domingo, 29 de julio de 2012
9:47 | Publicado por
Kanon Tylneren |
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Tras el reparador sueño y el enfrentamiento con Terrlen el lobito, despertamos recuperados y frescos para poder seguir nuestro camino hacia el Fuerte del Cuerno.
Terrlen seguía durmiendo, atado de pies y manos, y con los cortes y moretones visibles ahora que su forma era completamente humana. Para despertarlo Andrew, con la delicadeza que muestra en ocasiones, le echó un cazo de agua encima, y aquel despertó inmediatamente, con la sorpresa y la confusión en los ojos. Tras unos momentos de desconcierto, le interrogamos, pero para nuestra decepción, no parecía recordar absolutamente nada.
Incluso cuando le dijimos que ahora ya sabíamos por qué habían fracasado algunas de sus expediciones anteriores, y por qué era él el unico superviviente de las mismas, no pareció dar crédito a lo que decíamos. Pero teníamos que ponernos en marcha, así que decidimos que nos indicara como llegar ante el Fuerte, y después buscara refugio hasta que volviéramos. Quedamos en pagarle sólo la parte proporcional a nuestro viaje actual, y que el resto se lo pagaríamos a nuestra vuelta.
Mientras recogíamos el campamento, comentamos algunos de los nuevos tonos de mensaje que emitían los cuervos mensajeros de Toril, que habían añadido algunos nuevos realmente graciosos, como los del grán comediante bardo Xhiqhito DeLaCalzadd, que se estaba haciendo famoso por las indómitas tierras de Zakhara...
Le pedimos a Ian que ayudara a Terrlen a ponerse los gayumbos, ya que en su transformación se había quedado en bolingas. Aunque Ian no estaba muy por la labor, nunca se negaría a una tarea estando su adorada Lilith delante.
Lilith fue a hablar con él para que nos esperase, y a su vuelta, Ian, todo galantería y preocupación le dijo "Estás bien? Te ha tocado?". La mirada que le lanzó la eladrín bastaría para helar un elemental de fuego, pero no le dijo nada, a fin de cuentas, es su fanboy.
A los 10 minutos de marcha, Terrlen dijo que nos esperaría en un refugio que había tras un recodo del camino, y nos deseó buena suerte en nuestra empresa. Ya sin el guía en nuestro grupo, Lilith nos contó lo que había hablado con él a solas: por lo visto los "incidentes" con las expediciones que él guiaba, vienen ocurriendo desde hace un par de meses, cuando visitó un lugar llamado las Casas del Silencio. ¿ Podría ser que el origen del frenesí de la luna venga de ahí ? Tendremos que investigarlo más adelante, sobre todo si mis compañeros Andrew y Lilith no consiguen quitarse de encima la enfermedad...
Al fin, tras algo más de una hora de camino bordeando la sima, tuvimos a la vista el Fuerte del Cuerno.
En realidad parecían ser tres fortalezas unidas por puentes de piedra. A unos 100 pies de nosotros estaba la entrada, con el rastrillo cerrado, y lo que parecían ser dos orcos tras él, haciendo guardia. Una debil luz venía de lo que parecía una antorcha en el lado izquierdo del camino.
El problema era como entrar. Decidimos que lo mejor sería que yo sólo me acercase con sigilo, para ver si había alguna forma de entrar que no viéramos desde aquella posición. Afortunadamente, los orcos parecían estar discutiendo entre ellos, aunque como no entiendo el idioma, a mi oído sólo eran gruñidos y eructos guturales ( después cuando intenté reproducírselos a Andrew, dijo que estaban hablando de chorizo, o algo así... ). Llegué hasta el mismo rastrillo, que estaba bloqueado por dentro con un grueso tablón.
No ví ninguna forma de entrar, pero al ver la antorcha un plan empezó a formarse en mi cabeza. Regresé con mis compañeros, para discutir la estrategia. Andrew empezó a hablar cuando les conté lo que había visto: "Podríamos hacer una cosa..." , pero de repente, una ominosa y potente voz procedente de quién sabe dónde rugió "SE EQUIVOCA COMO SIEMPRE", así que el clérigo, intimidado, decidió guardar silencio ( ¿ sería Kélemvor mostrando su desacuerdo con los actos de Andrew ? ).
Finalmente decidimos que Earsel usaría su poder mágico de mover cosas para tirar al suelo la antorcha. Esperábamos que eso hiciera que los orcos abriesen el rastrillo para ver qué pasaba, y en ese momento asaltaríamos las puertas.
Pusimos en marcha el plan. Earsel y yo nos acercamos con sigilo y no nos detectaron en esta ocasión tampoco.La maga elfa se concentró, y lanzó la antorcha al suelo. Los orcos empezaron a gruñirse e increparse uno al otro, como si se echaran la culpa. Entre ambos retiraron el tablón y el rastrillo cayó al suelo con estrépito, dejando libre el camino.
