sábado, 3 de diciembre de 2011
Diario de Andrew Wiggin
Quinto día de Marpenoth, 1479 DR
[continuación]

En ese momento, mientras discutíamos sobre el sistema digestivo de los Tiflin y las penurias que la dieta extranjera estaba causando en nuestro compañero, vimos 4 hobgoblins al otro lado de la puerta por la que habíamos entrado. A juzgar por los sonidos de la estancia contigua, no venían solos. Mientras Kanon disparaba por encima de nuestras cabezas, y Lilith se lanzaba a la batalla para proteger la entrada y poder bloquear el paso a nuestros enemigos, Earsel lanzó un rio de llamas de sus manos que calcinaron a varios de ellos, mientras oíamos un grito de dolor procedente de la estancia contigua. Una de las criaturas fue suficientemente afortunada para librarse de las llamas, y contraatacó golpeando a la maga.

Seguí a la Eladrin para contar con la ventaja táctica del cuello de botella que suponía la puerta. Entre los dos, podríamos contenerles mientras nuestros compañeros les atacaban a distancia. Así situado, pude oír como alguien se dirigía a uno de los hobgoblins, ordenándole retroceder mientras dos segadores aparecieron frente a nosotros, uno de ellos chamuscado por las llama de Earsel. Sin duda, las huestes de Shar son mas numerosas a medida que nos adentramos en la fortaleza. Mientras Lilith golpeaba al hobgoblin restante, un hechizo de hielo congelo a los esbirros de las sombras, mientras mi llama sagrada golpeaba al hobgoblin, y restañando ligeramente las heridas de nuestra maga. La furia de las llamas de Kélemvor debieron perjudicar la lucidez de la criatura, pues sacando una cuerda del cinto, empezó a hacer figuras en el aire con ella.

Un tercer segador ciego se nos acercó. De repente, una nueva orden gritada desde lejos hizo que los segadores que seguían congelados retrocediesen, y un hobgoblin con mayor envergadura y mejor pertrechado que el resto, sin duda quien estaba comandando a sus tropas, ensartó a Lilith con su lanza. Rápidamente, utilicé mis habilidades de sanador sobre ella, lo que aprovechó el otro hobgoblin para atacarme y el segador chamuscado para inmovilizarla. El lider hobgoblin desplazó a sus huestes y se recolocó para atacarme, mientras Kanon golpeaba al segador chamuscado. Lilith consiguió recuperar su movilidad, mientras la maga chamusca al caudillo con su explosión abrasadora.

En ese momento, viéndonos rodeados y con los enemigos ya en las estancia, intenté retroceder para poder usar mis llamas sagradas, pero uno de los segadores me siguió y consiguió inmovilizarme. De nuvo, el jefe hobgoblin recolocó a sus tropas, esta vez a dentro de la estancia, lo que obligó al semielfo a sacar sus espadas para despedazar a un hobgoblin y uno de los segadores. En ese momento, Lilith, a quien le empezaban a fallar las fuerzas, se increpó "va, coño, no te mueras", y sacando nuevas energías, golpeó al jefe y me desplazó de un empellón, mientras yo intentaba recuperar la movilidad. La señora de la guerra usó su paso feerico para que Kanon y ella rodeasen a uno de los segadores, zurrándole de lo lindo y despedazándole. Mientras Lilith y el semielfo perseguían al jefe, Earsel se recuperó de la inmovilidad provocada por el ataque de uno de los segadores, lanzando un proyectil mágico al jefe hobgoblin.

Aprovechando que me había quedado a salvo en la retaguardia, invoqué a Kélemvor para crear un faros e esperanza que curase a mis compañeros, para permitir que afrontasen el resto del combate en buenas condiciones. El caudilló asestó un mandoble a Lilith dejándola prácticamente inconsciente para intentar huir, pero mientras le perseguíamos la Eladrin, quien había recuperado la salud gracias a mis poderes curativos, lanzó una estocada ascendente que cortó armadura, músculo y huesos del hobgoblin, esparciendo sus entrañas por el suelo mientras caía derrotado.

Cansados y doloridos, arrojamos los cadáveres al pozo que había en el centro de la estancia y nos dirigimos a la estancia protegida por el rastrillo que habíamos encontrado antes a descansar. Una exploración de la zona nos confirmó que eran las dependencias del caudillo, desde donde había visto nuestra torpe aproximación anterior por una mirilla oculta. Según una inscripción en goblin sobre las puertas de la estancia, estas habitaciones eran llamadas Alcobas DelPardo. Allí encontramos 4 botellas de buen tinto, junto a unos planes de ataque a Refugio Invernal con unos pocos goblins y cientos de malditos muertos vivientes. Parece que nuestra intervención en el cementerio había desbaratado estos planes. Además, encontramos un buen montón de oro y una espada tocada por la magia.

Tras establecer unos turnos de guardia, nos dispusimos a descansar. Mientras escribo esto durante mi guardia, puedo sentir como la sensación ominosa que empezamos a notar en Refugio invernal hace tantas noches es cada vez más fuerte, mientras tengo la sensación de que se nos empieza a acabar el tiempo si queremos evitar que los cultistas liberen a Shadraxil.

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