domingo, 14 de abril de 2013

- Habla con la cabeza de una vez.

- Tengo nombre, ¿sabes?

Quizás la razón de las desavenencias entre Kanon y Vyrellis era lo similar de sus caracteres, algo que ninguno de los dos parecía dispuesto a admitir. Sin embargo, el semielfo tenía razón en apremiarme para tratar de sacar toda la información posible de la eladrín, por lo que seguí haciéndole consultas a la vez que mis compañeros me ayudaban a adaptar la bolsa donde la encontramos para que pudiera ver mientras viajaba junto a mí, sujeta a mi petate. Al parecer, la esencia de Kárvakos se dividió y a eso era a lo que se refería la figura fantasmal que nos recibió cuando íbamos a entrar en la pirámide con “matarnos tres veces”. Según Vyrellis, se trataba de una proyección de su antiguo compañero, al que no dudó en definir como “el mismo arrogante de siempre”.
Karvakos
Karvakos



Una vez preparados para seguir, Kanon se adelantó por el pasillo que se abría al este. Cuando volvió, nos dijo que el mismo se bifurcaba: hacia el sur se cubría de vegetación y acababa abriéndose en una estancia completamente cubierta de verde, y hacia el norte sólo parecía oírse un suave murmullo de agua. Recordamos que Vyrellis nos advirtió sobre los peligros de unas plantas, por lo que decidimos seguir en dirección sur, esperando que las circunstancias fueran más favorables.

El pasillo terminaba en una escalera descendente que se sumergía en unas aguas muy turbias y en calma, o al menos eso nos pareció en ese momento. Según nos comentó Kanon después, en la base de las escaleras podían notarse pequeñas ondulaciones y espuma, como si hubiera algo inmediatamente debajo del último escalón. En la zona este se elevaba una plataforma de madera que parecía guardar algo, ya que sobre ella se encontraban unas puertas dobles cerradas. Kanon fue el único que vio, desde su posición más adelantada, a las cuatro criaturas escamosas que se ocultaban en el fango para atacarnos: dos de ellas eran de tamaño grande e iban armadas con un garrote, y las otras dos tenían un tamaño similar al nuestro. Al parecer, una de ellas debía de ser una especie de chamán, que justo cuando Kanon volvía a contarnos lo que había visto nos atacó con un rayo verdoso de su lanza, envolviendo el techo, suelo y paredes con una sustancia pegajosa de la que a algunos les costó zafarse.

Aproveché para teletransportarme al interior de la ciénaga y acabar con una de las criaturas de mayor tamaño mientras mis compañeros seguían atacándolas desde la distancia. Estaba tan concentrada en ello que no vi venir un tremendo golpe que me asestó la otra, y me hundí en aquellas espesas aguas fangosas.

Cuando logré emerger, vi que el resto de nuestro grupo había sido atacado de nuevo con el poder mágico que envolvía todo en una masa pegajosa, por lo que no habían podido bajar a ayudarme. Había aparecido una criatura más y todos se afanaban en repeler los ataques desde la relativa seguridad del terreno firme. Entonces, Ian bajó hasta el agua pero en el momento en el que tocó el suelo sumergido, fue absorbido por algún tipo de fuerza y pude oír su voz y un tremendo golpe muy lejos, en la zona sur de la ciénaga. Para entonces Erasel y Andrew habían logrado deshacerse de tres más de nuestros atacantes, lo que dejaba una sola criatura a nuestra merced. Viéndose sobrepasada, tras recibir un ataque por mi parte se sumergió en las aguas, por lo que todos tratamos de ver qué había sido de ella. Kanon sufrió la misma suerte que Ian al bajar al agua, sólo que él fue a parar a la base de la plataforma. Earsel demostró estar en una estupenda forma física al lograr saltar al agua evitando la trampa que había arrastrado a Ian y Kanon, y comenzó a buscar a nuestro atacante desde abajo. Por mi parte, gracias a Vyrellis podía teleportarme una vez más, así que subí a la plataforma esperando ver mejor y poder guiar a mis compañeros, pero no hizo falta, ya que la criatura emergió para atacar a Earsel y enseguida fue abatida por Ian.