Uno de los orcos se acercó, recogió la antorcha, y la dejó en su lugar original. Y aprovechamos para atacar. Yo fallé, pero Earsel acertó al orco que volvía hacia el Fuerte, que gritó de dolor. Ante el grito de su compañero, el otro orco cargó contra Earsel, golpeándola brutalmente, mientras el otro hacía lo propio conmigo. Pero tres ataques bien coordinados hicieron que uno de ellos cayera a manos de Lilith, que llegó desde atrás.
Mientras Ian y Andrew se enzarzaban con el orco que quedaba, aparecieron tres más por la puerta del Fuerte, que cargaron contra nosotros. En ese momento Earsel convocó a nuestro querido Fluffy, la bola de fuego con carita sonriente, justo tras los tres orcos que acababan de aparecer, dañando con fuego a todos ellos.
Ian recibe dos ataques bestiales de los orcos, que armadura no tienen mucha, pero llevan un hacha gigantesca, y está a poco de caer inconsciente, pero Andrew consigue curarle. Por alguna extraña razón los orcos cada vez que resultan dañados hasta cierto punto, sueltan un rugido gutural y parecen luchar con renovadas energías, y esto lo acaba sufriendo Ian en sus cannes, ya que tras un rugido y una guaya de campeonato, le apagan las luces y cae al suelo.
Entre Lilith y yo seguimos castigando a los orcos, mientras Andrew intenta reanimar a Ian, pero lo único que consigue es llevarse un martillazo en el perolo por parte de un orco...
Ian, recuperado en parte por los poderes reparadores de Andrew, ataca y acaba con uno de los orcos, con el orgulloso grito de fondo de Lilith: "Mira mi niño como golpea!!!". Los dos orcos restantes, viendo las de perder, deciden poner tierra de por medio, y huyen al interior del Fuerte, pero entre Earsel y Lilith acaban con ellos antes de que vayan más lejos.
Con la situación más calmada, entramos en el Fuerte, y lo primero que encontramos es una estancia con una mesa con algunas sillas, un fuego encendido en un lateral, y una puerta cerrada en la pared contraria a la entrada. Para disgusto de Andrew, nos deshicimos de los cadáveres de los orcos tirándolos por la sima, aún cuando él quería conducir sus almas hasta el reposo eterno... Me da que el reposo eterno no haría que dejaran de oler a orco muerto y atrajeran a todos los duérgar en leguas a la redonda.
Volvimos a bloquear la puerta tras nosotros, por si viniera alguna patrulla más de orcos y nos aventuramos en el interior del Fuerte ( al que pronto bautizaría como el Fuerte de las Puertas, porque joder, anda que no tiene puertas el condenado sitio ).
Tras la puerta vimos un pasillo con cuatro puertas, una a nuestra izquierda, otra delante, y las otras dos girando el recodo. Lilith abrió la de la izquierda, y encontramos otras dos puertas cerradas. Seguimos por una de ellas, y encontramos otras cuatro más... jodeeer. Earsel ya estaba a estas alturas cagadita de miedo claro, por aquello de encontrarse en este lugar tantas de sus enemigas declaradas: las puertas cerradas.
Seguimos investigando, abriendo puertas, cerrando heridas, lo típico... incluso dimos con una armería, donde encontramos bastante material usable, como un sable, pero nada que mejorase nuestro equipo.
Pero en la siguiente habitación en la que entramos, percibí algo: un sonido como de un martillo al golpear con un yunque, aunque sonaba apagado, como si estuviera tres o cuatro estancias más lejos.
Según nos acercamos, el sonido se iba haciendo más claro, y aunque no entendía el idioma, porque seguían sonando a mís oídos como si un rinoceronte eructara, sí que me parecía distinguir dos voces distintas, una de ellas dando órdenes a las otras. Tras otra de las puertas encontramos un pozo de agua, y en ese punto tuvimos claro que las voces venían de la puerta cerrada frente al pozo. Parecían corresponder a un orco y a un duérgar. Según Lilith y Andrew parecía que el duérgar le estaba echando la peta y el orco se intentaba disculpar, o algo así...
Tras discutir brevemente la estrategia a seguir, decidimos que el patadón a la puerta y arrasar con todo será lo mejor. Y así lo hacemos, Ian le pega una patada y se aparta para que yo dispare una flecha al orco, al que acierto en una pierna. Y allí que vamos, a una habitación presidida por un yunque, donde vemos al orco y al duérgar, aún sorprendidos por nuestra entrada.
Ian entra y recibe un martillazo del duérgar nada más empezar. Lilith usa su paso feérico y se coloca detrás del ser de barbas de fuego y le golpea, y en ese momento observa como aparece un tercer enemigo: otro duérgar.
La estancia es más grande de lo que parecía y al otro lado hay una abertura sin puerta que va a dar a otra habitación, con una puerta al fondo. Y entonces Earsel tomó una de esas decisiones que luego lamentaría, al decidir separarse de nosotros e ir por la otra puerta para intentar sorprender a nuestros enemigos... sólo para darse de bruces con... ( no con la puerta cerrada, no )..... otros dos enemigos, un orco y otro duérgar más, que aparece por una puerta lateral que no habíamos visto.
