que hacía mucho no oía, desde mi época en la guardia de Cormyr: "No amo este aaauraaaa...", y no pude por menos que canturrearla yo también mientras lanzaba flechas a diestro y siniestro.

La trampa helada empezaba a ser algo más que una molestia para nosotros. En mi caso me estaba dejando casi sin fuerzas, y Derkin tampoco parecía estar pasándolo bien.

Earsel desplegó un par de devastadores ataques que acabaron con dos de nuestros enemigos de una sola vez, y yo acabé de un certero disparo con el último de ellos. Ahora sólo quedaba el monstruo de más de dos metros que había salido de la gran roca helada. Mientras nos colocábamos para acabar con él, Earsel y Derkin se peleaban sobre quien debía dejar sitio a quién... no deja de ser divertido ver cómo se llevan estos dos, parecen un matrimonio... aunque nunca les diría esto porque seguro que acabo colgado boca abajo y con las mallas en la boca...

Entre arenga y arenga de Derkin para acabar con nuestro enemigo, este había centrado su atención en Ian y estaba forcejeando con él, aunque sin dejar de increpar a Vyrellis en todo momento, ni que hubieran tenido un rollito que hubiera salido mal. Tras un intercambio de golpes, es finalmente Earsel quien acaba con el monstruo, que cae pesadamente al suelo tras un misil mágico de la maga.


Pero algo iba mal. Pensamos que al acabar con nuestro último enemigo la trampa de la estancia pararía, pero no fue así, y seguía acabando con nosotros poco a poco. Derkin se acercó a Ian, que estaba bastante tocado tras el combate y con unas palabras de ánimo: "Anda, chicarrón, que te veo hecho una lástima", aplicó sus poderes curativos sobre él.

Tiritando de frío le pregunté a Vyrellis que cómo podíamos acabar con esta trampa, a la que contestó poniendo los ojos en blanco y respondiendo con tono altivo: "Pues saliendo y cerrando la puerta, claro." Tengo planeado un lugar muy especial para la cabeza de Vyrellis en mi bolsa de viaje, entre mis mallas usadas durante un mes y aún no lavadas, y las botas que usé en el pantano de Cowassmell y que no he podido limpiar aún.

Pero no podíamos irnos aún, sin saber si aquí había algún objeto de valor, o bien saber si podíamos anular esa trampa, así que Lilith y Earsel decidieron ir a la habitación contigua para averiguarlo, pero no encontraron forma de anular la trampa, ni nada de valor. Así que tras unos angustiosos momentos en los que el frío seguía afectándolas, consiguieron salir y cerramos la puerta.

El combate y sobre todo el frío habían dejado nuestras fuerzas muy mermadas, así que decidimos volver al único lugar razonablemente seguro que habíamos encontrado en la pirámide: las habitaciones donde murió Andrew, aunque Earsel des luego no estaba muy contenta por ello. Durante el camino, Lilith le preguntó a Vyrellis si conocía a ese monstruo, pero esta dijo que no, y que debía ser "uno de los subordinados del apestoso Karvakos".

Una vez llegamos, y por tratar de liberar un poco la tensión, le pregunté a Earsel si podría descansar con los ronquidos que suele soltar Derkin, y que quizá para relajarse podría usar su poder de mano de mago para calentarse... con un poco de imaginación. Claramente la elfa sabía por dónde iba, porque me echó una mirada gélida y no dijo nada.

La siguiente escena sólo puedo describirla de esta manera:



Y es que de pronto Earsel llamó a Ian diciéndole que quería hablar con él en privado un momento, y lo que vimos desde lejos fue como si esta le estuviera echando la bronca por algo, y a Ian poniéndose más rojo que un tomate, y cabizbajo volvió con Lilith. Derkin soltó sin poder contenerse un "¡Y tú pensabas que te habías librado de la suegra!", burlándose de Ian y riendo estruendosamente. La verdad es que no entendí demasiado a qué venía esta historia, y sólo le pregunté a la maga: "¿A qué venía eso? ¿Qué pasa?" y me respondió con un escueto: "Nada, sólo he puesto las cosas en su sitio." La verdad es que no me enteré de nada, pero estaba demasiado cansado para seguir indagando, así que decidí seguir el ejemplo de Derkin, que ya roncaba sonoramente en su camastro.

