lunes, 14 de enero de 2013

Tras nuestro encuentro con Oronthor y su descerebrado sirviente Brugg, decidimos emprender camino hacia el lugar que Earsel había visto en su visión tras coger la llave de Maldrick. Durante el breve camino ( ya que Earsel nos dijo que la puerta secreta se encontraba en algún emplazamiento al norte del Salón de las Siete Columnas, y que por cierto, yo no he visto en ningún momento... ), Andrew decidió compartir esos pintorescos esbozos de su vida que no suelen venir a cuento, y compartió con nosotros un recuerdo de su niñez, cuando en vez de jugar a papás y mamás como cualquier adolescente, jugaba a Cyric y Kélemvor con  el resto de monaguillos ( y como a él le tocaba siempre ser Kélemvor, pues claro, la cabra tira al monte... )

Según nos acercamos al lugar, Earsel empezó a notar como la llave parecía tirar de ella, como si quisiera guiarla hacia el lugar secreto. La sacó del bolsillo oculto en las mangas de su túnica, como se puede ver en el siguiente grabado:


Espera, no, ejem....que se me traspapelan los libros, quería decir como en este grabado:


Bueno, pues como decía, Earsel sacó la llave de su bolsillo, y todos vimos como un brillo azulado la rodeaba. Seguimos a Earsel, de la que tiraba la misteriosa llave, y tras meternos por una pasillo labrado en la roca al norte del salón, y girar un par de recodos en los túneles, acabamos llegando a una caverna que parecía no tener salida.

Pero en ese momento la llave empezó a tirar con mucha más fuerza de Earsel, que se vio obligada a soltarla, saliendo disparada hacia una sección de la pared, en la que se clavó con fuerza. De repente una luz pareció emanar de la llave y se expandió desde ella, formando una puerta de luz que al momento se deslizó hacia un lateral, revelando un oscuro pasillo que se adentraba aún más en la roca.

Con precaución, entramos uno tras otro, y Earsel cogió la llave de la puerta, por si volviéramos a necesitarla, y la puerta se deslizó de nuevo detrás de nosotros a su posición, tapando la salida. Earsel iluminaba el camino con la luz de su bastón mágico, y tras recorrer un par de pasillos y girar otro par de recodos, llegamos a otra estancia que estaba iluminada por luz procedente de algún lugar desconocido, de unos 40 pies de lado, y con un misterioso círculo de runas en su centro.

Apenas pudimos acercarnos 10 pies al círculo, cuando este su puso a brillar y en un parpadeo de luz, apareció una espectral figura ante nosotros, con una espantosa mueca de locura en su rostro. El espectro vestía de morado ( bueno, algo entre rojo y azul vaya ), y empezó a soltar una retahila de amenazas sobre que si vamos a morir, que si tenemos que pagar un precio por entrar... en fin, ya sabemos que los espectros tienden a ser muy quisquillosos.


Antes de que pudiéramos replicar, cinco espectros más aparecieron ante nosotros... ¡eran copias exactas de nosotros! Pero había algo extraño en ellas... tenían los rostros deformados en muecas de locura, igual que el primer espectro. Cada uno de ellos se encaró con nosotros y al unísono dijeron en voz alta "Dime algo que yo no sepa".

Tanto mis compañeros como yo nos quedamos muy descolocados con la pregunta, y sólo Earsel pareció responder con cierta seguridad. A los demás nos cogió con la guardia más baja y unos carraspearon nerviosamente, mientras que otros contestaron lo primero que se les vino a la mente. Yo, por mi parte decidí poner a prueba a aquel espectro para demostrar que aquella imagen de mí no era real, así que le pregunté:
¿Quién es Bedaran?
El espectro turció el gesto y sonriendo macabramente respondió:
¿Te refieres al padre adoptivo que tanto pretendes ocultar a quienes te conocen?

La respuesta me dejó congelado, y ví por el rabillo del ojo la expresión de sorpresa de mis compañeros. Pronto tendría que compartir ciertas cosas de mi pasado con ellos. Tras este tiempo con ellos, se lo debo y ahora sé que puedo confiar en ellos esas partes de mi vida.

Pero poco más me dio tiempo a pensar, ya que inmediatamente supimos que aquello era una prueba de nuestras habilidades y habíamos fallado. Recibimos un brutal asalto psíquico que nos dejó renqueantes. Cuando nos recuperamos, vimos que los espectros habían desaparecido, quedando sólo el que apareció en primer lugar. Lilith en ese momento musitó un "Ahora lo entiendo. ¡Eres Cyric en persona!".Con otra mueca, el espectro de Cyric prometió que si seguíamos adelante se alimentaría de nuestra cordura antes de acabar con nosotros, y se desvaneció en el aire.

