viernes, 27 de enero de 2012

Lilith, Kanon, Earsel y Andrew despiertan repentinamente al mismo tiempo. Están a salvo, seguros tras los barrotes de la sala de mando de los hobbgoblins, pero todos ellos se levantan cubiertos en sudores fríos. Ninguno habla de ello con detalle, más allá de meras insinuaciones, pero queda patente que cada uno ha pasado una mala noche bajo un asalto constante de pesadillas, todas ellas de carácter muy personal. Tal vez la presencia maligna de la grieta sea la responsable, pero no era tiempo de especular. Tras un sencillo tentempié se pusieron en marcha descendiendo por las laberínticas catacumbas de la fortaleza a encontrarse con lo que quiera que les aguarda allá abajo.

 Las cadenas que descendían por el pozo desde la catedral subterránea parecían estar bañadas en la sangre que se derramaba por el pozo, lo que sin duda dificultaría la tarea de bajar. Cada uno agarró una de las cadenas y tras mirarse unos a los otros y realizar un leve gesto de asentimiento entre sí comenzaron el descenso hacia un destino incierto.

Kanon y Earsel tienen dificultades para realizar el descenso debido a la condición resbaladiza de los eslabones, y tienen que detenerse a los pocos pies para afianzar su posición mientras que Lilith y Andrew realizan una bajada dejándose resbalar controlada-mente para acabar aterrizando en un charco de sangre que les cubría más allá de los tobillos. Sólo podría calificarse como el descenso a una pesadilla. hilos de sangre caían desde el agujero del pozo superior formando una piscina de sangre en el centro de la cámara. Una aprensiva luz purpúrea ilumina la estancia.
Un enorme y negro portal domina el muro norte donde constantemente se ven formas de garras presionando contra el portal, como si la oscuridad fuese una fina película conteniendo una bestia. Una serie de runas resplandecientes han sido inscritas en el piso frente al portal.

En el lado opuesto al portal se alza una inmensa estatua negra de una bella mujer vestida con una vaporosa túnica. La forma de la estatua parece tan oscura como la medianoche en una noche sin estrellas.
Al este, unos escalones llevan a una plataforma donde una pequeña fosa está flanqueada por dos pequeñas estatuas demoníacas.
Y al oeste, otra serie de escalones ascienden hasta un altar hecho de huesos flanqueado por unos amplios pilares. Un humano ataviado con una armadura pesada de escamas más negra que el azabache, y portando un cetro rematado con una calavera permanece tras el altar. Sus ojos están cerrados, y un libro yace abierto ante él. Está entonando un bajo y retumbante cántico a Shar, la Señora de la Noche.

Es evidente que se trataba de Kalarel, aquél del que hasta ahora tanto habían oído hablar pero al que no habían podido echar el guante hasta éste momento.



"VOSOTROS! " - gritó al momento que abría los ojos interrumpiendo su cántico visiblemente irritado. "Vosotros sois los que habéis estado husmeando en mis asuntos desde hace semanas" - continuó haciendo de su voz un terrible siseo.
"Habéis acabado con mis más leales sirvientes, y con mis esclavos y ahora pretendéis poner fin a éste plan en el que tanto esfuerzo y dedicación he puesto. Pues aquí se acaba vuestro papel en todo ésto porque vais a acabar siendo parte de mi ritual que desatará de nuevo la ira de Shandraxil por éstas tierras, EN NOMBRE DE MI SEÑORA SHAR!!!!"

Tan pronto como terminó de pronunciar esas palabras Lilith apenas tuvo tiempo de avisar a Ender, que fue impactado por un rayo hecho de pura oscuridad disparado por una criatura de la que hasta el momento no se habían percatado. El ser, un humanoide envuelto en sombras siempre cambiantes inmovilizó con su ataque a el clérigo que solo podía por el momento contemplar con impotencia como sus enemigos se iban posicionando en torno a ambos. Kalarel bajó los escalones flanqueado por dos esqueletos animados que hasta hace un momento parecían simples restos en el suelo dirigiéndose hacia el portal y las runas del suelo. Al mismo tiempo la pequeña gárgola de arcilla que por dos veces se les había escapado antes hizo acto de aparición hostigando a la señora de la guerra.

Mientras Kanon termina finalmente de descender por la cadena aprestándose para la lucha mientras que la elfa no tenía tanta suerte resbalando y cayendo directa a la piscina de sangre a pesar de que los efectos de su amuleto redujeron el impacto. El semielfo consigue evitar ser impactado por el humanoide sombrío al tiempo que Earsel se levanta en el momento preciso para rechazar una descarga realizada por Kalarel con su cetro.