Tras unas horas de descanso razonablemente plácido, de desperezarnos, y de esperar a que salieran Ian y Lilith de su habitación, nos pusimos en marcha. Ian no parecía ni poder mirar a Earsel a la cara, con una expresión de verguenza en su rostro... qué rawro. En fin, ya me enteraré de lo que pasa.

Volvimos a la sala contigua a la de la trampa helada, y pudimos observar como la escarcha había invadido una buena parte del lugar tras estar las puertas abiertas. Pero nuestro objetivo era la otra sala, la que vi con las columnas-monolito de las que salían rayos eléctricos. Me acerqué con cuidado y eché un vistazo. Y desde luego, la vista fue interesante.


Suspendida en el centro de la estancia y con cuatro rayos saliendo de cada monolito, había un cuerpo decapitado, claramente femenino, flotando en una especie de jaula de energía. Me giré hacia mis compañeros y les dije: "¿El cuerpo de Vyrellis? Está buena, y se parece a la estatua que vimos..." Vyrellis tenía una expresión entre flipada y orgásmica, y dijo: "¡Es... mi forma física! ¡Está atrapada en una prisión arcana!"

No teníamos muy claro si intentar liberar su cuerpo o no, pero finalmente decidimos hacerlo, no sin mis reticencias. Tras examinar la trampa, Earsel nos comentó que parecía una trampa arcana simple, y que con derribar los monolitos debería ser suficiente para que la trampa desapareciera. Tras hacer el bruto un rato, y varios vaciles de Derkin diciendo "¡Ja! Yo los puedo derribar sólo, no necesito ayuda de la elfita o de la eladrín" es entre Derkin, Ian y Lilith que derribaron las cuatro columnas, mientras yo me mantenía atento por si algo salía mal.

La jaula de energía desapareció y el cuerpo cayó inerte al suelo. Nos miramos unos a otros.¿Y ahora qué? "Quizá podríamos poner la bola encima de los hombros, a ver qué pasa..." sugirió Derkin. Lilith se adelantó con la bola de una extasiada Vyrellis en las manos, y de repente, a unos 10 pies del cuerpo, la bola salió disparada y se incrustó en el pecho del cuerpo descabezado. Vyrellis empezó a gritar de terror, y vimos con horror como el cuerpo se levantaba y se enfrentaba a nosotros. Con un gesto de la mano, una especie de tormenta de cuchillas mágica apareció alrededor de Ian y Derkin, e inmediatamente los derribó.


Mi reacción fue fulgurante, ya que sabía que algo iba a salir mal. Con dos certeros ataques, causé profundas heridas en el cuerpo descabezado. Earsel siguió mi estela y causó aún más daños con sus poderes de fuego. En ese momento, unos afilados carámbanos de hielo se unieron a la tormenta de cuchillas y cayeron Derkin y Lilith.

Cuando nos disponíamos a contraatacar, Vyrellis desapareció. Lilith gritó que por su experiencia con los poderes que le había conferido la cabeza de la eladrín, podría no reaparecer hasta que no la dañásemos. "¿Y cómo hacemos eso si no la vemos?", pregunté. Intenté concentrarme en mi percepción élfica, pero aunque captaba ciertos rastros no podía saber de dónde venían. Vyrellis debió darse cuenta que estaba intentando localizarla, porque un rayo necrótico surgió de la nada y me golpeó. En ese momento reapareció ante mí y descargué un fuerte ataque, al igual que Earsel e Ian. Este último cargó con toda su fuerza contra ella y la estampó contra la pared.

