domingo, 10 de julio de 2011
4:34 | Publicado por
Kanon Tylneren |
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Tras la primera escaramuza en el interior de la Fortaleza, y ya en las puertas de lo que parecía ser una Sala de Torturas, entramos dispuestos a hacer pagar a los Goblins el haber decidido dedicarse a servir a los Dioses Malignos. Irrumpimos en la Sala para ver a cinco enemigos, tres de ellos armados con ballestas, uno más con aspecto sadomaso ( éste seguro era el torturador ), y un quinto, un hobgoblin de aspecto más fiero que sus compañeros, con dos atizadores al rojo vivo en las manos ( me parece que no quiero imaginarme lo que hacía con ellos... ).
Nos desplegamos todos, aunque Lilith por alguna mística razón, en vez de concentrarse en el combate, fijó su mirada en una especie de mecanismo giratorio que había en el techo y que parecía proporcionar aire fresco a la estancia, y empezó a juguetear con su espada tocando las aspas del artefacto mientras profería frases del estilo "Uyyy que curioso", "como mola" y otras extrañas frases sin demasiado significado para el resto de nosotros... supongo que me estoy acostumbrando a las mierdeces de mi compañera Eladrin.
Con mi arrojo y valentía habituales, cargué mi arco y disparé una flecha a uno de los ballesteros, fallando por muy poco. Earsel secundó mi ataque, por aquello de no tener las cosas demasiado fáciles, y lanzó un hechizo que, describiendo una elegante parábola, acabo estrellado en el techo, apagándose con un sonoro "puffffff...". Andrew también pensó que para qué acabar con nuestros enemigos tan pronto, y, usando su ataque de Escudo del Sacerdote, pifió de tal forma que el místico escudo acabó estrellado en su cabeza con un sonoro "¡¡clanGg!!! Por fín Lilith pareció darse cuenta que aquello iba de pelear y dejó de juguetear con el ventilador ( nombre que posteriormente le pondríamos a aquel artefacto, pronto veréis que en esta jornada le pusimos nombre a muchas cosas ), avanzó hacia uno de los goblins, y con su tacto y delicadeza habituales, partió por la mitad al pobre bicho de un mandoble de su espada.
Otro de los goblins, al ver caer a su compañero, se metió tras los barrotes de lo que parecía una especie de celda, y apuntó su ballesta hacia mí, acertándome con su virote en el hombro. Vale, ese cabrón es goblin muerto. Otro goblin con ballesta, acertó de forma parecida en Lilith, esta vez en su costado, provocando una iracunda mirada, que no auguraba nada bueno para aquel pequeño bastardo.
Por fín, el Hobgoblin avanzó con firmeza hacia Andrew y le soltó un buen sopapo candente a Andrew. Decidí acabar con los molestos goblins ballesteros, así que le solté una certera flecha a uno de ellos que le dejó tambaleándose. Earsel, por su parte, usó uno de sus extraños poderes que sólo podría describirse como pasar cagando leches por enmedio del campo de batalla ( por alguna razón se me vino a la cabeza cierto famoso cómico calimshano llamado Chiquitous of the Road y su forma de andar ) y se colocó al otro lado del campo de batalla, para tener una mejor perspectiva del mismo. Una vez colocada, lanzó un ataque mágico al goblin ballestero que quedaba, tras lo cual el pobre diablo quedo hecho chopped. Lilith mientras, seguía jugando con el ventilador medieval del techo.
Entonces dirigimos nuestra ira hacia el hobgoblin, justo cuando Andrew le lanzó su poder de Chotis de las Mazmorr... digooo Lanza de Fe, que provocó el habitual bailecito de posiciones de batalla entre él y Lilith. Esta, por alguna mística e inoportuna razón, empezó a plantearse de forma filosófica en medio del campo de batalla su poder de Favor del Señor de la Guerra, vamos, el mejor momento para hacerlo oiga ( incluso entre el fragor de la batalla me pareció oir de sus labios preguntas tales como " ¿ Como puedo aprovechar mis poderes para dar más ostias ? " )... en fin.
Los Dioses también tienen su sentido del humor, así como aparecen en los momentos más insospechados, ya que en ese preciso momento oímos todos los presentes una tronante voz como del más allá que decía "Empezáis a tener pensamientos de jugadores". Todos nos quedamos parados mirándonos unos a otros durante un leve instante, para después seguir combatiendo.