Pensábamos que todo habría acabado cuando el último de nuestros atacantes fuera derribado, pero nos confiábamos demasiado: Kanon volvió a ser absorbido y expulsado en un punto diferente de la ciénaga. Entonces Earsel se acercó a la base de la plataforma donde me encontraba, y nos dijo que creía haber encontrado el mecanismo de la trampa de agua, y que trataría de desactivarlo. Tras unos minutos manipulándolo y después de haberlo activado una vez más por error, la maga consiguió por fin inutilizar el ingenio, y todos pudieron subir a la relativa seguridad de la plataforma de madera.

Ante nosotros se alzaban un par de puertas relativamente grandes y que parecían estar bien aseguradas. Kanon trataba de examinarlas, pero la voz de Vyrellis diciendo para sí “es por aquí; la adularia” no le dejaba concentrarse, por lo que pronto Earsel tomó el relevo y acabó abriendo las puertas como empezaba a acostumbrar.

Eladrin knight
Estatua del caballero eladrín
La estancia a la que se abrían las puertas estaba vacía, a excepción de una estatua de un caballero eladrín con una lanza y en cuya frente se encontraba una piedra que sin duda era la adularia a la que se refería Vyrellis. Andrew se adelantó para cogerla, pero Kanon lo interceptó:

- ¿Estamos seguros de que es sabio hacer esto?

- No, por eso lo estoy haciendo yo.

El argumento del sacerdote no pareció convencer en absoluto a Vyrellis, que en ese momento se revolvió:

- ¡No! ¡Tienes que cogerla tú!

- ¿Por qué? – Kanon estaba claramente cansado de las interrupciones de la eladrín.

- ¡Me pertenece!

- Como pase algo, te saco de esta bola…

- Me encantaría ver cómo lo haces para destruir un artefacto arcano – Vyrellis arqueó una ceja en un gesto claramente despectivo hacia el semielfo.

Decidí adelantarme, aunque sólo fuera para no oírlos, y me puse a examinar la estatua. Seguramente mis compañeros no habrían sabido decirlo, pero yo sabía que, por el atuendo, la figura representada era muy antigua, tanto que sólo había visto ropajes así en los textos que estudié hace tiempo. Hice un gesto a Earsel para que se acercara a ayudarme, y me dijo que la piedra de la frente de la estatua tenía algún tipo de magia. Más aún, Andrew, que aún estaba cerca, nos contó que la magia de la piedra se encontraba de algún modo en sintonía con la esfera de Vyrellis.

Me quité el petate, dispuesta a sacar la gema de la estatua. No fue fácil, saltaron varias lascas de piedra mientras lo intentaba y, cuando por fin salió, se me resbaló de las manos y tuve que tirarme al suelo para evitar que se golpeara, pero al final la pude sostener. Durante todo ese tiempo, Vyrellis se revolvía, nerviosa, seguramente temiendo que la fuera a romper. Al sostenerla, pude notar como era cálida al tacto y emitía una leve pulsación. Cuando cogí de nuevo a Vyrellis, de alguna manera también noté que nuestro vínculo se fortalecía. ¿Qué clase de poder tenía la adularia?

Adularia
Adularia


Entretanto, Earsel había cerrado la puerta mediante un ritual que acababa de aprender y que nos protegería mientras descansábamos. Me dispuse a hacer la primera guardia, como era habitual, y Vyrellis siguió contándome cómo la vida la había llevado a ser consorte de Kárvakos. En el cambio de turno, le propuse a Earsel que ella hablara con Vyrellis, pero ninguna de las dos parecía dispuesta a ello por alguna razón, así que descansé llevándola de nuevo conmigo. La eladrín no parecía dispuesta a dejarme tan fácilmente.

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