Lo que siguió fue un intercambio de ataques entre el cuerpo decapitado y nosotros, pero pronto nos dimos cuenta que no hacíamos suficiente daño. Tras un ataque de la tormenta de cuchillas de Vyrellis hacia Lilith, y un grito que salió del alma de la eladrín "¡Mala puta!", empezamos a oir la llorosa voz de la cabeza de Vyrellis que salía y entraba del pecho del cadáver gritando "¡Lo siento!", "¡Sacadme de aquí!"

Empezábamos a flaquear en nuestras fuerzas mientras nuestro enemigo no parecía notar nuestros golpes. Un fallo de ballesta de Lilith golpeó la bola de Vyrellis y ésta profirió un grito de terror: "¡Ten cuidado!" A mí me pasó lo mismo con una flecha, y soltó otro alarido de dolor.

El combate estaba torciéndose mucho: tras dos ataques de Vyrellis, Derkin e Ian cayeron al suelo de forma consecutiva. Lilith se disponía a ayudar a Derkin, pero al ver caer a Ian, se lanzó a la desesperada a por él para curarle, y me gritó "¡Ayuda a Derkin!". Atravesé con velocidad el campo de batalla y conseguí aplicar las hierbas curadoras sobre el maltrecho enano, pero inmediatamente después, la tormenta de cuchillos se nos abalanzó, y fui yo mismo quien cayó. Por suerte, fue Derkin quién aguantó de pie esta vez, y consiguió levantarme.

Nada más levantarme del suelo, Vyrellis apareció detrás de mi. Con un cabreo monumental, me giré y pese a la corta distancia cargué mi arco y disparé, apuntando a la cabeza... sin darme cuenta que el cuerpo estaba decapitado, con lo que la flecha pasó inofensivamente por encima de Vyrellis. Cargué una segunda flecha y apunté directamente al pecho, a la cabeza de Vyrellis, que me miró con expresión horrorizada. Por un momento estuve a punto de disparar directamente a la bola, pero finalmente apunté a un hombro. Ese momento de duda fue suficiente para errar el tiro.

Pero no fue necesario. Ian sacó la ballesta y de un certero virote acabó con nuestro enemigo, que cayó al suelo.



Un torrente de energía purpúrea necrótica salió del cuerpo de Vyrellis y este se desintegró, dejando sólo la bola de cristal con la cabeza de Vyrellis, que lloraba desconsoladamente. Entre sollozos, decía que Karvakos lo tenía todo planeado para que nunca pudiera recuperar su cuerpo, y juraba que nos ayudaría a acabar con él 100 veces si hacía falta. La verdad es que no pude por menos que sentir lástima por la eladrín, por muy molesta que hubiera resultado en el pasado.

Estábamos muy tocados, y decidimos que necesitábamos otro largo descanso, pero antes miré hacia el pasillo que iba hacia el sur. "Será mejor que investigue un poco hacia donde lleva, antes de que descansemos." Me acerqué e intenté ser sigiloso, pero el cansancio había hecho mella en mí, mucho más de lo que pensaba, y un sonoro tintineo de mi carcaj inundó el pasillo. Me detuve instantáneamente, pero ya era tarde. En el pasillo había cuatro espejos en la pared izquierda, y de uno de ellos salió un rayo ígneo que me golpeó en el pecho y me dejó sin aliento.

De pronto, oí un sonido de piedra deslizándose de golpe en la pared derecha, y una abertura en el muro se abrió. Estaba sólo, lejos de mis compañeros, y aturdido. "¡Idiota, idiota!", pensé, "¿Por qué no has tenido más cuidado?". Pero ya era tarde. Todo se ralentizó a mi alrededor, y girando la cabeza con horror, vi lo que había tras la abertura...

¡Uy, pero qué tarde es! Bueno, seguimos otro día, seguro que no os importa.

Kanon el cabroncete cliffhangeriano.


martes, 11 de junio de 2013


 Una ronda de cerveza aparece delante de mí. 
  - Venga, Derkin, sigue contándonos qué te ocurrió en la pirámide esa

  Suelto una risotada - Bueno, si me lo pedís así- digo, mientras le pego un trago largo a mi cerveza.