El hobgoblin vilmente aprovechó este momento y con dos fuertes golpes en el melón, dejó KO a Lilith, que cayó de forma estrepitosa al suelo. Justo antes de caer Lilith, todos observamos algo extraño en aquel ser, y es que su armadura empezó a brillar de manera extraña. El goblin vestido de sadomaso ( en adelante, el torturador ), aprovechó para acercarse por detrás y clavarme la lanza en un costado, así que me cagué en sus muertos. Me giré hacia él apuntándole una flecha, pero se me cayó al suelo. Earsel intentó un hechizo sobre el hobgoblin, pero su extraña armadura absorbió el hechizo... ¿? Andrew también lo intentó con su llama sagrada tras lanzar su curación sobre Lilith y volver a ponerla en forma para el combate, pero la coraza del hobgoblin seguía con su brilla, brilla, campanilla, y el bicho sin inmutarse ante nuestros ataques.
Por alguna razón, los Dioses decidieron volver a intervenir con su tronante voz, sobre algo llamado Sanfermines (¿?) y las tetas de las tías que allí van (¿¿¿???). No hay quien entienda a los Dioses a veces...
Lilith también intentó pegar al hobgoblin, pero ná de ná. Yo fui el último en intentarlo, pero se me cayó la flecha. En cambio él nos dio dos buenos mekos a Andrew y a mí, y en mi caso me dejó bastante tocado. Por suerte Andrew estuvo al quite, y con sus poderes chachi de curación, me dejó como nuevo. Lilith, por su parte, seguía jugando con el ventilador medieval de madera del techo.
Earsel volvió a lanzar un proyectil mágico al hobby ( lo siento pero hobgoblin es mu pesado de escribir ), y por alguna razón, esta vez sí que notó el impacto. Sea lo que sea lo que ocurría con esa extraña armadura, ya no parece tener efecto. Igualmente, Lilith le asestó un mandoble, y también le impactó, haciéndole un considerable daño. Lilith, por su parte, seguía jugando con el ventilador medieval de madera de arce del techo. En ese momento, y aprovechando la fascinación de la eladrin por el ventilador, el torturador y hobby flanquearon a Lilith y estuvieron a punto de volver a apagarle las luces. Por mi parte, apunté al hobby, pero se me cayó la flecha al suelo. Andrew volvió a hacer gala de sus poderes de curación, restaurando la salud de nuestra compañera, para a continuación volver a marcarse el Chotis de las Mazmorras con ella. Finalmente, y tras el último ataque de Andrew, el hobby cae muerto al fin.
Así que todos nos giramos hacia nuestro último enemigo, el torturador, al que decidimos poner el cinturón de te vas a cagar ( una marca mística que empezamos a usar para identificar a los enemigos tocados ). Me dispongo a atacarlo, y se me cae la flecha, a la vez que Earsel se desplaza por delante mío para atacarlo, y me pisa el juanete del pie... ¬¬
En ese momento Andrew grita: "¡Ey, que yo puedo dar ostias!", y le zumba al torturador. El último de los goblins ballesteros, al ver que estaban recibiendo hasta en el carné de identidad, decidió poner pies el polvorosa y salió huyendo por la entrada por la que vinimos nosotros, no sin antes darle una colleja a Lilith. Ésta le respondió con un sopapo que le puso mirando a Cuenca, pero aún así, por alguna razón se quejó de que le había dado "flojo"...
En ese momento oímos un grito gutural desde una de las ventanas del dungeon... no preguntéis.
En ese punto ya estaba harto de tirar flechas al suelo, así que apunté al torturador, acertándole en todo el pecho con una fuerza brutal, que lo levantó y lo estrelló contra la pared de la estancia, dejándolo frito.
Lilith, por su parte, seguía jugando con el ventilador medieval de madera de arce ensangrentado del techo. Con sólo uno de los ballesteros vivos, que intentaba huir, Andrew lo dejó medio muerto, usando su poder de microondas para reventar desde dentro al goblin. Por alguna misteriosa razón, Andrew intentó engañar a su dios Kelemvor para que su poder fuera más potente, pero como que no le funcionó... Finalmente, de un certero flechazo, acabé con él.
Con el último enemigo caído, Lilith seguió jugando con el ventilador medieval de madera de arce ensangrentado y lleno de flechas del techo. Decidimos aprovechar la habilidad de idiomas de Andrew ( que sabe goblin y valenciano ), para interrogar al hobby. Por alguna razón, el idioma goblin se parece un montón al indio ( ellos no tener tiempos verbales ni artículos, solo hablar infinitivo... ). No sacamos demasiado de él, así que nos encaminamos hacia las celdas que estaban en un lateral de la sala de torturas, ya que oímos una especie de quejido de las mismas... y allí encontramos a un pequeño goblin enjaulado ( lástima, esperábamos encontrar a un bardo ).
