domingo, 17 de junio de 2012
La noche anterior había llegado a nuestras manos el mapa con las indicaciones hacia la Cámara de los Ojos. Era un mapa tosco y nada preciso, consistente en lineas marcadas con runas enanas en varias intersecciones y con algunas anotaciones a pie de mapa con indicaciones a seguir en aquel laberinto. Por lo que nos indicó Rendil, y una vez examinado el tosco dibujo que los demás llamaban mapa,  calculamos que tardaríamos en llegar aproximadamente una hora... si todo salía bien.

El resto de la cena consistió en ultimar los detalles de nuestra expedición y en lanzar múltiples chanzas a costa del sonriente Andrew y su encuentro con Palendra. Por más que el sacerdote insista en que no ocurrió nada más que una cura de ungüentos, todos en el fondo creemos que ella le insufló ánimos de un modo mas... intenso.

A la mañana siguiente me levanté temprano tras un sueño reparador y me encontré a Lilith entrenando sus movimientos de lucha, así que sin más, me dispuse estudiar mis conjuros.
Una vez terminados nuestros entrenamientos, y tras un reconfortante baño, bajamos a por un buen desayuno. Uno tras uno, nuestros compañeros aparecieron en el salón con aspecto relajado.
Ian parecía haber aprovechado al máximo la noche de sueño ya que nada más aparecer notamos en él una mejora física notable en la que no nos habíamos fijado hasta el momento. Todos disfrutamos de un enérgico desayuno entre risas y bromas y nos dispusimos a adentrarnos en el laberinto hacia la Cámara de los Ojos.

A mitad de camino, me asaltó la duda de porqué la llamaban así, pero ya era tarde para preguntar y yo no recordaba haber leído nada al respecto. Supuse que aquella duda tendría que esperar mucho tiempo para ser resuelta. O no.

Decididamente, el mapa no era rico en detalles, pero las indicaciones parecían claras respecto al camino a seguir dentro del laberinto. No obstante yo no estaba muy segura respecto a su veracidad, ya que no hacíamos más que recorrer arcadas y girar hacia la derecha, la izquierda, la derecha... una y otra vez. Subíamos y bajábamos cuestas hasta quedarnos desorientados por completo respecto a la entrada. Para añadir dificultad, todo estaba sumido en una oscuridad absoluta, lo que me obligaba a llevar mi vara con la luz en una mano y el mapa en la otra. En mi fuero interno decidí no compartir mis dudas respecto al mapa con mis compañeros, ya que eso no beneficiaría en nada y sólo crearía un halo de inseguridad al resto, así que seguí adelante sin saber muy bien a donde nos conduciría todo aquello.
A lo largo de todo el camino se repetían los adornos con formas de minotauros y demonios. Todo en el más absoluto silencio, roto únicamente por nuestros pasos y conversaciones.

Aunque según las runas se suponía que nuestro objetivo estaba cerca, llevábamos tiempo recorriendo el laberinto y comenzaba a perder la paciencia cuando por fin nos encontramos con una antecámara sobriamente iluminada. Era bastante grande y frente a nosotros se encontraba una puerta cuyos lados estaban guardados por dos estatuas de demonios alados en posición agazapada. En dicha puerta se encontraba inscrito un gran ojo con unos pedúnculos y un círculo con una cruz.


 


La sala se extendía hacia los lados y estaba repleta de escombros repartidos por doquier. A la izquierda de la sala se veía un balcón con una pequeña puerta. El balcón se encontraba a bastante altura.
Kanon decidió acercarse más a la puerta y en ese momento oímos voces goblins y pisadas al otro lado. Andrew, que entendía este idioma, nos susurró lo que hablaban: uno quería saber cuando se repartiría un botín y el otro le reprendía recordándole que estaban de guardia, lo que terminó en una discusión.

En principio la idea general era entrar por la puerta sin más y aniquilar a los guardias goblins del otro lado, pero les persuadí señalándoles la posibilidad de subir por el balcón de la izquierda. Al resto les gustó la idea y nos dispusimos a ello. Entre todos acordamos que subiese Lilith primero, aunque ella no parecía estar muy conforme. En su primer intento no tomó bastante impulso y cayó al suelo con todo el trasero. Con una clara expresión de orgullo herido se levantó dispuesta a un segundo intento que fue más exitoso, ya que subió en dos impulsos... para decepción de Ian que se encontraba justo debajo con los brazos abiertos esperando a cogerla en caso de un nuevo intento fallido.

