viernes, 12 de abril de 2013
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Parecía casi mentira que hubieran sobrevivido todos a las misiones que llevaron a cabo en el Laberinto, pero así era. No obstante, algo maligno se estaba fraguando más allá, algo que requeriría de sus fuerzas unidas una vez más, así que no podían relajarse demasiado. En breve tendrían que partir de nuevo en busca de aventuras, pero aquella noche sólo querían disfrutar tranquilamente de unas jarras de cerveza en compañía del resto del grupo.
Lilith se sentó entre Ian y Earsel, e hizo un gesto a Kanon y Andrew para que se les unieran.
- Quién me iba a decir a dónde me iba a llevar esto cuando salimos a buscar a Douven - dijo con media sonrisa. - ¿No te parece que hayan pasado años desde aquello, Kanon?
- Je, la verdad es que sí. Han pasado muchas cosas desde entonces... Ehm, por cierto - la expresión del semielfo se volvió más seria, mientras dirigió su mirada hacia todos sus compañeros - hay ciertos... aspectos de los que deberíamos hablar. No sólo de lo que ha pasado últimamente, sino de otros temas... como por ejemplo algunas cosas sobre mí y mi pasado. Sé que tenéis ciertas preguntas, y no las he respondido hasta ahora, quizá porque aún no nos conocíamos lo suficiente, pero es momento de que sepáis algunas de ellas, sobre todo en lo referente a la esa extraña Runa y sobre mi padre adoptivo.
- ¿La Runa? ¿Qué sabes de ella? - Lilith arqueó una ceja al formular esta pregunta. - ¡Cervezas para cinco, por favor! - Erra y Rendil se apresuraron a servirlas ante todos ellos. La conversación prometía ser larga e interesante.
- Pues por desgracia... demasiado. Lo mejor será que empiece por el principio, y por una vez dejaré de lado mi "encanto personal": el hecho es... que yo era uno de ellos. La historia es muy larga y empieza cuando yo era pequeño... Como ahora ya sabéis, tengo un padre adoptivo. No conocí a mis verdaderos padres, y mi infancia fue... digamos que difícil. Cuando tenía 11 años era poco menos que un ladronzuelo que sobrevivía en las calles de Puerto Cálim. Mi herencia élfica y mis habilidades pronto llamaron la atención de los gremios locales. Entre seguir vagando por las calles y tener un plato de comida caliente todos los días no había duda en qué elegir. Al principio era un juego para mí: robar esto, llevar estos documentos allá... Pero con el paso del tiempo mis habilidades se fueron desarrollando, y con ellas la exigencia de los miembros de los gremios. Por cierto, yo servía en uno dirigido por alguien llamado "La Mano". Nunca llegué a verlo ni a saber quién era, pero... No sé, siempre me dio la sensación de que había alguien más, alguien en la sombra que tiraba de los hilos. Cuando cumplí 16 años decidí que no quería seguir con aquella vida, pero cuando entras en esto no es tan fácil salir de ello, e intenté huir. Oh, he olvidado mencionar que tenía una madre adoptiva de la que prefiero no acordarme, ya que poco menos que me vendió por unas monedas. El hecho es que huí, pero me persiguieron, ya que por aquel entonces y aunque sólo tenía 16 años, ya sabía demasiado de cómo operaba el gremio de asesinos en Puerto Cálim... y la realidad es que no se limitaban a esa zona, ya que su influencia parecía extenderse por todo Calimshan: Almraider, Memnon, Sundolphor... parecían tener conexiones en todas las grandes ciudades. Así que me persiguieron, y me vi forzado a huir... pero me capturaron antes de poder abandonar Puerto Cálim. Allí habría acabado todo... de no ser por Bedaran. Me encontró cuando estaban a punto de acabar conmigo y acabó comprando mi libertad... Nunca supe por qué hizo aquello, pero