Nos levantamos esa mañana repuestos. Mientras discutíamos por donde seguir, Kanon y yo empezamos a entonar una canción de marcha de nuestra época con los Dragones Púrpura de Cormyr. "Al sur.. vamos para el sur…"  A nuestros compañeros les debió convencer nuestra actuación, o igual sólo pretendieron callarnos, pero rápidamente estuvieron de acuerdo con nosotros.  - Venga va, al sur, pero callaos de una vez
Partimos,  mientras Kanon y yo seguíamos hablando de los viejos tiempos
- Ey, ¿y recuerdas la de la semior orco aquelal que capturamos que se creía un bardo? -dije-  esa que cantaba "Por ser la virgen de Myth Drannor… un mantón de piel humana, humana, humana.. ¡me voy a fabricar!" - terminamos ambos a coro, imitando los gruñidos. 


  Estuvimos explorando distintas posibilidades, pero todas acababan en cámaras llenas de vegetación.  Los plantas ocultaban las paredes, y frondosos setos formaban muros hasta el techo. Incluso la luz parecía distinta.

  - ¿Habías conseguido salir al exterior, entonces? - Preguntó uno de los parroquianos
  -  ¡Que va, parece que no estáis atentos! ¿No os había dicho antes que al sur había unos seres arbóreos, y que la pirámide se adapta a sus inquilinos?
  -  Claro, y estarían escondidos entre los muros
  -  Pues justamente eso mismo se estaba preguntando Kanon, que se había adelantado a explorar…

El semielfo volvió con nosotros.  -  Lilith, pregúntale a Vyrellis si pueden estar ahí escondidos - La eladrin trasladó la pregunta a nuestra guía, quien fingía no haberle oído. 
  - Por supuesto, es su entorno, su hábitat, su hogar. Son seres muy territoriales y feroces.
  - Pregútale cómo son
  - ¡Pues cómo van a ser! - interrumpió Vyrellis- Pues tienen la piel como corteza, son verdes, parecen plantas… ¿que mas quieres?
  - Nananana - se burló Kanon

¡Desde luego, la antigua eladrin era de los más divertida cuando se enfadaba! Así que tuve que intervenir…
  - Disculpe, su alteza excelentísima de cuello de cisne, ¿hay algo que le impela a ir hacia allá? ¿Alguna extremidad más en forma de joya que debamos recoger?
   
  La cabeza bufó irritada, - No, no hay nada especial.- Miré a mi izquierda, donde Earsel estaba investigando la vegetación. No me gustaba mucho la idea de adentrarme por esos pasillos estrechos, de donde podía salir cualquier enemigo de entre los arbustos, o incluso que esta vegetación fuera toda ella enemigos camuflados, así que aproveché la circunstancia para picar a la maga.
  - No me gusta ir por esos caminos, donde nos pueden emboscar fácilmente. Además, ¡está lleno de arbustos, plantas y esas cosas que os molan a los elfos! - La mirada que me echó se parecía al poder ese que usaba para congelar a los enemigos, por lo que no pude menos que soltar una risotada.

  - ¿Y os adentrasteis por ahí?
  - Que va, las advertencias de Vyrellis nos disuadieron a todos, así que preferimos ir por otro camino.

 Kanon se adentró por un pasillo. Un poco más adelante, había unos escalones de bajada, pero parece que el explorador iba tan concentrado en no hacer ruido que no los vio, y terminó rodando escaleras abajo. Cuando volvió, sacudiéndose el polvo de las ropas, empezó a discutir con Lilith la longitud del pasillo que acababa de recorrer. No se muy bien cómo, pero parecía que la eladrin medía mejor el pasillo desde allí, que el propio explorador tras haberlo recorrido, mientras exigía detalles, medidas y longitudes, irritada por la falta de exactitud del semielfo. 
   - ¡Pues a partir de ahora, vas a investigar tú!
   - Créeme, no quieres que yo investigue igual que no quiero que tu hagas el mapa
Mapa de caminos claramente perpendiculares

Kanon volvió a la sala a seguir investigando. Al poco, empezamos a oír maldiciones 
  - ¡Compañeros, necesito ayuda aqui abajo!
Nos precipitamos en su búsqueda. Tras las escaleras, había una sala con una poza de agua ocupándola por completo sobre la que flotaba una plataforma de la que partían tres pasarelas, una hacia donde estábamos, y otras dos hacia el norte y el sur respectivamente.