Una vez que todos estuvimos en el balcón atravesamos la pequeña puerta y nos encontramos un pequeño pasillo que se abría hacia ambos lados. A nuestra derecha se encontraba una escalerilla hacia abajo, y hacia la izquierda un oscuro pasillo. Al final de las escaleras había una sala con camastros, mesas y un brasero. Dos goblins se encontraban limpiando mientras un bugbear roncaba en un apacible sueño encima de un camastro en una de las esquina más alejadas.

Tras discutir nuestros siguientes movimientos acordamos que yo podría crear un sonido de espadas chocando en el pasillo que se encontraba al otro lado de la pequeña sala. De este modo esperábamos que los dos limpiadores salieran por dicho pasillo investigando el origen de los sonidos, pero se limitaron a gritar en goblin y siguieron con sus tareas. Andrew nos aclaró que se limitaron a avisar a alguien al otro lado para que no hicieran tanto ruido al entrenar, ya que podían despertar al bugbear. Lo increíble es que no se despertara con sus gritos.

Mi decepción era palpable y me desanimé a intentarlo de nuevo, así que Kanon se acercó un poco más y disparó una flecha al bugbear con tal brutalidad que se hundió hasta el fondo dejando muy poco a la vista. El bug se despertó con unos alaridos que me helaron la sangre. Decidí congelarlo por completo para cesar aquellos alaridos lanzando dos rayos helados. Uno se perdió pero el otro impactó de lleno, dejándolo completamente paralizado y con una buena capa de escarcha. Y así los alaridos de dolor cesaron para mi tranquilidad. Mientras, Lilith e Ian ya habían bajado las escaleras y Kanon se había acercado aún mas saltando a un camastro y gritando -¡A POR LA BELLA DURMIENTE! y otra flecha de éste y un ataque de Andrew cayeron sobre el bloque de escarcha en que se había quedado el bugbear. Decidida a terminar con aquello de una vez por todas me lancé desde las escaleras, cayendo por encima de Andrew y tropezando con los camastros para llegar a mi objetivo. Cuando estuve suficientemente cerca me concentré, y con mis manos en llamas, lancé una ola de fuego que alcanzó tanto al bug como al goblin que estaba al lado de su camastro y que no tuvo tiempo de reaccionar.


 


El "bello durmiente" fue el peor parado ya que al fin y al cabo toda la fuerza de mi poder iba destinado a el. En cuestión de segundos pude ver como pasaba de un bloque de escarcha a un montón de cenizas con un alarido y pataleos que cesaron rápidamente.
El goblin consiguió escapar a duras penas dejando tras de sí un rastro de humo y olor a carne quemada.

Al momento vi pasar dos más que seguían al chamuscado y el otro que se encontraba en nuestra sala salió disparado intentando escapar por el mismo camino. De regalo se llevó dos buenos mamporrazos de Ian y Lilith. Yo también intenté atraparlo pero,  aún debilitada por el hechizo, no conseguí alcanzarlo.

Lilith, Ian y Kanon corrieron a por ellos y yo me quedé con Andrew que se encontraba en un rincón con un rictus de dolor en su rostro congestionado. No conseguí de él ni una palabra en un buen rato... Su experiencia con aquel cambiaformas no sólo le había dejado aquella "hermosa cicatriz" en el brazo. Estaba claro que en su mente también se habían quedado grandes heridas que serían más difíciles de curar.

Los demás no tardaron en volver de su persecución con las manos vacías, así que, mientras el sacerdote se recuperaba poco a poco, decidimos revisar la habitación en busca de cualquier cosa que nos resultara útil. Encontramos un cinturón que rápidamente pude identificar como un "cinturón de sacrificio".


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Les expliqué que tenían propiedades sanadoras. Se llamaban de sacrificio ya que el portador "sacrificaba" algo de su salud para poder curar a otro.  Obviamente no dudamos mucho respecto a quien sería su portador y Andrew se llevó una agradable sorpresa cuando se incorporó al grupo.

Tocaba decidir hacia que pasillo dirigirnos...

Earsel Nolwendilme.





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