Le interrogamos para saber qué hacía allí, y Andrew parecía tener problemas para volver a conjugar verbos. Como nunca se sabe, le pregunté al goblin si sabía cantar, ya que nos hacía realmente falta un bardo en nuestro grupo. El pequeño y asustado ser se puso a tararear una tonadilla que sólo puedo describir como similar a una espada rascando un escudo oxidado ( vamos, como Enrique Iglesias )... decididamente, fuera lo que fuese, bardo no era.
Percibimos claramente el miedo del goblin, así como que estaba dispuesto a lo que fuese con tal de salir de allí ( quería llevarnos la contabilidad... ). Nos comentó que el jefe de los goblins de la Fortaleza era un tal Balgron el Gordo, y que estaban buscando tesoros para desenterrar. Al oír la mención de Kalarel de nuestros labios ( queríamos saber si lo conocía o lo había visto ), el pequeño diablo se echó a temblar. Está claro que, sea quien sea, Kalarel inspira miedo y respeto. Bien, porque tengo unas ganas de clavarle unas cuantas flechas en el gaznate...
Empezamos a debatir qué hacer con él. Lilith quería cargarle de cadenas y llevarle con nosotros, Andrew y yo queríamos dejarle allí hasta nuestro regreso, y Earsel quería directamente cargárselo. Al final, mis tres compañeros decidieron que lo mejor era cargárselo. No me lo podía creer: ¿ qué honor había en aquello ? Matar a ese goblin desarmado y encarcelado era un acto vil e indigno de nosotros. Propuse al menos poner una espada en sus manos para que pudiera unirse con sus dioses con honor, pero mis camaradas decidieron hacerlo por la vía rápida ( Andrew le reventó a lo microondas ).
Aquel acto hizo que me replanteara mi relación con ellos, aunque, como hermanos de armas, pronto olvidaría esta situación...
Mi giré hacia el hobby: aquella armadura... me estaba llamando. La única forma de saber qué hacía era poniéndomela. Con precaución, y ante la mirada expectante de mis compañeros, me la puse, e inmediatamente empezó a brillar, y me sentí más resistente. Aquella armadura, en efecto, era mágica, y la identificamos como la Armadura del Tajo Sangrante, que proporcionaba una extraordinaria habilidad: una resistencia sobrehumana a los golpes durante un corto período de tiempo, y que sólo se podía usar una vez al día. Sin duda, aquella sería una gran ventaja en los tiempos que estaban por venir...
Tras revisar las otras celdas, decidimos descansar en aquel recodo de la fortaleza, para recuperar nuestras fuerzas, NO SIN ANTES ACORDARNOS DE CERRAR LA PUERTA DE LA SALA DE TORTURAS. QUÉ SUERTE QUE NOS ACORDAMOS DE HACERLO. Pero, por desgracia, ninguno de nosotros fue capaz de descansar demasiado, ya que extraños y perturbadores sueños nos hicieron compañía... sueños que auguraban que algo muy malvado se escondía en aquella fortaleza...
Kanon El Fidedigno ( nombre con el que se me conocería años después por mi exactitud a la hora de relatar nuestras hazañas ).
Nos desplegamos todos, aunque Lilith por alguna mística razón, en vez de concentrarse en el combate, fijó su mirada en una especie de mecanismo giratorio que había en el techo y que parecía proporcionar aire fresco a la estancia, y empezó a juguetear con su espada tocando las aspas del artefacto mientras profería frases del estilo "Uyyy que curioso", "como mola" y otras extrañas frases sin demasiado significado para el resto de nosotros... supongo que me estoy acostumbrando a las mierdeces de mi compañera Eladrin.
Con mi arrojo y valentía habituales, cargué mi arco y disparé una flecha a uno de los ballesteros, fallando por muy poco. Earsel secundó mi ataque, por aquello de no tener las cosas demasiado fáciles, y lanzó un hechizo que, describiendo una elegante parábola, acabo estrellado en el techo, apagándose con un sonoro "puffffff...". Andrew también pensó que para qué acabar con nuestros enemigos tan pronto, y, usando su ataque de Escudo del Sacerdote, pifió de tal forma que el místico escudo acabó estrellado en su cabeza con un sonoro "¡¡clanGg!!! Por fín Lilith pareció darse cuenta que aquello iba de pelear y dejó de juguetear con el ventilador ( nombre que posteriormente le pondríamos a aquel artefacto, pronto veréis que en esta jornada le pusimos nombre a muchas cosas ), avanzó hacia uno de los goblins, y con su tacto y delicadeza habituales, partió por la mitad al pobre bicho de un mandoble de su espada.