ese mercader se acabó convirtiendo en lo más parecido que he tenido a un padre adoptivo. Pero si algo define a mis excompañeros de Calimshan, es que son tan de fiar como una víbora. Al día siguiente trataron de acabar con Bedaran y volver a capturarme, y por suerte pudimos escapar por los pelos de Puerto Cálim. Los siguientes meses los pasamos huyendo hacia el norte, siempre con ellos pisándonos los talones. En honor a la verdad, mis habilidades de combate ya empezaban a ser a considerar, y pienso que por eso eran reticentes a que los abandonara. Finalmente, y tras varios meses de huidas, cesaron en su persecución cuando llegamos a Darromar, aunque nunca supe por qué. Nuestra siguiente parada fue Tethyr... donde por primera vez en mi vida empecé a llevar una vida normal. Las cosas empezaron a ir bien para nosotros, yo ayudaba a Bedaran en lo que podía: caza, rastreo, comercio... en fin, lo que hacía falta. Incluso empecé a pensar en asentarme allí, dado que en el cercano bosque de Weldazh había una colonia elfa, e intenté conocer algo más de mis raíces élficas... pero, bueno... las cosas no salieron del todo bien, y es que mi parte humana no acababa de encontrase a gusto allí. Además, en Tethyr ocurrió algo para lo que no estaba... preparado. El gremio reapareció en forma de un asesino. En Tethyr había conocido a alguien, alguien especial y... - tragó saliva - Bueno, aquello es algo muy doloroso para hablar de ello. Basta decir que mi fe en los dioses murió aquel día, en particular en Ilmater, y mi vida pasó a tener un objetivo: averiguar qué era en realidad el gremio en el que estuve metido y por qué estaban convirtiendo mi vida en un infierno. Tuve que separarme de Bedaran para evitar que el asesino lo relacionara conmigo, y nunca más volví a verlo. Ni siquiera sé si aún está vivo aunque espero que sí. Lo único que pude hacer los siguientes años fue seguir hacia el norte, mientras ganaba fuerza y habilidad: Amn, la Costa del Dragón, y finalmente llegué a Cormyr, en concreto a la ciudad de Arabel. Por pura casualidad me vi envuelto en una reyerta con unos ladrones que acabó con cinco de ellos mordiendo el polvo. Lo que no sabía es que Lord Karnath, el capitán de la guardia, había presenciado toda la pelea, y pareció estar bastante impresionado, así que me ofreció un lugar en la guardia de Arabel. Y allí habría seguido de no ser porque Douven llegó a Arabel para buscar voluntarios para formar una fuerte guarnición en las villas del noroeste de la ciudad, en concreto en Luna Alta. Como había pasado casi un año entrenando en Arabel, era el mejor guerrero con diferencia, y necesitaba un desafío, pues acepté... y cuando llegué conocí a Lilith, a Dotar y a Astaroth. Nunca volví a ver a mis enemigos ni a ninguno de sus asesinos, pero algo está pasando: veo un extraño símbolo en mis sueños últimamente, una especie de doble número 3 invertido... es como si significara algo más, pero no sé exactamente qué. Además, cuando nos separamos tras nuestra aventura en el Páramo Sombrío, volví a Arabel para saber algo del paradero de Bedaran y no sólo no lo encontré, sino que descubrí que Lord Karnath había sido asesinado, y el sello era inequívoco del gremio de asesinos de Calimshan. Es como si me estuvieran siguiendo por todo Faerun, y por otro lado... No sé... No acabo de entender lo de Leliana, por qué se parece a... - hizo una pausa de un par de segundos mirando hacia la nada - Pero esto es otro tema. Y para rematar, encima está esto. - se subió la manga del jubón enseñando un tatuaje en el brazo derecho que muestra una escena de un cazador a punto de abatir algo, pero el tatuaje parece inacabado.