La gárgola se las apaña para enganchar un mordisco a la pantorrilla de Lilith dejándola temporalmente ralentizada, aunque el contraataque de la elfa le devolvió con creces el daño hecho. Tras disparar a pequeña gárgola, Kanon sufre un pequeño momento de pánico al hacerse plenamente consciente de la escasa cantidad de munición con la que cuenta al no haber tenido noticias de Astaroth que había partido a Refugio Invernal en busca de provisiones y materiales hacía un par de días. Earsel por su parte, viendo lo crítico de su situación decidió desatar su hechizo más poderoso, "fluffy", convirtiendo a la gárgola en un charco humeante de arcilla y barro.

Los esqueletos ésta vez toman la delantera a su maestro acercándose para combatir a los héroes mientras Kalarel realiza ataques a distancia desde el circulo de runas junto al portal. Al tiempo que Ender invoca su faro de esperanza para iluminar la estancia con la luz sagrada de Kélemvor, los esfuerzos combinados de Lilith, Kanon y Earsel con su esfera llameante consiguen acabar con uno de los esqueletos, no sin recibir a cambio unos cuantos dolorosos golpes e impactos de energía necrótica procedentes del cetro de Kalarel y del wight (nombre con el que Andrew dijo a los demás que se conocía al extraño humanoide envuelto en sombras).

Un rayo, ésta vez de color púrpura, procedente de Kalarel consigue dar a Lilith, haciendo que todo su cuerpo se sintiera tremenda mente debilitado, además del efecto ralentizante que la gárgola había inoculado en su sistema. Viendo lo crítico de la situación Andrew, que estaba enzarzado en la lucha con el otro esqueleto, trató de zafarse del mismo para acudir en ayuda de la eladrín recibiendo un doloroso tajo a cambio. Aunque sus esfuerzos resultaron en vano en un principio, la propia Lilith, concentrándose en su fortaleza física interior se liberó de los efectos debilitantes de Kalarel, y de los ralentizantes de la gárgola.

Cuando todos habían cambiado su punto de mira concentrándose en el segundo esqueleto que los asediaba, del wight comenzaron a surgir unos zarcillos de energía en dirección al "cadaver" del esqueleto que acababan de derrotar. Aunque visiblemente dañado, el no muerto se había levantado de nuevo dispuesto para la lucha! Con éstas nuevas circunstancias y tras haber ignorado al wight hasta éste momento, con Andrew visiblemente cabreado a la cabeza, cambiaron su objetivo con la intención de acabar con el ser que podía poner en juego una y otra vez a sus enemigos al parecer.

Mientras Lilith se acerca hacia el wight acorralándolo poco a poco Kanon elige con cuidado los objetivos de cada una de sus flechas restantes impactando con precisión a la criatura. El combate se recudece pues los esqueletos han abandonado momentáneamente su lugar junto a su maestro para hostigar a los aventureros, eso sí recibiendo a su vez los constantes ataques del orbe de llamas de Earsel. El explorador decidiendo que es momento de pasar a la acción más directa desenvaina sus espadas y sortea el pequeño abismo del pozo para situarse frente a frente de Lilith flanqueando al wight golpeándole mientras la señora de la guerra realizaba una maniobra de distracción. La maga se encarga de quemar a uno de los esqueletos con su conjuro de manos ardientes mientras el otro parece salir ileso, y en un arranque de adrenalina le lanza un certero proyectil mágico justo a continuación al wight que parece herirlo seriamente.

Para lo que ocurrió a continuación ninguno estaba preparado. El wight se separó de Kanon y de Lilith, y aunque recibió sendos ataques al haber dejado sus defensas al descubierto, su siguiente movimiento fue completamente devastador. Todos pudieron ver como su rostro, oculto en sombras hasta el momento, cobraba vida mostrando una cara que representaba un horror antinatural, absoluto. Por un momento todos menos Lilith trastabillaron presa del pánico causado por ese ser. El clérigo y la maga lo hicieron hacia los amenazadores esqueletos, pero Kanon...

Kanon estaba al filo de un abismo, y sus pasos le llevaron a tropezar con el borde, tratando en el último momento de forma vana de agarrarse al borde. Lo último que se oyó fue un grupo amortiguado, ahogado, perdido en las profundidades...