Cuando llego allí, veo a a dos arpías y un saguajín. Earsel estaba lanzando un ariete espectral contra una de las arpías, derríbándola.  Veo que algo tira de Kanon hacia la poza, y en cuanto cae al agua, tres saguajines más le rodean. Un momento después, el cántico de otra de las arpías arrojan a Ian y Lilith al agua, pero Earsel, inmune, la congela con sus rayos de hielo. 

 El semielfo se debatía en el agua con sus enemigos .Mientras me concentro en curarle, el canto una de las arpías de arroja también al agua. ¡Por las barbas de mi abuela! Odio mojarme las barbas en aguas pestilentes. Mientras Earsel acaba con una arpía, Lilith se teleporta junto con una saguajin que parecía una sacerdotisa. Tomo aire, y buceo hacia Kanon, quien se veía cada vez más apurado. Mientras le arreo un martillazo a una de las criaturas, elevo mentalmente una plegaria para sanar al arquero. Ian se acerca también, y Lilith se teleporta sobre la plataforma que cuelga por encima de nuestras cabezas. Una vez que conseguimos replegarnos, los enemigos fueron cayendo rápidamente uno tras otro.


 - ¿Y cómo conseguísteis salir del agua?
 - Bueno, la plataforma estaba al nivel del agua, un poco más de natación y estábamos fuera.

  Tras secarnos como pudimos, nos dirigimos hacia el sur. Subiendo una escalinata como la que nos había llevado a la poza, había un pasillo que giraba hacia la derecha un poco más adelante y, tras el giro, un par de estatuas protegían dos puertas. Earsel, convencidísima de que las estatuas entrañan un peligro mortal, me conmina a derribarlas a martillazos. 
  - Pues yo no veo nada, parecen estatuas normales y corrientes.
  - ¡Porque son mágicas, no mecánicas, ignorante! 

  - ¿En serio? ¿Quería que te liases a martillazos con la estatua?
  - Si, parece que han tenido malas experiencias anteriormente con la decoración…

Kanon se adelantó por el pasillo. A mitad de camino, se detuvó de repente.
 - Parece que hay un hendidura ahí delante, a lo largo del suelo y subiendo por la pared. ¡y detrás de mí también, maldición!
Con mucho cuidado, retrocedió hasta nosotros. Decidimos adentrarnos por la puerta frente a nosotros para evitar atravesar la trampa que intuíamos en el pasillo.
  - Derkin, vigila la estatua
  - Enano vigilar. Enano derribar estatua si mover le respondo a la maga entre risas
  - Claro, para eso servis los enanos, para romper cosas

   - Vaya carácter que tenía la maga, ¿no?
   - SI bueno, ya sabes cómo son elfos.. y encima acababa de pasar una mala experiencia con la muerte de su compañero, por lo que pensé que picándola conseguiría distraer sus pensamientos. Además, que demonios, ¡estaba disfrutando mas que un duergar mascando un tizón!

 Avanzamos por otro pasillo, que iba estrechándose mientras giraba a un lado y otro. íbamos hablando sobre el aguardiente enano. Kanon me contó que en una ocasión se bebió una redoma de un trago, y al día siguiente con la resaca fue capaz de ponerse a contar las briznas de hierba del camino mientras exploraba.
  - ¿Y tu que, chavalote? -pregunté a ian- Seguro que fue gracias al aguardiente cuando te decidiste a tirarle la caña a la flaquita, ¿eh? 
Por el color carmesí de sus mejillas, no debía andar muy desencaminado en mis conjeturas
 - ¡Tranquilo, chavalote, que es broma! - dije entre risotadas. - Parece que las plantas vuelven a invadirnos. ¿hacia donde vamos, chicarrón?
 - Donde diga la flaquita, digo, ¡Lilith!