Earsel se sorprendió ante la visión del tatuaje del semielfo, y acercándose para examinarlo mejor dijo:
-¡Vaya! Kanon, no recuerdo haberte visto antes este tatuaje. ¿Cuánto tiempo hace que lo llevas?
- Una vez más... no lo sé, Earsel. Lo extraño del tema es que lo he tenido siempre desde que tengo memoria. Pero parece haber ido... creciendo, completándose con el tiempo. No sé si es de origen mágico o tiene algún significado, pero estoy seguro que quien esté detrás del misterioso símbolo de la Runa sabe algo de esto. Es... difícil para mí hablar de estas cosas, supongo que como habréis notado intento mirar siempre hacia adelante y despreocuparme bastante por todo.
Durante todo el tiempo que Kanon había estado hablando, Lilith se había mantenido callada, mirándolo fijamente.
- Así que desde ahí venían... - su semblante trataba de mantenerse sereno sin conseguirlo del todo. Respiró profundamente antes de continuar - Hará unos quince años que llegaron a Myth Drannor. No sé qué buscaban con aquel ataque, pero no he vuelto desde entonces.
Dicho esto, apuró la jarra que tenía entre las manos y bajó la mirada hacia la mesa. Unos segundos más tarde levantó la vista y se atusó rápidamente el pelo mientras se dirigía a los tres compañeros que los miraban en silencio.
- Espero que vuestras historias no sean tan terribles.
- Veo que vuestras historias están cargadas de dolor y muerte, siento oír eso... -dijo Ian con el ceño ligeramente fruncido-. Ya que parece que estamos siendo sinceros... tal vez hay algo que deberíais saber sobre mí y que no es precisamente de dominio público... - por un momento Ian pareció dudar, alzó sus profundos ojos azules hacia el resto de aventureros, dubitativo y finalmente tras coger aire les dijo - Veréis... yo... realmente soy... hijo de Lord Padraig.
Kanon se quedó mirando a Ian fijamente sin saber exactamente qué decir.
- Uh... pues lo cierto es que es... una sorpresa. Pero... ¿exactamente por qué lo escondes? Lord Padraig es muy respetado y no me parece que sea vergüenza alguna el ser su hijo... a menos... - Kanon entrecerró los ojos-.
- Bueno, la verdad... mi madre murió al darme a luz, y desde que fui pequeño, aunque Padraig ha sido un buen padre y siempre ha procurado que no me faltase de nada... nunca quise un trato de favor por ser su hijo. Y aunque como pudisteis ver no me fui muy lejos, sí que he crecido haciéndome valer por mí mismo por principio. Entré a formar parte de la guardia de Refugio Invernal muy joven, y siempre he procurado aprender todo lo posible de los aventureros que estaban de paso. Andrew, has estado muy callado, ¿te encuentras bien? - dijo pidiendo a Rendil una bebida para su amigo.
- Sí, disculpad mi silencio, estaba ensimismado pensando en los retorcidos caminos de los dioses. De una forma u otra, hemos acabado los cinco alrededor de esta mesa, cinco aventureros con pasados digamos... difíciles. En mi caso, creo que os lo he contado alguna vez, me acogieron los sacerdotes de Kélemvor cuando era muy pequeño y he crecido destinado a convertirme en un guerrero sagrado. Pero mi caso fue ligeramente diferente al del resto de niños del monasterio, no fui abandonado a sus puertas, sino que fui el único superviviente que quedó de mi aldea cuando la arrasó una horda de muertos vivientes formada por nuestros propios vecinos, transformados por la plaga que persigo. Recuerdo que mi madre nos había escondido a mis hermanos a mí en el sótano, pero pese a eso, los engendros nos habían encontrado. Yo estaba escondido en una alacena, viendo como mataban al resto de mi familia, cuando una luz azul llenó toda la estancia, confortándome y haciendo que los gules cayesen al suelo convertidos en polvo. Unos minutos después, llegaron los sacerdotes a rescatarme y el resto, es historia. Pero no ocupemos estos momentos con recuerdos tristes. ¡Rendil! ¡Una ronda más, por favor!