Earsel inspeccionó el círculo de runas y llegó a la conclusión de que era un sistema de transporte hacia otras estancias más profundas de la Torre de los Misterios. Así pues, entramos en el círculo, y nuestra maga lo activó... y en un parpadeo nos encontramos en otro lugar.


Estábamos en una estancia con dos salidas, una al norte y otra al este, y en las paredes de la misma se veían rostros humanos que inmediatamente se pusieron a entonar un extraño y escalofriante cántico, mientras sus ojos nos miraban con ira. Vaya recibimiento.

Tras las dos salidas había columnas que tenían grabados rostros de ciclopes y los ojos parecían seguir todos nuestros movimientos. Avanzamos, y Lilith dijo que estaba segura de que algo o alguien nos observaba a través de esos ojos. Al acercarnos a las columnas un rayo de energía psiónica surgió de uno de los ojos e impactó de lleno en Lilith, que empezó a notar como sus fuerzas menguaban. A Ian le ocurrió exactamente lo mismo, así que lancé una flecha a uno de los ojos, pero no obtuve ningún resultado más allá del ruido de la punta metálica estrellándose contra la piedra. Los rayos seguían golpeándonos, y de pronto aparecieron ante nosotros dos criaturas de aspecto goblinoide, pero de fuerte aspecto, con un hacha en la mano.


No sé quién de mis compañeros gritó "¡Norkers!" y empezó el combate. Tras un intercambio de golpes, descubrimos que los Norkers no tienen esos piños por nada y que su mordisco duele, como pudo sentir Ian en sus carnes. También descubrimos con disgusto que las columnas eran un enemigo muy peligroso, ya que además de lanzar rayos psiónicos, también podían lanzar relámpagos eléctricos. Tras los intercambios de ataques, los norkers cayeron con facilidad, pero vimos como llegaban más de ellos desde los dos pasillos, aunque no todos parecían ser tan poderosos, algunos parecían pertenecer a la variedad norker mashilla, y eran bastante más débiles, aunque en grupo podían resultar peligrosos.

Earsel causaba estragos con sus rayos, y entre Ian y yo acabamos con el resto de enemigos. Por cierto, que decidí usar por vez primera un ataque que había estado entrenando, y que está inspirado en los movimientos que aprendí de mi ex-camarada cuernecitos, el Floreo Artero. Así continuó el combate, con norker apareciendo por todas partes y cayendo mientras Lilith daba órdenes para situarnos y Andrew curaba a diestro y siniestro, racaneando un poco, como es habitual en el clérigo kath-alán.

Finalmente, tras lo que pareció un tiempo interminable dejaron de aparecer norkers y vimos el suelo cubierto de los cadáveres de nuestros enemigos. Pero aún quedaba un problema: las columnas. Si nos acercamos, nos impactarían los rayos que lanzaban. Como no sabíamos qué pasillo tomar, usé mi agilidad para escabullirme entre las columnas y echar un vistazo por el pasillo norte, pero todo lo que ví fue oscuridad al final del mismo. Andrew lo intentó por el otro lado y descubrió que tras las columnas había una estancia, así que decidimos correr en esa dirección esperando recibir el menor daño posible de ojos de cíclope.

Al llegar a la misma vimos que en el centro había un disco de runas de teleportación ( las runas del Dios de la teleportación Zhardoya-Hotiss ) igual que el que nos trajo aquí, pero no nos dio tiempo a ver nada mas.

De repente, dos seres humanoides horriblemente deformados aparecieron ante nosotros. Llevaban una túnica y una daga en la mano y se movían como si tuvieran un escorpión en los gayumbos. Después averiguaríamos que estas horribles criaturas son sirvientes del dios Cyric, conocidas como Enigmas de Cyric.


Viendo el peligro que suponían estos seres, empezamos a usar todos nuestros recursos contra ellos, nuestros ataques más mortíferos. Al ver sus ataques ( psiónicos y eléctricos ) nos dimos cuenta que ellos eran quienes estaban tras los ataques de los ojos de las columnas, que ahora permanecían inmóviles. Nuestros ataques les doblegaban poco a poco, pero estábamos consumiendo muchos recursos. Finalmente, pudimos doblegarles, con un ataque final de Earsel a uno, y mío al otro.

Pero... estábamos muy cansados, nuestras fuerzas no eran lo que empezaron y necesitábamos descansar. No era el mejor sitio para hacerlo pero no teníamos elección: era muy arriesgado seguir en estas condiciones, así que nos atrincheramos en la estancia junto a la que estaba el círculo de runas de Zhardoya-Hotiss e intentamos recuperar fuerzas mientras aún podíamos, porque lo que nos esperaba... bueno, eso será más adelante...

Kanon el del Padre Adoptivo.

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