"HAHAHA, El ha sido sólo el primero en sucumbir al poder de Shar, pero no os preocupéis, los demás podréis acompañarle muy pronto!"- Gritó Kalarel con una risotada siniestra en cuanto el grito del semielfo se perdió por completo.

La señora de la guerra, en un arrebato de furia por la pérdida del que había sido su compañero todo éste tiempo, acabo de un plumazo con la vida del wight de un tremendo corte con Aecris, la espada que le había sido cedida por Sir Keegan para combatir al mal en todas sus formas. Earsel y Andrew se afanan en mantener a raya a unos esqueletos empeñados en acabar con ellos. Concentrados como estaban en su lucha, Andrew apenas es consciente de una sombra que pasa a su lado percatándose un instante más tarde de que una de sus pociones curativas había desaparecido de su cinto!

Las llamas de "fluffy" acabaron por fin con la vida de uno de los esqueletos que seguían en pie, pero la pequeña victoria pareció vana cuando vieron a Kalarel canalizar la oscura energía de su Diosa de la Noche restaurando en parte los cortes y golpes sufridos por su sirviente esquelético. De hecho la situación pareció aún más desesperada al comprobar que las heridas que habían conseguido infligirle al oscuro sacerdote parecían haberse curado por completo a pesar de que Andrew no había sentido en ningún momento el uso de poderes curativos por parte de su némesis. Tenían que ser las malditas runas del suelo!!!

El clérigo de Shar y el esqueleto reculan hacia el portal, y Lilith se adelanta para atacarlos. El esqueleto recibe un terrible mandoble de la señora de la guerra, pero durante un terrible instante presencia como la superficie de oscuridad del portal se comba formando una garra que pasa a escasos centímetros de su cabeza. Kalarel responde ésta vez golpeando en cuerpo a cuerpo directamente con su cetro a Lilith infligiendole un terrible golpe. Mientras otra garra sale del portal para intentar atrapar a Lilith, Earsel fríe con "fluffy" al último esqueleto acabando con el y hiere al tiempo a Kalarel, a la vez que Andrew utiliza buena parte de sus fuerzas para invocar primero su lanza de fé y a continuación un conjuro de luz amedrantadora con resultado desigual.

Aunque ahora con una notoria superioridad numérica las cosas no pintaban nada bien. Kalarel apenas parecía herido. Todo lo contrario que los aventureros que estaban ya combatiendo al límite de sus posibilidades y cubiertos por múltiples heridas. El terrible clérigo de Shar parecía tener todas las de ganar, solo parecía cuestión de tiempo.

El tiempo pareció detenerse por un momento cuando una pedrada venida como de ninguna parte impactó a Kalarel en el hombro.

"Porqué no te metes con alguien de tu tamaño escoria?"

Se dieron todos la vuelta al reconocer la familiar voz sólo para ver como al pie del pozo estaba su viejo amigo Astaroth con otra piedra preparada en su honda que hacía girar lenta y metódicamente. A su lado, visiblemente herido, pero con la suficiente fuerza como para sujetar en tensión su arco estaba Kanon!

"TU!" -gritó Kalarel- "No es posible! La caída debía de haberte matado!!!"

"Y así hubiera sido de no ser por un buen amigo, ahora prepárate porque vas a ser tu el que va a morir!" -respondió Kanon con una calma fruto del que ha estado al borde de la muerte y ha vivido para contarlo.

Lo que vino a continuación dejo como testigo cuan terrible es el poder de un mortal plenamente consciente en su fanatismo de los dones que le ha concedido la Diosa de la Noche. Entre todos intentaban golpearle, quemarle, ensartarle, apuñalarle, la mayor parte de las veces sin éxito. Su armadura parecía resistir hasta el más fuerte de los embites, su agilidad le permitía evitar lo peor del más fuerte de los hechizos y en definitiva parecía dispuesto a luchar hasta su último aliento. Entretanto, el portal seguía intentando atraparlos, cosa que casi consigue en dos ocasiones con Lilith y Astaroth. La lucha alcanza su punto álgido cuando tras un brutal intercambio de golpes, Kalarel consigue dejar fuera de combate a Andrew y posteriormente a Astaroth. Para ese momento el clérigo estaba por fin visiblemente debilitado por las muchas heridas y quemaduras recibidas y finalmente Lilith consiguió asestarle un tajo que dio con los huesos de Kalarel en el suelo.

"NOOO, maldita sea noooooooooooo!!! Señora, te he fallado!!"