La mirada de Lilith se dirigió, incrédula, a Rendil mientras éste servía otras cinco jarras de cerveza delante del grupo. Desde luego, para el hostal esta reunión estaba resultando fructífera, y tanto él como su tía se afanaban en mantener a los aventureros bien atendidos.
- Vaya, Andrew, parece que la estancia prolongada en el laberinto te está dando más sed de lo normal - dijo sin poder disimular la sorpresa ante la avidez con la que el clérigo estaba dando cuenta de la bebida. - Si no os incomoda la pregunta - se dirigió también a Earsel - ¿cómo os conocisteis? Recuerdo que al principio parecíais tener una relación laboral de algún tipo; ¿era así o se trata de imaginaciones mías?
- ¡Sí, cierto! - interrumpió Kanon, que empezaba a notar la euforia interna que le estaban proporcionando las jarras, mientras daba un buen trago de la que le acababa de poner Rendil delante - Cuando os conocimos no dejabas de decir que era tu subordinado, pero nunca llegasteis a aclararnos ese tema, y además... - Kanon apuró el resto de la jarra - enseguida tuvimos que hacernos cargo de la amenaza de la Fortaleza del Páramo Sombrío y el tema quedó un poco en el olvido. ¿Cómo acabó una maga elfa con un clérigo de Kélemvor contratado?... ¡Rendil! ¡Ve preparando otra ronda cuando puedas!
Earsel en ese momento estaba apurando su cerveza mientras miraba con los ojos muy abiertos la nueva ronda que llegaba a la mesa, pero ante las preguntas de sus compañeros clavó la vista en la mesa y se quedó pensativa durante unos instantes.
- Efectivamente se puede decir que yo contraté los servicios de Andrew y aunque hemos bromeado con frecuencia llamándole empleado, sólo puedo decir que ha sido de inestimable ayuda para mi y eso no tiene precio. Hace años que mi gente esta siendo acosada por ataques de no-muertos… Ataques continuos y sin descanso que han quemado bosques, aldeas… La muerte había llegado a nuestras tierras y lo peor llegó cuando empezamos a reconocer a nuestros atacantes… Padres, hijos, hermanos… Tras haber muerto se habían levantado para atacar a su propia familia o vecinos con ojos vacíos… - Un pequeño sollozo se ahogó en la garganta de la maga. Mi madre… También sucumbió a aquella terrible plaga… Mi padre tuvo que acabar con quien había sido su compañera durante toda su vida mientras mis hermanos y yo lo vimos todo totalmente rotos de dolor… El consejo decidió que era hora de actuar y me encomendaron la tarea de encontrar el origen de aquellos ataques. Ellos mismos fueron los que me aconsejaron acudir al templo de Kélemvor y donde conocí a Andrew, quien parecía reunir todos los conocimientos sobre el mal que asolaba a mi pueblo… En fin, en nuestras pesquisas habíamos llegado cerca de Refugio Invernal cuando fuimos apresados… Y el resto ya lo sabéis… Pero por favor, no me gusta hablar de estas cosas… ¿Os apetecen unos flameados? Yo invito… ¡Por la amistad! ¡Sois unos grandes amigos!
- ¡Brindo por esso! ¡Realmente sois los mejores compañeross que he tenido nunca!- Kanon se llevó a la garganta el flameado que había pedido Earsel, mientras empezaba a notar mucho más la euforia - Enn fin... dado que hemoss quedado en reunirnos dentro de un mess en esta mishma posada, me dirigiré a Suzail, la ciudad mash grande de Cormyr. Ya estuve en Arabel, pero no encontré pistash sobre el paradero de Bedaran, y quizá en Suzail tenga más suerte... - dio otro buen sorbo a la jarra de flameado - Ademash, tengo que pasar por Reflugio Invernal para ver a alguien en quien he pensado mucho últimamente... pero eso es un tema persnal. - Kanon se llevó la jarra a la boca, pero se dio cuenta que estaba vacía, mientras sus compañeros también apuraban los suyos... - Qué bueno estaba este flameado... creo que voy a pedir otro mash. ¡Rendil, tráenos otra ronda de estoss flameadosh!