Entre risas y la mirada sorprendida de la eladrin, decidimos dirigirnos de vuelta a la poza para adentrarnos por la puerta norte. Tras ella, había una gran sala, donde la temperatura descendía unos cuantos grados. Incluso la pared este estaba cubierta de escarcha. Vyrellis reconoció al estancia:
  - Ahí al este es donde Karvakos guardaba sus armas y artefactos. Puede haber algo de utilidad, pero cuidado con los guardianes helados.

 Mientras Kanon se acerca a investigar la puerta, le susurro: -acerca la lengua al metal de la bisagra, veras que curioso…- sin embargo, la broma no cuajó, parece que aunque provenga de Calimshan, ya se las ha visto antes con el hierro helado. ¡Una lástima!

Al abrir la puerta, una tromba de aire frío sale del interior. Mas allá, las paredes y las cuatro columnas de la estancia están cubiertas de hielo. Mientras nos adentramos con Ian y Lilith a la cabeza, el frío nos deja ateridos. La eladrin se acercó a una puerta situada al fondo, pero antes de abrirla, los pilares estallaron en pedazos, revelando cuatro caminantes blancos.

   - ¿Y qué hicistéis entonces? ¿Os enfrentasteis a ellos?
   - Pues no recuerdo muy bien. ¡Pero seguro que otra pinta me refresca la memoria!

  



La decisión de en que habitación íbamos a dormir no había sido fácil: el enano no mostraba mucho entusiasmo en dormir en la habitación que lo había retenido durante tanto tiempo. Yo directamente me negaba a entrar en la otra habitación. Era la habitación de mi vergüenza y todo aquello era aún demasiado reciente. Ante mi vehemente negativa Derkin finalmente cedió:
-Accederé a esta habitación para que la niña elfa no tenga pesadillas…- La condescendencia que destilaba aquella frase me puso furiosa en un segundo y creando una bola de fuego a escasos centímetros de su bigote le dije entre dientes:
-Enano, no me provoques…-
Varios segundos pasaron en absoluto silencio y con una tensión tan espesa como la brea, pero el enano sin previo aviso soltó una sonora carcajada y poniéndose de puntillas, todo lo estirado que pudo, me dio una palmadita en la espalda para mi absoluta perplejidad:
-¡Venga larguilucha! ¡No es para tanto!-. Sin más se metió en la habitación.
Sin salir de mi asombro también me dispuse a entrar seguida de Kanon que no paraba de reírse.

Desde luego todo lo que Derkin había sufrido en aquella habitación no parecía haber dejado el más mínimo signo de trauma en el. En cuanto su cabeza tocó el camastro comenzó un concierto de ronquidos digno de un rinoceronte resfriado. A duras penas conseguí relajarme aunque, con esfuerzo, finalmente pude descansar. Kanon no parecía compartir mi problema pues también dormía a pierna suelta. Afortunadamente su respiración era tranquila y silenciosa. El enano ya roncaba por los tres.

Una vez descansamos lo suficiente nos levantamos para seguir nuestro camino. De la habitación contigua salió primero Ian con una expresión serena y concentrada. Supuse que su descanso había sido gratificante y reparador, pero tras él apareció Lilith, y la expresión de su rostro contaba una historia muy distinta. Si, la expresión de la eladrin contaba la historia de una noche en blanco y muy entretenida. Sonreía bobaliconamente y sus mejillas estaban enrojecidas mientras alternaba su mirada entre Ian y el suelo. 
-¿Qué? ¿Habéis pasado buena noche?- Kanon sonreía socarronamente mientras ella se enrojecía aún mas, casi hasta el granate. Ian sin embargo se volvió hacia el semielfo con toda tranquilidad para responderle: -Un caballero no habla de esas cosas-.
Por un instante recordé la corta edad de Lilith pese a su madurez y temí que aquella situación se le fuera de las manos. Sentí entonces la necesidad de poner un poco de atención en la joven guerrera para evitarle los sufrimientos innecesarios que yo tuve que pasar... 

