domingo, 21 de abril de 2013
5:26 | Publicado por
Kanon Tylneren |
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Decir que aquella noche descansamos bien, sería mentir. Mi cuerpo se sentía dolorido no sólo por los golpes recibidos por nuestros enemigos, sino por la reciente e inesperada pérdida de Andrew Wiggin a manos del licántropo. Pero por mal que yo estuviera, mis compañeros lo estaban pasando aún peor, sobre todo, Earsel, que se culpaba a sí misma de la muerte de Andrew, aún cuando los demás no dejábamos de repetirle que no podía hacer nada, y que estaba más allá de sus posibilidades el curarle.
Así que el despertar fue difícil. Estoy seguro que habríamos abandonado nuestra misión de no ser porque estábamos atrapados en la pirámide misteriosa. Tras intercambiar pocas palabras, nos dirigimos a explorar las estancias que habíamos dejado sin revisar, en particular lo que parecía la habitación privada de Gharash Vren, en la que encontramos un pequeño baúl ( similar al que abrimos con la llave que encontramos anteriormente ).
Parecía cerrado con llave, así que le encomendamos a nuestra maga ladrona ( aunque por su cara no estaba para bromas ) que lo abriera, y tras forcejear brevemente con la cerradura, lo abrió para descubrir 6 pequeñas adularias parecidas a la que encontramos antes ( pero más pequeñas ) y una perla bastante grande ( y seguramente cara, ejem, ejem... ) con un brillante color BLANCO ( que no nacarado ni esas zarandajas ).
Después investigamos la habitación de la que había salido el licántropo, y nos dimos cuenta de que en realidad era una especie de celda, llena de cagarros ( de hecho Earsel no dejaba de decir con asco "¡mierda, mierda!", saliendo de la celda, mientras Lilith estaba con Ian en el exterior, a los que oímos murmurar ( y nada más, ningún ruido diferente oímos Earsel y yo, os lo aseguro... ).
Pero después oímos algo más. Sonaba como una especie de lejano quejido y parecía venir de la última estancia que nos quedaba por explorar. Escuché tras la puerta de la misma, y efectivamente, oí unos movimientos al otro lado, como si algo rozara tela o algo parecido. Tras hacer una señal a Ian y Lilith para que se acercaran, entramos con cautela en la habitación, preparados para enfrentarnos a lo que fuera.
En la estancia había tres camas, y mientras dos de ellas estaban vacías, en la tercera había un fardo que parecía tener algo que se movía en su interior. Con precaución, abrimos el fardo para encontrarnos... ¡un enano!
Iba vestido con harapos y estaba maniatado, pero aparte de eso, no parecía tener heridas visibles graves. Tras ayudarle a incorporarse y darle unos momentos para recuperarse y agradecernos la ayuda, se presentó como Derkin Stoneborn. Pero lo sorprendente fue cuando alzó la vista y nos miró, ya que se detuvo en mí con los ojos muy abiertos y dijo "¡Tú eres Kanon!". Confundido le pregunté de qué me conocía, aunque había algo muy familiar en el rostro de aquel enano.
"Te ví en Cormyr hace algún tiempo, quizá no me recuerdes ya que nunca llegamos a hablar. Soy Derkin, clérigo de batalla de los Dragones Púrpuras." La verdad es que sí que me sonaba haber visto a Derkin, pero no recordaba de dónde. Nos contó que Gharash Vren lo había apresado y estaba usando sus poderes curativos para su propio beneficio.
"¿Habéis visto mi armadura? Es una cota de malla
Pronto se quedó mirando a Vyrellis, y soltó: "Caray, no sabía que os dedicarais a la taxidermia." No pude evitar soltar una carcajada ante la expresión de la altiva eladrin y su disgusto ante el comentario, aunque sorprendentemente no dijo nada ( la verdad es que se estaba comportando bien desde lo de Andrew ).
Salimos de la estancia mientras Derkin me contaba que él y la patrulla de Dragones Púrpuras de la que formaba parte estaban siguiendo a unos bandidos hasta el claro donde encontraron la pirámide, y que quedaron atrapados. Él era el único superviviente de la patrulla. "Por Moradin, que los haré pagar por todo lo que han hecho cuando los encuentre", nos dijo, aunque puso una expresión de satisfacción cuando vio el cuerpo de Gharash Vren.