Lilith no había visto tal cantidad de alcohol junta en su vida, pero después de casi haber muerto varias veces, pensó que tampoco podía hacerle tanto daño, y siguió al ritmo del resto de sus compañeros.
- Earshel tiene razón, no hay que ahondar en esas cosas... Esh desagrabable. - se oyó pronunciar sin poder corregirse. Los temas personales claramente la incomodaban, pero ya no era capaz de darle a sus palabras el aire de seriedad que solían tener - Yo iré a ver al bobre Terrlen, je lo dejamos shin saber cómo curarse de la lifan... lipanp... de sher un lobo. ¿Alguien se abunta?
- Dranquila, io de... eeehh... yo te acompañareeeee - dijo el clérigo intentando no alargar las vocales en exceso. - Barece beligrosho y ¡sheguro que podemos patear algunosh culosh de eshos carbones cultishtash!
El discurso, intentando mantener la compostura, hubiese sonado mucho mejor si no fuera porque lo había enfatizado levantando su jarra por los aires y lanzando la mitad de su bebedizo por los aires.
- ¡Quizásh deberíamosh rrrrretirarnosh a desssscanshar, amm-migosh! ¡Osh quiero! ¿La última, antesh de dooormirrr? ¡Un brindis por la amistad! ¡Rendil! ¡Un chupito de aguardiente enano para todos!
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4 comentarios:
Quépasado más oscuro el de Kanon...,:O
Y aún no sabéis todo... ;-)
Andrew:
La luz del farol parecía ser como una incandescencia insoportable... eso era hasta que un tremendo vozarrón tremendamente familiar amenazaba con destrozar sus tímpanos y hacía que pareciese que una enorme bola de metal estuviera rebotando en el interior del cráneo.
- Vamos dormilón! que ni que fuera la primera vez que bebes!!
Era Ian, que volvía a parecer el enérgico muchacho que conoció en Refugio Invernal. Aunque en ésta ocasión hubiera dado lo que sea porque fuese al menos un rato más ese chaval taciturno y más serio que había sido los últimos días. -Supongo que es mejor para todos que haya recuperado un poco de su optimista talante.- (pensó para sus adentros el desmejorado sacerdote).
Cuando pudo reunir suficientes fuerzas para incorporarse y enfocar su visión se dió cuenta de que llevaba ropa limpia, diferente a la que vestía el día anterior. Ante su confusión Ian intervino: - Ah! es que verás anoche... se te fué un poco de las manos y cuando te trajeron de nuevo a la posada, habías vomitado sobre tu túnica y ayudé a Palendra a trasladarte a tu habitación y cambiarte. Pesas más de lo que parece!-
Andrew no daba crédito a lo que oía -Que ayudaste a Palendra? Hice algo...
-No, no!- Se apresuró a añadir Ian- De hecho anoche parecías querer ser amigo de todo el mundo y recorriste el camino de aquí al templo de Gond saludando a todo el que se te cruzaba según cuentan. Palendra me ha contó que te cuando llegaste al templo no parabas de darle las gracias por las atenciones que te había procurado cuando tenías tan mal ese brazo!
Con mucho en lo que pensar, Ian cruzó el cuarto para proceder a levantar a su buen amigo el semielfo...