Seguimos nuestro camino por los pasillos de aquella pirámide entre discusiones sobre que armas eran mejores y por supuesto Derkin y yo volvíamos a tener opiniones enfrentadas. Pasamos por la biblioteca, dándome la oportunidad de poder salvar unos cuantos libros de su… muerte. La elección me fue insoportablemente difícil y el enano no ayudaba con sus constantes chanzas.
Una vez tuve elegidos y guardados varios libros subimos por una de las escalerillas que daban a la balaustrada superior. No pude evitar una sonrisa al ver la expresión incómoda del enano mientras subía. Con pasos inciertos avanzaba entre nosotros mientras comprobaba la seguridad de la zona murmurando para si. Sin perder la sonrisa le susurré -¿Qué pasa enano? ¿El gran Derkin “el destructor” tiene miedo a las alturas?-
-Miedo no- respondió con fastidio. –Pero digamos que prefiero mantener los pies en el suelo.- Decidí no recrearme más en el asunto. Al fin y al cabo todos tenemos nuestros puntos flacos.

Tras abrir la puerta que se encontraba al otro lado nos encontramos en una sala con la estatua de un angel y una mesa en una de las esquinas. Había también varias puertas cerradas. Al acercarme a la estatua pude ver que sujetaba una insignia de Oghma.



Mientras examinaba las runas de la insignia, estas empezaron a brillar y una energía pulsátil me asaltó de lleno mi psique, dejándome totalmente atontada. Detrás de mi de nuevo se libraba una batalla pero yo no conseguía despejarme para entrar en acción.

Oí el sonido de unas puertas abriéndose de golpe y la voz de Virelis gritando: ¡Ahí está! ¡Es una de las esencias de Karvakos! ¡DESTRUIDLO!- Al mirar hacia la puerta vi la figura de un tiflin de aspecto temible.




Casi inmediatamente pude ver como entre Kanon y yo aparecía la figura de una espada bastarda que fue a por él.
Yo decidí concentrarme en el glifo de la estatua, creyendo que de ese modo podría anular la energía que se concentraba en aquella habitación y que no me dejaba ver la situación con claridad. Pero su misterio seguía oculto para mí por más que me esforzaba en desentrañar su funcionamiento. Derkin, viendo que aquella tarea me estaba consumiendo, de nuevo utilizó sus palabras para restablecerme. Tomé nota de que el futuro debería ser más amable con él.

Restablecida pude analizar la situación: Ian se encontraba rodeado de varios devoradores del conocimiento mientras Kanon remataba a uno de ellos, como era su costumbre. Otro devorador se encaraba con Derkin, y con un sonoro ¡Ña! vi como la temeraria Lilith se lanzaba directamente a por Karvakos. Apenas pude esquivar un mandoble de la espada para ver como varios rayos atravesaban la estancia alcanzando a Kanon e Ian.

Harta de vanos intentos con la estatua decidí ayudar a mis compañeros en la batalla, así que para mayor alcance decidí subirme a la mesa de un salto, ganándome una buena magulladura en la rodilla en el intento. Finalmente logré subir con el orgullo más herido que mi rodilla, y lo que pude ver era un auténtico caos: varios devoradores yacían muertos y Karvakos se encontraba en una habitación contigua frente a donde yo me encontraba. Varios de mis compañeros se apiñaban en la puerta de dicha sala para atarcarle, mientras Derkin desaparecía con una mueca de impaciencia por la otra puerta. Sin entender del todo lo que estaba pasando decidí actuar enviando al tiflin un ariete espectral que lo derribó.