Le invitamos a acompañarnos, ya que la unión hace la fuerza, y aceptó a unirse a nuestro grupo. Nos dirigimos a la sala sur, pero lo único que encontramos fue restos de comida y dados tirados por el suelo y unas puertas dobles al final. Tras atravesar con cautela las puertas, entramos en otra estancia con cuatro extrañas estatuas que parecían representar guerreros en poses heroicas.
Pero lo extraño fue que al acercarnos a las estatuas, estas parecían emitir un extraño cántico. Enseguida Derkin dijo: "Ummmm... es una oda a Bahamut y Moradin. Extraño." Al final, cruzamos otras puertas dobles y llegamos a un pasillo que giraba hacia el este y después se bifurcaba al sur y al oeste, donde había unas puertas dobles cerradas.
Me acerqué a investigar, y me pareció oir una voz femenina tras la puerta. Íbamos a entrar en la estancia, pero por alguna razón la conversación empezó a derivar entre susurros sobre si el medallón que Earsel llevaba al cuello le cabría entre las tetentramos en la habitación para ver una especie de capilla, y una figura arrodillada frente al altar. Según entramos se giró con expresión de miedo, y en ese momento, Vyrellis, que había estado callada dijo "Está aquí. Lo presiento." Lilith le preguntó que a qué se refería y dijo "Una parte de mí. Rápido, entrad o vendrán pronto". No sabíamos muy bien a qué se refería la molesta eladrín, pero entramos igualmente.
La mujer tenía aspecto de sacerdotisa, y parecía aterrada ante nosotros. Como estaba buencomo se me da bien la diplomacia intente calmarla, y le pregunté su nombre., aunque al acercarme tenía una clara expresión de miedo en su rostro:
"Mi nombre es Danna. Esos bandidos me encerraron aquí." Le pregunté si no había intentado salir, ya que las puertas no parecían cerradas, pero nos dijo que cada vez que lo intentaba unos diablos se lo impedían. "¿Diablos?", dije con sorpresa.
Tras calmarla un poco, examinamos la estancia. Derkin dijo que el cántico que Danna estaba recitando era el mismo que habíamos oído en las columnas. Earsel encontró un pequeño interruptor en el lateral del altar, y un panel con una puerta secreta apareció tras el mismo. Danna dio un brinco y se engancho de pronto en mi brazo, y me pilló un poco desprevenido. Por alguna razón empecé a ponerme como un tomate ante el descojone general de mis compañeros y la mirada divertida de Derkin.
Vyrellis literalmente tiraba de Lilith para atravesar la puerta secreta, y llegaron a lo que Lilith llamó extrañamente "prestock de curas" ( ¿sería una expresión eladrín? ). Al final había otro cofre, y mientras Derkin y Earsel intentaban abrirlo, cada uno con su particular habilidad ( Earsel con cuidado y Derkin a lo bestia ), Danna, que seguía colgada de mi brazo dijo "Siento una presencia poderosa." Le dije que uno es humano y que las mallas no ayudan a esconder estos temas, pero Lilith dijo que ella también la sentía así que ví que me estaba confundiendo... ejem.
Finalmente Derkin se cargó la cerradura del cofre de un buen golpe de martillo y dentro encontramos una túnica de grandísima factura, con un granate enorme en el centro del pecho.
La fuente de poder parecía provenir del granate. Decidimos quitarlo con cuidado y como el más diestro en estos temas soy yo, quité con cuidado la gema, que parecía pulsar y emitir calor en mis manos. Se le tendí a Lilith, ante la satisfacción de Vyrellis, para que ella la guardara. La túnica era mágica, y Derkin usó su ritual de nuevo para volver a imbuir de magia su armadura.
Tras una hora de cánticos, la armadura brillaba con nueva fuerza y supimos que había tenido éxito. Ahora tocaba intentar ayudar a Danna a salir de la capilla ( que a todo esto seguía colgada de mi brazo para cachondeo generalizado... ). Tras investigar algo más, Lilith identificó el origen de la magia de la capilla en las velas del altar, y Derkin con la delicadeza que ya le habíamos visto varias veces, las machacó a martillazos. El otro foco mágico parecía estar en las puertas, y en este caso fue Lilith quien se escargó de destrozar el mecanismo de las mismas. Con la trampa aparentemente desactivada empezamos a salir, pero Danna no se atrevía y al final tuve que tirar de ella. Con un "ligero" empujón de Earsel al grito de "¡Vaaamos niña!", Danna salió y en seguida pasó del terror a la alegría al ver que no pasaba nada.