Al principio la maga se defiende razonablemente bien, achicharrando a los tres enemigos más cercanos con sus manos de fuego, hasta que uno de los duérgar usa las púas de fuego de su barba y ataca a Earsel, que apenas aguanta el envite. Otro de ellos de repente se vuelve invisible, y reaparece junto a la maga, para calzarle una galleta respetable, que la deja tambaleándose.
Lilith e Ian son golpeados por virotes de fuego lanzados por otro de los duérgar con su ballesta, a lo que Lilith responde a su vez con un mandoble. Pero quien lo está pasando mal es Earsel, ya que está rodeada por tres enemigos y no la dejan tiempo para defenderse, y con otro ataque de púas de fuego, cae inconsciente al suelo.
En ese punto entro y empiezo a causar estragos, con un Dividir el Árbol, ataco al duérgar herrero y a un orco, y les causo un daño devastador ( toma ya otro crítico con poder diario ) que los deja tambaleándose. Andrew consigue acercarse a la inconsciente y maltrecha Earsel y consigue recuperar su vitalidad un poco.
La situación sigue complicada: Earsel recibe más daño mientras ella y Andrew están lejos de Ian, Lilith y yo. Sigue el intercambio de golpes y Earsel recurre a una táctica desesperada: abre una puerta que no sabe a donde lleva para poder huir de sus tres atacantes y tener un ligero respiro... respiro que aprovecha para atacarlos con sus rayos de hielo, dejándolos inmovilizados.
Mientras yo recibo un buen golpe de uno de los duérgar, pero me mantengo sin problemas. Earsel vuelve a recibir una embestida de otro duérgar, que la vuelve a dejar inconsciente, con lo que la atención se desvía hacia Andrew, al que atacan brutalmente.
Pero pronto empezaríamos a cambiar las tornas del combate. Con un doble ataque, tumbo a uno de los orcos, mientras Ian destroza al duérgar herrero. Dos menos. Mientras, Andrew consigue volver a curar a Earsel, que se aleja del centro de la refriega para poder usar mejor sus poderes. Ahora el objetivo parece ser Andrew, ya que al ser el curador del grupo, es la pieza clave a derribar.
Pero ya es tarde, entre Ian y yo derribamos a otro duérgar, con lo que ya sólo quedan dos enemigos. Andrew acaba inconsciente por el ataque del enano maligno que queda, y después se vuelve invisible. Pero no huirá. Uso mi poder de curación múltiple para que todos mis compañeros recuperen algo de su energía y Lilith consigue levantar a Andrew.
Entre Lilith, Ian y yo acabamos con el orco, y ya sólo queda el duérgar, que va a morir con las botas puestas. Andrew grita "¡¡¡Por Kélemvor!!!" y con un sonido de globito desinflándose, su ataque falla estrepitosamente, aunque Lilith es más efectiva en su carga contra el enemigo, al grito de "¡¡¡¡¡Puta Mosca, puta mosca!!!!!"
Como nos pasa casi siempre, cuando sólo queda un enemigo, empezamos a fallar inexplicablemente nuestros ataques, así que el tío aguanta un montón vivo, hasta que por fín Earsel acaba con él, y saborea un poco de venganza.
Fin de la refriega. Ha costado, pero han caído todos los enemigos. Descubrimos en la habitación por la que salió el último duérgar un cofre que esperábamos tuviera algún tipo de objeto de valor, pero en realidad eran calzoncillos duérgar sucios... puagh.
Con nuestras fuerzas algo castigadas, y con gran parte de nuestros recursos gastados, pensamos que lo mejor es volver a una de las estancias que habíamos registrado, y en la que habíamos visto cinco camastros. Está bien protegida por una sola puerta que podemos vigilar turnándonos para hacer guardia, y otra puerta lleva a una especie de almacén donde podemos esconder los cuerpos de los enemigos caídos.
Pero cuando estábamos en la estancia disponiéndonos a descansar, y ya habíamos dejado los cuerpos en el almacén, Andrew se levanta y dispara una lanza de fe al almacén, y con una enorme explosión, y haciendo un estruendo tremendo, calcina los cadáveres de nuestros enemigos caídos. Le miramos alucinados y le decimos "Pero que coñ... ¿¿¿qué haces???"
El clérigo, con una expresión de satisfacción en el rostro, dice "Ahora están en el reino de Kélemvor. Como debe ser, no en el fondo de una sima." Todos le increpamos que está loco, que con ese escándalo nos podrían haber oído hasta los duérgar de 1000 leguas a la redonda... pero nada puede quitar la expresión de satisfacción de su cara...
Así que, lo que pensábamos sería un descanso reparados, se convierte en una tensa espera, mientras esperamos que no nos hayan descubierto el resto de enemigos del Fuerte... porque si lo hacen... ¿ como nos defenderemos sin la totalidad de nuestros poderes ?
¿ Qué ocurrirá... ?
Kanon el Fidedigno.
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