martes, 11 de junio de 2013


 Una ronda de cerveza aparece delante de mí. 
  - Venga, Derkin, sigue contándonos qué te ocurrió en la pirámide esa

  Suelto una risotada - Bueno, si me lo pedís así- digo, mientras le pego un trago largo a mi cerveza.

Nos levantamos esa mañana repuestos. Mientras discutíamos por donde seguir, Kanon y yo empezamos a entonar una canción de marcha de nuestra época con los Dragones Púrpura de Cormyr. "Al sur.. vamos para el sur…"  A nuestros compañeros les debió convencer nuestra actuación, o igual sólo pretendieron callarnos, pero rápidamente estuvieron de acuerdo con nosotros.  - Venga va, al sur, pero callaos de una vez
Partimos,  mientras Kanon y yo seguíamos hablando de los viejos tiempos
- Ey, ¿y recuerdas la de la semior orco aquelal que capturamos que se creía un bardo? -dije-  esa que cantaba "Por ser la virgen de Myth Drannor… un mantón de piel humana, humana, humana.. ¡me voy a fabricar!" - terminamos ambos a coro, imitando los gruñidos. 


  Estuvimos explorando distintas posibilidades, pero todas acababan en cámaras llenas de vegetación.  Los plantas ocultaban las paredes, y frondosos setos formaban muros hasta el techo. Incluso la luz parecía distinta.

  - ¿Habías conseguido salir al exterior, entonces? - Preguntó uno de los parroquianos
  -  ¡Que va, parece que no estáis atentos! ¿No os había dicho antes que al sur había unos seres arbóreos, y que la pirámide se adapta a sus inquilinos?
  -  Claro, y estarían escondidos entre los muros
  -  Pues justamente eso mismo se estaba preguntando Kanon, que se había adelantado a explorar…

El semielfo volvió con nosotros.  -  Lilith, pregúntale a Vyrellis si pueden estar ahí escondidos - La eladrin trasladó la pregunta a nuestra guía, quien fingía no haberle oído. 
  - Por supuesto, es su entorno, su hábitat, su hogar. Son seres muy territoriales y feroces.
  - Pregútale cómo son
  - ¡Pues cómo van a ser! - interrumpió Vyrellis- Pues tienen la piel como corteza, son verdes, parecen plantas… ¿que mas quieres?
  - Nananana - se burló Kanon

¡Desde luego, la antigua eladrin era de los más divertida cuando se enfadaba! Así que tuve que intervenir…
  - Disculpe, su alteza excelentísima de cuello de cisne, ¿hay algo que le impela a ir hacia allá? ¿Alguna extremidad más en forma de joya que debamos recoger?
   
  La cabeza bufó irritada, - No, no hay nada especial.- Miré a mi izquierda, donde Earsel estaba investigando la vegetación. No me gustaba mucho la idea de adentrarme por esos pasillos estrechos, de donde podía salir cualquier enemigo de entre los arbustos, o incluso que esta vegetación fuera toda ella enemigos camuflados, así que aproveché la circunstancia para picar a la maga.
  - No me gusta ir por esos caminos, donde nos pueden emboscar fácilmente. Además, ¡está lleno de arbustos, plantas y esas cosas que os molan a los elfos! - La mirada que me echó se parecía al poder ese que usaba para congelar a los enemigos, por lo que no pude menos que soltar una risotada.

  - ¿Y os adentrasteis por ahí?
  - Que va, las advertencias de Vyrellis nos disuadieron a todos, así que preferimos ir por otro camino.

 Kanon se adentró por un pasillo. Un poco más adelante, había unos escalones de bajada, pero parece que el explorador iba tan concentrado en no hacer ruido que no los vio, y terminó rodando escaleras abajo. Cuando volvió, sacudiéndose el polvo de las ropas, empezó a discutir con Lilith la longitud del pasillo que acababa de recorrer. No se muy bien cómo, pero parecía que la eladrin medía mejor el pasillo desde allí, que el propio explorador tras haberlo recorrido, mientras exigía detalles, medidas y longitudes, irritada por la falta de exactitud del semielfo. 
   - ¡Pues a partir de ahora, vas a investigar tú!
   - Créeme, no quieres que yo investigue igual que no quiero que tu hagas el mapa
Mapa de caminos claramente perpendiculares

Kanon volvió a la sala a seguir investigando. Al poco, empezamos a oír maldiciones 
  - ¡Compañeros, necesito ayuda aqui abajo!
Nos precipitamos en su búsqueda. Tras las escaleras, había una sala con una poza de agua ocupándola por completo sobre la que flotaba una plataforma de la que partían tres pasarelas, una hacia donde estábamos, y otras dos hacia el norte y el sur respectivamente.

Cuando llego allí, veo a a dos arpías y un saguajín. Earsel estaba lanzando un ariete espectral contra una de las arpías, derríbándola.  Veo que algo tira de Kanon hacia la poza, y en cuanto cae al agua, tres saguajines más le rodean. Un momento después, el cántico de otra de las arpías arrojan a Ian y Lilith al agua, pero Earsel, inmune, la congela con sus rayos de hielo. 