No podíamos dejarla por allí, así que se vino con nosotros... bueno, en realidad conmigo, porque se me pegó como un lapa. Proseguimos hacia al sur, hasta que encontramos una extraña estancia: dos puertas dobles estaban frente a nosotros, y a la izquierda había un panel con 12 palancas de bronce.Dos extraños espejos claramente mágicos reposaban encima del panel y mostraban dos lugares: un pasillo y un cuarto con las paredes chamuscadas.
La puerta del sur parecía estar accesible, no así la del norte, que parecía bloqueada. Claramente era una trampa, así que Earsel intentó desactivar el mecanismo, pero la maga elfa parecía un poco perdida y sin saber por dónde empezar. No teníamos muy claro nuestro curso de acción, así que mientras Derkin, Lilith, Ian y yo discutíamos sobre qué hacer, Earsel perdió la paciencia y movió dos de las palancas al azar, concretamente las dos que parecían más desgastadas. A través del espejo vimos como en el pasillo aparecía una especie de distorsión, mientras que en el otro espejo la sala se inundaba de fuego.
Earsel quería seguir probando palancas, pero Derkin se adelantó y dijo "Voy a destrozar este infernal panel". Earsel y Derkin se encararon entonces, y justo cuando las cosas se estaban empezando a poner serias, Lilith intermedió entre ambos para calmar las aguas. Decididamente, este enano tiene carácter...
Al final, se pusieron de acuerdo en que Earsel usaría su mano de mago para accionar todas las palancas mientras esperábamos fuera de la sala por si accionaban alguna trampa. Tras accionar todas, sólo oímos siseos que aumentaban en intensidad... tras lo que Derkin se cansó de esperar y se lió a golpes de martillo con el panel, hasta destrozarlo por completo.
Nos dirigimos hacia la puerta que daba al pasillo y que no estaba bloqueada, y lo cruzamos sin incidentes hasta llegar a la puerta del final. Derkin me ofreció encabezar la marcha, pero con una sonrisa le dije "Tú has destrozado el panel. Si hay una trampa, mejor ve tú delante." Con una profunda carcajada se adelantó y escuchó tras la puerta, y nos dijo que oía voces, y que le pareció reconocer alguna de alguno de los bandidos que le atraparon.
Si decir nada más, entró en tromba por la puerta, sorprendiendo a los bandidos.
El combate no fue largo. Entramos tras Derkin y vimos a 5 enemigos ( 3 con alabardas y 2 con arcos ). Entre Lilith y yo acabamos con uno de los arqueros, mientras que Ian dio cuenta del otro. Los 3 alabarderos duraron algo más, pero finalmente tras varios intercambios de espadazos, hachazos, flechas y magia, Lilith acabó con uno, Earsel con otro, y yo mismo con el último de ellos, no sin antes usar Lilith un extraño poder que parecía provenir de Vyrellis, una explosión de energía purpurmorada vaya, y que pareció atacar la mente de nuestros enemigos.
Derkin usó un curioso ataque lanzando el escudo, y éste luego volvió a él. Me recordó al legendario guerrero ( y antiguo capitán ) Hammer-Rikha, que hacía algo parecido.
Tras la refriega nos percatamos de algo: Danna había desaparecido. Temiendo que alguien la hubiera capturado, volvimos sobre nuestros pasos, llegando hasta la capilla y posteriormente a la sala inundada de agua, pero no encontramos nada. Parecía haberse esfumado en el aire. Quizá la encontrásemos más adelante, o quizá fuera otro de los misterios de este lugar. Derkin dijo entonces "Mmmm... nunca me olió bien esa chica. Me daba mala espina."
Así que proseguimos con nuestra investigación de la pirámide, y subimos por las escaleras del este de la estancia inundada, hasta llegar a un pasillo que giraba hacia el sur y al norte. Al sur vimos la estancia en la que habíamos combatido con el ettin al llegar, y al norte otro largo pasillo con puertas dobles al final. Pero justo frente a nosotros había otras puertas, así que decidimos investigarlas antes de seguir.
Mi gran capacidad de percepción me hizo oír lo que parecían multitud de pequeñas y diminutas patas ( ¿serían ratas? ¿o vírgenes desnudas? ). Preparados para todo, abrimos las puertas y nos encontramos en una polvorienta estancia en la que había dos montañas de huesos... el ruido de las patas crecía... crecía... ¡y se acercaba a nosotros!
Y entonces vimos lo que eran.
-continuará-
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