domingo, 16 de junio de 2013
4:36 | Publicado por
Kanon Tylneren |
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Las columnas estallaron en mil pedazos, extendiendo esquirlas de hielo por toda la estancia. Fue en ese punto del comienzo del combate, cuando tuvimos la confirmación de algo que ya estábamos notando desde que conocimos a Derkin: es algo lento de reacciones, y hasta el clima parece tener más iniciativa en los combates que este hombre, porque la trampa de frío que nos atrapó fue capaz de hacer efecto sobre nosotros antes de que el clérigo enano moviera un sólo dedo...
Cuatro caminantes blancos salieron de lo que fueron las columnas de hielo, y Lilith soltó un grito a Earsel: "¡Earsel quémalos!"... últimamente y dada la tendencia de la maga a quemar cosas, este era un grito de guerra habitual en nuestros combates. Pero había algo más, un extraño frío se apoderaba de nosotros y hacía muy doloroso combatir en aquella estancia, debía ser una especie de trampa que drenaba nuestra fuerza vital poco a poco.
Los caminantes avanzaron hacia nosotros muy rápido, tanto, que me ví sorprendido por ellos en su primer y segundo ataque y noté como mis energías disminuyeron rápidamente. No fui el único, Ian también fue víctima de los ataques de los caminantes con especial virulencia. Intentaba recuperar el aliento para contraatacar cuando me vi teletransportado por una extraña fuerza mágica a la entrada de la estancia congelada, mientras Derkin me sonreía y guiñaba un ojo. Incluso me pareció entender un "De nada, compañero" de su boca mientras se lanzaba contra nuestros enemigos.
Nos estábamos reagrupando para devolver los ataques, cuando Lilith, que estaba al otro lado de la habitación, escuchó un tremendo estruendo a sus espaldas, y el enorme bloque de hielo de la habitación contigua dejó paso a una enorme criatura con cierto parecido a un tiflin pero mucho más fea, se lanzaba a la carga contra ella.
La criatura, gritando como una posesa "¡¡Tuu!!", no dejaba de mirar la bola donde estaba la cabeza de Vyrellis, mientras se lanzaba contra Lilith, que pronto se vio en una situación comprometida, al estar rodeada por él y por dos caminantes.
Seguimos el combate, e Ian, que se acercaba a la posición de Lilith, luchaba por deshacerse de un enemigo. Le grité: "¡Dale con lo más gordo y duro que tengas!", mientras el color rojo le subía por las mejillas al guerrero y me miraba algo avergonzado, al igual que Lilith.... ¿? .Pero esto no fue obstáculo para que nuestro guerrero hiciera honor a su nombre y fulminase de un gran golpe de hacha a uno de nuestros enemigos.
Derkin por su parte estaba enzarzado con otro caminante, y entre golpe y golpe, cantaba una antigua canción de guerra que hacía mucho no oía, desde mi época en la guardia de Cormyr: "No amo este aaauraaaa...", y no pude por menos que canturrearla yo también mientras lanzaba flechas a diestro y siniestro.
La trampa helada empezaba a ser algo más que una molestia para nosotros. En mi caso me estaba dejando casi sin fuerzas, y Derkin tampoco parecía estar pasándolo bien.
Earsel desplegó un par de devastadores ataques que acabaron con dos de nuestros enemigos de una sola vez, y yo acabé de un certero disparo con el último de ellos. Ahora sólo quedaba el monstruo de más de dos metros que había salido de la gran roca helada. Mientras nos colocábamos para acabar con él, Earsel y Derkin se peleaban sobre quien debía dejar sitio a quién... no deja de ser divertido ver cómo se llevan estos dos, parecen un matrimonio... aunque nunca les diría esto porque seguro que acabo colgado boca abajo y con las mallas en la boca...
Entre arenga y arenga de Derkin para acabar con nuestro enemigo, este había centrado su atención en Ian y estaba forcejeando con él, aunque sin dejar de increpar a Vyrellis en todo momento, ni que hubieran tenido un rollito que hubiera salido mal. Tras un intercambio de golpes, es finalmente Earsel quien acaba con el monstruo, que cae pesadamente al suelo tras un misil mágico de la maga.
Pero algo iba mal. Pensamos que al acabar con nuestro último enemigo la trampa de la estancia pararía, pero no fue así, y seguía acabando con nosotros poco a poco. Derkin se acercó a Ian, que estaba bastante tocado tras el combate y con unas palabras de ánimo: "Anda, chicarrón, que te veo hecho una lástima", aplicó sus poderes curativos sobre él.
Tiritando de frío le pregunté a Vyrellis que cómo podíamos acabar con esta trampa, a la que contestó poniendo los ojos en blanco y respondiendo con tono altivo: "Pues saliendo y cerrando la puerta, claro." Tengo planeado un lugar muy especial para la cabeza de Vyrellis en mi bolsa de viaje, entre mis mallas usadas durante un mes y aún no lavadas, y las botas que usé en el pantano de Cowassmell y que no he podido limpiar aún.