La espada mientras tanto seguía danzando y asestando mandobles a cualquiera que se atreviera a acercarse lo suficiente. Vi entonces como Karvakos se levantaba y, sin tan siquiera pararse a tomar aliento, lanzó una onda atronadora que dejó en el suelo a varios de mis compañeros. Sin darles tiempo apenas para levantarse repitió su onda dejándolos a todos en el suelo. Pude ver con horror como Kanon caía inconsciente, así que sin más me bajé de la mesa y le arrastré hacia la otra habitación, lejos de nuevos ataques. Allí pude meterle en la garganta una de mis pociones curativas. Tras unos instantes abrió los ojos y con un leve esfuerzo se levantó para volver a la carga con el resto de compañeros.

Al fondo de la sala donde había arrastrado a Kanon había unas pesadas cortinas y pensé que podría pasar por allí para ver donde se encontraba el enano que no había vuelto desde que se adentró por allí, pero no resultó tarea fácil. Según pasaba los cortinajes me fui enredando entre ellos, quedando atrapada sin remedio. Al otro lado pude ver a Derkin inconsciente en el suelo. Se estaba muriendo.


Para mayor impotencia Karvakos apareció por los cortinajes que había en otra esquina y sorprendido soltó una carcajada al percatarse de lo que allí ocurría. En un arrebato muy poco meditado de pánico convoqué a Fluffy pero pude comprobar rápidamente lo erróneo de mi decisión. Con un carcajada aún mayor de puro desprecio, atravesó mi esfera de fuego sin el menor daño y sin necesidad de magia alguna. Su propia naturaleza demoníaca le protegía. Paralizada por el pánico y la rabia no pude evitar el rayo que salió de su vara directo hacia mi. Acto seguido despareció antes de que pudiera contraatacar. 

No pude calcular cuanto tiempo pudo pasar entonces, pero se me antojó eterno. Seguía atrapada entre aquella maraña de pesadas telas y Derkin yacía en el suelo lejos de mi alcance. Se moría. Comencé a sollozar incontroladamente pensando en otro compañero muerto en mi conciencia y prometiéndome a mi misma que no volvería a permitir que aquello ocurriese. Sin importar el precio.
Comenzaba a plantearme el quemar aquellos cortinajes cuando apareció Kanon.
Con gran esfuerzo consiguió librarse de la trampa y acercarse hasta el moribundo salvándolo de un triste final que yo había dado por sentado.

Tras conseguir librarme yo también comenzamos a registrar las estancias. Derkin, medianamente recuperado se encargó de un pequeño cofre que había en la estancia de las cortinas y que parecía ser el dormitorio de este Karvakos. El cofre guardaba un colgante de plata, varias piedras de jade y una pequeña reproducción de la estatua de la entrada.

Karvakos se había volatilizado en la habitación contigua, dejando atrás su vara y sus ropajes. Poco a poco fui atrayendo hacia mi todo lo que la esencia de Karvakos dejó al esfumarse. La vara era realmente hermosa: cubierta en su totalidad por rayos que se entrelazaban unos con otros formando una red fascinante.



Entre los ropajes también encontré una pequeña llave cubierta de inscripciones que me guardé a buen recaudo esperando encontrar el misterio al que podría acceder.

Volví a donde se encontraban el resto de mis compañeros, que se encontraban estudiando un circulo de runas grabada en el suelo. Me dispuse a echarle un vistazo a aquellas runas y les expliqué que se trataba de un círculo que protegía de energías positivas y negativas al todo aquel que se encontrara en su interior.

Decidí enseñar a los demás las posesiones recién adquiridas y al ver la llave exclamó:
-¡Es una de las llaves!
Al enseñarle el colgante que guardaba el baúl pareció emocionarse: -Si, era mío… Me gustaba mucho ese colgante…-
-Que pena que ya no tengas cuello…- replicó Derkin. Un silencio espeso nos rodeó a todos mientras mirábamos la expresión de Virelys. Con un gesto de gran fastidio se volvió hacia Lilith para decir: -Este no es tu amigo ¿Verdad?
El grupo entero nos echamos a reír de buena gana mientras nos íbamos acomodando en el suelo de la habitación para reposar después del combate.