Al caer derrotado al suelo, del portal, por primera vez desde que habían descendido a éste infierno dirigió sus garras hacia el clérigo, ya fracasado en su cometido arrastrándolo hacia sí. Al entrar en contacto con la masa de pura negrura de la superficie del portal, un terrorífico y desgarrador grito de pura agonía inunda la cámara y retumba en los oídos de los aventureros mientras el cuerpo de Kalarel primero desgarrado por completo.

La energía de la grieta sombría del portal comienza entonces a reverberar y parece que las garras de la criatura al otro lado redoblan sus esfuerzos desesperadamente por escapar del Páramo Sombrío. Instantes después una oscuridad casi sólida inunda la sala.

Cuando Earsel, Kanon y Lilith recuperan la visión, el portal ha desaparecido por completo habiendo quedado únicamente la estructura de piedra en forma circular que lo contenía pero sin rastro ya de la magia que había estado a punto de desgarrar el límite entre esta realidad y el Páramo Sombrío. Otra cosa de la que se dieron cuenta de inmediato es que de algún modo esa sensación de opresión, como si el aire estuviera lleno de pesadumbre y fuera un ente tangible había desaparecido también. Era como si literalmente se sintieran más ligeros, liberados de una pesada carga sombría que desde hacía semanas llevaban a cuestas.

Con Astaroth y Andrew inconscientes pero estables, el resto decidió hacer un buen descanso allí mismo, pues aunque no era el paraje ideal, Lilith no tenía más fuerzas para reponer a sus amigos. Una vez en pié en diferentes estados, pusieron rumbo hacia la salida de aquel horrible lugar que a punto había estado de matarlos a todos en más de una ocasión. En su ascenso nuevamente hacia la luz del sol fueron derribando varias de las puertas y portones que conducían a lo más profundo de la fortaleza con la esperanza de desanimar a quienquiera que viniera a estas ruinas en un futuro. Tal vez así consiguieran preservar ese horrible templo a Shar de más curiosos o ambiciosos cultistas.

El cálido sol matutino les recibió al salir de las mazmorras y todos se permitieron un momento para deleitarse con los rayos solares y la sensación que éstos les producían al bañarlos con su luz mientras una vigorizante brisa matutina hacía bailar los cabellos mas largos de Lilith y Earsel. Maltrechos, pero juntos y sobre todo vivos, emprendieron su camino de vuelta hacia Refugio Invernal una vez más hacia un merecido descanso.

Mientras se acercaban hacia el final del claro dominado por los restos de la fortaleza, no se percataron de que al pie de la escalera que conducía a las catacumbas, una figura esquelética les observaba. El que otrora fuera el guardián de la fortaleza, Sir Keegan, miraba con aire ausente la marcha de aquellos héroes que habían liberado su antigua plaza fuerte del poder de la sombra. Los escasos tendones que aún sujetaban su mandíbula se tensaron para formar lo que habría podido ser una sonrisa, para a continuación hacer una reverencia en su dirección. Por un instante, si alguien lo hubiera visto, habría contemplado al caballero resplandeciente que una vez fue en vida, pero momentos después lo que quedaba de su cuerpo comenzó a deshacerse hasta que de él sólo hubo unos restos oxidados de armadura en el suelo mientras la brisa arrastraba el polvo de hueso restante por toda la zona.

Los aventureros fueron recibidos con gran alegría en Refugio Invernal. Era patente que la pesadumbre que se había adueñado de todo y de todos había desaparecido por completo también ahí. Los lugareños sabían de algún modo (con cierta ayuda de cierto bardo) que los responsables de su liberación había sido ese grupo tan variopinto que vino hace unas semanas al pueblo buscando a su mentor y los amigos que rescataron de los kobolds que se les unieron posteriormente. El propio Lord Padraig quiso recibirlos a las puertas de la ciudad en persona y ofrecerles una recompensa que todo el pueblo había reunido para ellos aportando cada cual en función de sus posibilidades.

Los siguientes días fueron una fiesta en Refugio Invernal en honor a los héroes que los habían librado del culto a Shar que había puesto en peligro no sólo a ésta población sino que había amenazado con desatar el caos en toda la región. Una amplia variedad de pitanza fue generosamente distribuida por doquier y aunque cada uno de los aventureros vivió los festejos a su manera todos disfrutaron.



Los siguientes meses pasarían en calma, por primera vez en mucho tiempo descansando en Refugio Invernal. Y es que el desgaste físico y mental que habían sufrido todos en muy poco tiempo había sido enorme. Pero como en toda aventura, y en la consecución de una victoria es complicado dejar todos los cabos bien atados. O no?

-Mámaster-

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