Pero no podíamos irnos aún, sin saber si aquí había algún objeto de valor, o bien saber si podíamos anular esa trampa, así que Lilith y Earsel decidieron ir a la habitación contigua para averiguarlo, pero no encontraron forma de anular la trampa, ni nada de valor. Así que tras unos angustiosos momentos en los que el frío seguía afectándolas, consiguieron salir y cerramos la puerta.
El combate y sobre todo el frío habían dejado nuestras fuerzas muy mermadas, así que decidimos volver al único lugar razonablemente seguro que habíamos encontrado en la pirámide: las habitaciones donde murió Andrew, aunque Earsel des luego no estaba muy contenta por ello. Durante el camino, Lilith le preguntó a Vyrellis si conocía a ese monstruo, pero esta dijo que no, y que debía ser "uno de los subordinados del apestoso Karvakos".
Una vez llegamos, y por tratar de liberar un poco la tensión, le pregunté a Earsel si podría descansar con los ronquidos que suele soltar Derkin, y que quizá para relajarse podría usar su poder de mano de mago para calentarse... con un poco de imaginación. Claramente la elfa sabía por dónde iba, porque me echó una mirada gélida y no dijo nada.
La siguiente escena sólo puedo describirla de esta manera:
Y es que de pronto Earsel llamó a Ian diciéndole que quería hablar con él en privado un momento, y lo que vimos desde lejos fue como si esta le estuviera echando la bronca por algo, y a Ian poniéndose más rojo que un tomate, y cabizbajo volvió con Lilith. Derkin soltó sin poder contenerse un "¡Y tú pensabas que te habías librado de la suegra!", burlándose de Ian y riendo estruendosamente. La verdad es que no entendí demasiado a qué venía esta historia, y sólo le pregunté a la maga: "¿A qué venía eso? ¿Qué pasa?" y me respondió con un escueto: "Nada, sólo he puesto las cosas en su sitio." La verdad es que no me enteré de nada, pero estaba demasiado cansado para seguir indagando, así que decidí seguir el ejemplo de Derkin, que ya roncaba sonoramente en su camastro.
Tras unas horas de descanso razonablemente plácido, de desperezarnos, y de esperar a que salieran Ian y Lilith de su habitación, nos pusimos en marcha. Ian no parecía ni poder mirar a Earsel a la cara, con una expresión de verguenza en su rostro... qué rawro. En fin, ya me enteraré de lo que pasa.
Volvimos a la sala contigua a la de la trampa helada, y pudimos observar como la escarcha había invadido una buena parte del lugar tras estar las puertas abiertas. Pero nuestro objetivo era la otra sala, la que vi con las columnas-monolito de las que salían rayos eléctricos. Me acerqué con cuidado y eché un vistazo. Y desde luego, la vista fue interesante.
Suspendida en el centro de la estancia y con cuatro rayos saliendo de cada monolito, había un cuerpo decapitado, claramente femenino, flotando en una especie de jaula de energía. Me giré hacia mis compañeros y les dije: "¿El cuerpo de Vyrellis? Está buena, y se parece a la estatua que vimos..." Vyrellis tenía una expresión entre flipada y orgásmica, y dijo: "¡Es... mi forma física! ¡Está atrapada en una prisión arcana!"
No teníamos muy claro si intentar liberar su cuerpo o no, pero finalmente decidimos hacerlo, no sin mis reticencias. Tras examinar la trampa, Earsel nos comentó que parecía una trampa arcana simple, y que con derribar los monolitos debería ser suficiente para que la trampa desapareciera. Tras hacer el bruto un rato, y varios vaciles de Derkin diciendo "¡Ja! Yo los puedo derribar sólo, no necesito ayuda de la elfita o de la eladrín" es entre Derkin, Ian y Lilith que derribaron las cuatro columnas, mientras yo me mantenía atento por si algo salía mal.
La jaula de energía desapareció y el cuerpo cayó inerte al suelo. Nos miramos unos a otros.¿Y ahora qué? "Quizá podríamos poner la bola encima de los hombros, a ver qué pasa..." sugirió Derkin. Lilith se adelantó con la bola de una extasiada Vyrellis en las manos, y de repente, a unos 10 pies del cuerpo, la bola salió disparada y se incrustó en el pecho del cuerpo descabezado. Vyrellis empezó a gritar de terror, y vimos con horror como el cuerpo se levantaba y se enfrentaba a nosotros. Con un gesto de la mano, una especie de tormenta de cuchillas mágica apareció alrededor de Ian y Derkin, e inmediatamente los derribó.
Mi reacción fue fulgurante, ya que sabía que algo iba a salir mal. Con dos certeros ataques, causé profundas heridas en el cuerpo descabezado. Earsel siguió mi estela y causó aún más daños con sus poderes de fuego. En ese momento, unos afilados carámbanos de hielo se unieron a la tormenta de cuchillas y cayeron Derkin y Lilith.