 El semielfo se debatía en el agua con sus enemigos .Mientras me concentro en curarle, el canto una de las arpías de arroja también al agua. ¡Por las barbas de mi abuela! Odio mojarme las barbas en aguas pestilentes. Mientras Earsel acaba con una arpía, Lilith se teleporta junto con una saguajin que parecía una sacerdotisa. Tomo aire, y buceo hacia Kanon, quien se veía cada vez más apurado. Mientras le arreo un martillazo a una de las criaturas, elevo mentalmente una plegaria para sanar al arquero. Ian se acerca también, y Lilith se teleporta sobre la plataforma que cuelga por encima de nuestras cabezas. Una vez que conseguimos replegarnos, los enemigos fueron cayendo rápidamente uno tras otro.


 - ¿Y cómo conseguísteis salir del agua?
 - Bueno, la plataforma estaba al nivel del agua, un poco más de natación y estábamos fuera.

  Tras secarnos como pudimos, nos dirigimos hacia el sur. Subiendo una escalinata como la que nos había llevado a la poza, había un pasillo que giraba hacia la derecha un poco más adelante y, tras el giro, un par de estatuas protegían dos puertas. Earsel, convencidísima de que las estatuas entrañan un peligro mortal, me conmina a derribarlas a martillazos. 
  - Pues yo no veo nada, parecen estatuas normales y corrientes.
  - ¡Porque son mágicas, no mecánicas, ignorante! 

  - ¿En serio? ¿Quería que te liases a martillazos con la estatua?
  - Si, parece que han tenido malas experiencias anteriormente con la decoración…

Kanon se adelantó por el pasillo. A mitad de camino, se detuvó de repente.
 - Parece que hay un hendidura ahí delante, a lo largo del suelo y subiendo por la pared. ¡y detrás de mí también, maldición!
Con mucho cuidado, retrocedió hasta nosotros. Decidimos adentrarnos por la puerta frente a nosotros para evitar atravesar la trampa que intuíamos en el pasillo.
  - Derkin, vigila la estatua
  - Enano vigilar. Enano derribar estatua si mover le respondo a la maga entre risas
  - Claro, para eso servis los enanos, para romper cosas

   - Vaya carácter que tenía la maga, ¿no?
   - SI bueno, ya sabes cómo son elfos.. y encima acababa de pasar una mala experiencia con la muerte de su compañero, por lo que pensé que picándola conseguiría distraer sus pensamientos. Además, que demonios, ¡estaba disfrutando mas que un duergar mascando un tizón!

 Avanzamos por otro pasillo, que iba estrechándose mientras giraba a un lado y otro. íbamos hablando sobre el aguardiente enano. Kanon me contó que en una ocasión se bebió una redoma de un trago, y al día siguiente con la resaca fue capaz de ponerse a contar las briznas de hierba del camino mientras exploraba.
  - ¿Y tu que, chavalote? -pregunté a ian- Seguro que fue gracias al aguardiente cuando te decidiste a tirarle la caña a la flaquita, ¿eh? 
Por el color carmesí de sus mejillas, no debía andar muy desencaminado en mis conjeturas
 - ¡Tranquilo, chavalote, que es broma! - dije entre risotadas. - Parece que las plantas vuelven a invadirnos. ¿hacia donde vamos, chicarrón?
 - Donde diga la flaquita, digo, ¡Lilith!

Entre risas y la mirada sorprendida de la eladrin, decidimos dirigirnos de vuelta a la poza para adentrarnos por la puerta norte. Tras ella, había una gran sala, donde la temperatura descendía unos cuantos grados. Incluso la pared este estaba cubierta de escarcha. Vyrellis reconoció al estancia:
  - Ahí al este es donde Karvakos guardaba sus armas y artefactos. Puede haber algo de utilidad, pero cuidado con los guardianes helados.

 Mientras Kanon se acerca a investigar la puerta, le susurro: -acerca la lengua al metal de la bisagra, veras que curioso…- sin embargo, la broma no cuajó, parece que aunque provenga de Calimshan, ya se las ha visto antes con el hierro helado. ¡Una lástima!

Al abrir la puerta, una tromba de aire frío sale del interior. Mas allá, las paredes y las cuatro columnas de la estancia están cubiertas de hielo. Mientras nos adentramos con Ian y Lilith a la cabeza, el frío nos deja ateridos. La eladrin se acercó a una puerta situada al fondo, pero antes de abrirla, los pilares estallaron en pedazos, revelando cuatro caminantes blancos.

   - ¿Y qué hicistéis entonces? ¿Os enfrentasteis a ellos?
   - Pues no recuerdo muy bien. ¡Pero seguro que otra pinta me refresca la memoria!

  

0 comentarios:

Publicar un comentario