Kanon:
Kanon despertó al igual que su compañero sacerdote gracias al atronador (o así era como lo apreciaba) grito de Ian. Tenía la boca completamente seca y los globos oculares también. Sabía que había estado llorando y no poco por la noche. El alcohol al principio había servido para aligerar su espíritu, pero tras la euforia los recuerdos lo golpearon con una fuerza brutal. No pudo evitar pensar en su infancia arrebatada, en su penoso periplo por las desérticas tierras del sur de Faerún. Y por supuesto, las perdidas de buenos amigos como lord Karnath, la desaparición de su padre adoptivo Bedaran y su primer amor verdadero arrebatado a manos de quienes lo esclavizaron.
Se descubrió a sí mismo apartando todos esos pensamientos negativos y reemplazándolos con la imagen de alguien muy especial. -Lelianna...- susurró mientras unas tímidas lágrimas afloraban en sus ojos aunque éstas de naturaleza muy diferente a las de anoche.
Sintió una mano apoyándose en su hombro y al girar vió el rostro de Ian que simplemente asintió con la cabeza. Tras darle un par de palmadas en el hombro y recibir otro asentimiento de reconocimiento del explorador como respuesta en un tácito agradecimiento, el Guerrero se encaminó hacia la puerta de la habitación.
-Voy a ver como están las chicas y a pedir un desayuno a Rendil para todos que creo que nos vendrá bien!
Lilith:
Lilith llevaba despierta un rato cuando Ian llamó a la puerta.
-En un rato estamos listas!- dijo la eladrin con su melodiosa voz en respuesta. Cuando escuchó las pisadas alejarse volvió a sus pensamientos.
Había descubierto para su agrado que su tolerancia al alcohol era mayor de lo que hubiera imaginado. Por supuesto que en la corte con sus hermanos y hermanas eladrines había compartido tardes con vino y aguamiel que la habían hecho sentirse más ligera, pero nunca se había puesto a prueba con una cantidad tan desmesurada como la de anoche. Aunque apenas sentía un ligero dolor de cabeza, si tenía los acontecimientos de la pasada noche bastante claros. Sabía que la enorme ingesta la había desinhibido en gran medida y recordaba bien cómo se había insinuado a Ian mientras el rubor subía en ese instante a sus mejillas y otra sensación intensa acudía mucho más abajo... Rápidamente se giró y suspiró con alivio al ver que su compañera no parecía haberse inmutado y seguía durmiendo como un bebé.
Sabía que llegó un punto de la noche donde perdió la consciencia... solo esperaba no haber hecho nada de lo que tuviera que arrepentirse después...
Earsel:
Una suave voz que parecía inmiscuirse en sus sueños se hacia cada vez más insistente. Pese a sus esfuerzos por ignorarla y seguir disfrutando de su fantasía la voz tomaba cada vez más cuerpo hasta ser irrefutablemebte reconocible como la de cierta eladrin amiga suya. Earsel fue poco a poco adentrandose en la consciencia descubriendo hasta que punto le había pasado factura la noche anterior...
Le dolía todo el cuerpo y su cabeza se parecía mucho a una de las cuentas de azufre que utilizaba para conjurar una de sus bolas de fuego, a punto de estallar. A los pies de su cama pudo ver con horror como su túnica presentaba un cerco quemado. -Pero que...?
-Tengo el recuerdo un poco borroso pero será de cuando te empeñaste en una de las rondas en flambear tú misma la bebida... - respondió Lilith al ver el gesto contrariado de su amiga.
-Maldita sea! espero que un conjuro de remiendo sea suficiente- dijo la elfa por toda respuesta. -hubo algo más de lo que deba acordarme...- añadió.
-Bueno...- Lilith hizo una pausa insegura de sí debía hablar sobre ello o no. -Parecías empeñada en hablar de Gendar, sobre todo arremetías contra su descaro pero no parecía que te importarse demasiado ser el objeto de sus piropos...
-Llevaba demasiadas copas de más. Dejemoslo ahí...- replicó Earsel dejando claro que no quería hablar más del tema...
La elfa se dijo que iba a ser un día muy largo...
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