Cuando nos disponíamos a contraatacar, Vyrellis desapareció. Lilith gritó que por su experiencia con los poderes que le había conferido la cabeza de la eladrín, podría no reaparecer hasta que no la dañásemos. "¿Y cómo hacemos eso si no la vemos?", pregunté. Intenté concentrarme en mi percepción élfica, pero aunque captaba ciertos rastros no podía saber de dónde venían. Vyrellis debió darse cuenta que estaba intentando localizarla, porque un rayo necrótico surgió de la nada y me golpeó. En ese momento reapareció ante mí y descargué un fuerte ataque, al igual que Earsel e Ian. Este último cargó con toda su fuerza contra ella y la estampó contra la pared.
Lo que siguió fue un intercambio de ataques entre el cuerpo decapitado y nosotros, pero pronto nos dimos cuenta que no hacíamos suficiente daño. Tras un ataque de la tormenta de cuchillas de Vyrellis hacia Lilith, y un grito que salió del alma de la eladrín "¡Mala puta!", empezamos a oir la llorosa voz de la cabeza de Vyrellis que salía y entraba del pecho del cadáver gritando "¡Lo siento!", "¡Sacadme de aquí!"
Empezábamos a flaquear en nuestras fuerzas mientras nuestro enemigo no parecía notar nuestros golpes. Un fallo de ballesta de Lilith golpeó la bola de Vyrellis y ésta profirió un grito de terror: "¡Ten cuidado!" A mí me pasó lo mismo con una flecha, y soltó otro alarido de dolor.
El combate estaba torciéndose mucho: tras dos ataques de Vyrellis, Derkin e Ian cayeron al suelo de forma consecutiva. Lilith se disponía a ayudar a Derkin, pero al ver caer a Ian, se lanzó a la desesperada a por él para curarle, y me gritó "¡Ayuda a Derkin!". Atravesé con velocidad el campo de batalla y conseguí aplicar las hierbas curadoras sobre el maltrecho enano, pero inmediatamente después, la tormenta de cuchillos se nos abalanzó, y fui yo mismo quien cayó. Por suerte, fue Derkin quién aguantó de pie esta vez, y consiguió levantarme.
Nada más levantarme del suelo, Vyrellis apareció detrás de mi. Con un cabreo monumental, me giré y pese a la corta distancia cargué mi arco y disparé, apuntando a la cabeza... sin darme cuenta que el cuerpo estaba decapitado, con lo que la flecha pasó inofensivamente por encima de Vyrellis. Cargué una segunda flecha y apunté directamente al pecho, a la cabeza de Vyrellis, que me miró con expresión horrorizada. Por un momento estuve a punto de disparar directamente a la bola, pero finalmente apunté a un hombro. Ese momento de duda fue suficiente para errar el tiro.
Pero no fue necesario. Ian sacó la ballesta y de un certero virote acabó con nuestro enemigo, que cayó al suelo.
Un torrente de energía purpúrea necrótica salió del cuerpo de Vyrellis y este se desintegró, dejando sólo la bola de cristal con la cabeza de Vyrellis, que lloraba desconsoladamente. Entre sollozos, decía que Karvakos lo tenía todo planeado para que nunca pudiera recuperar su cuerpo, y juraba que nos ayudaría a acabar con él 100 veces si hacía falta. La verdad es que no pude por menos que sentir lástima por la eladrín, por muy molesta que hubiera resultado en el pasado.
Estábamos muy tocados, y decidimos que necesitábamos otro largo descanso, pero antes miré hacia el pasillo que iba hacia el sur. "Será mejor que investigue un poco hacia donde lleva, antes de que descansemos." Me acerqué e intenté ser sigiloso, pero el cansancio había hecho mella en mí, mucho más de lo que pensaba, y un sonoro tintineo de mi carcaj inundó el pasillo. Me detuve instantáneamente, pero ya era tarde. En el pasillo había cuatro espejos en la pared izquierda, y de uno de ellos salió un rayo ígneo que me golpeó en el pecho y me dejó sin aliento.
De pronto, oí un sonido de piedra deslizándose de golpe en la pared derecha, y una abertura en el muro se abrió. Estaba sólo, lejos de mis compañeros, y aturdido. "¡Idiota, idiota!", pensé, "¿Por qué no has tenido más cuidado?". Pero ya era tarde. Todo se ralentizó a mi alrededor, y girando la cabeza con horror, vi lo que había tras la abertura...
¡Uy, pero qué tarde es! Bueno, seguimos otro día, seguro que no os importa.
Kanon el cabroncete cliffhangeriano.
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3 comentarios:
Pobre Ian, cómo os cebáis con él siempre. Sólo espero que en la próxima visita a Modelsville (... err, ¡Refugio Invenal!) tengáis lo vuestro :P
El ya sabía donde se metía... en todos los aspectos... X-D
Y eso que esta vez he usado el verbo "cebar" y no "meter" T_T (lo de "estrenar" te lo concedo)
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