Otro de los goblins, al ver caer a su compañero, se metió tras los barrotes de lo que parecía una especie de celda, y apuntó su ballesta hacia mí, acertándome con su virote en el hombro. Vale, ese cabrón es goblin muerto. Otro goblin con ballesta, acertó de forma parecida en Lilith, esta vez en su costado, provocando una iracunda mirada, que no auguraba nada bueno para aquel pequeño bastardo.
Por fín, el Hobgoblin avanzó con firmeza hacia Andrew y le soltó un buen sopapo candente a Andrew. Decidí acabar con los molestos goblins ballesteros, así que le solté una certera flecha a uno de ellos que le dejó tambaleándose. Earsel, por su parte, usó uno de sus extraños poderes que sólo podría describirse como pasar cagando leches por enmedio del campo de batalla ( por alguna razón se me vino a la cabeza cierto famoso cómico calimshano llamado Chiquitous of the Road y su forma de andar ) y se colocó al otro lado del campo de batalla, para tener una mejor perspectiva del mismo. Una vez colocada, lanzó un ataque mágico al goblin ballestero que quedaba, tras lo cual el pobre diablo quedo hecho chopped. Lilith mientras, seguía jugando con el ventilador medieval del techo.
Entonces dirigimos nuestra ira hacia el hobgoblin, justo cuando Andrew le lanzó su poder de Chotis de las Mazmorr... digooo Lanza de Fe, que provocó el habitual bailecito de posiciones de batalla entre él y Lilith. Esta, por alguna mística e inoportuna razón, empezó a plantearse de forma filosófica en medio del campo de batalla su poder de Favor del Señor de la Guerra, vamos, el mejor momento para hacerlo oiga ( incluso entre el fragor de la batalla me pareció oir de sus labios preguntas tales como " ¿ Como puedo aprovechar mis poderes para dar más ostias ? " )... en fin.
Los Dioses también tienen su sentido del humor, así como aparecen en los momentos más insospechados, ya que en ese preciso momento oímos todos los presentes una tronante voz como del más allá que decía "Empezáis a tener pensamientos de jugadores". Todos nos quedamos parados mirándonos unos a otros durante un leve instante, para después seguir combatiendo.
El hobgoblin vilmente aprovechó este momento y con dos fuertes golpes en el melón, dejó KO a Lilith, que cayó de forma estrepitosa al suelo. Justo antes de caer Lilith, todos observamos algo extraño en aquel ser, y es que su armadura empezó a brillar de manera extraña. El goblin vestido de sadomaso ( en adelante, el torturador ), aprovechó para acercarse por detrás y clavarme la lanza en un costado, así que me cagué en sus muertos. Me giré hacia él apuntándole una flecha, pero se me cayó al suelo. Earsel intentó un hechizo sobre el hobgoblin, pero su extraña armadura absorbió el hechizo... ¿? Andrew también lo intentó con su llama sagrada tras lanzar su curación sobre Lilith y volver a ponerla en forma para el combate, pero la coraza del hobgoblin seguía con su brilla, brilla, campanilla, y el bicho sin inmutarse ante nuestros ataques.
Por alguna razón, los Dioses decidieron volver a intervenir con su tronante voz, sobre algo llamado Sanfermines (¿?) y las tetas de las tías que allí van (¿¿¿???). No hay quien entienda a los Dioses a veces...
Lilith también intentó pegar al hobgoblin, pero ná de ná. Yo fui el último en intentarlo, pero se me cayó la flecha. En cambio él nos dio dos buenos mekos a Andrew y a mí, y en mi caso me dejó bastante tocado. Por suerte Andrew estuvo al quite, y con sus poderes chachi de curación, me dejó como nuevo. Lilith, por su parte, seguía jugando con el ventilador medieval de madera del techo.
Earsel volvió a lanzar un proyectil mágico al hobby ( lo siento pero hobgoblin es mu pesado de escribir ), y por alguna razón, esta vez sí que notó el impacto. Sea lo que sea lo que ocurría con esa extraña armadura, ya no parece tener efecto. Igualmente, Lilith le asestó un mandoble, y también le impactó, haciéndole un considerable daño. Lilith, por su parte, seguía jugando con el ventilador medieval de madera de arce del techo. En ese momento, y aprovechando la fascinación de la eladrin por el ventilador, el torturador y hobby flanquearon a Lilith y estuvieron a punto de volver a apagarle las luces. Por mi parte, apunté al hobby, pero se me cayó la flecha al suelo. Andrew volvió a hacer gala de sus poderes de curación, restaurando la salud de nuestra compañera, para a continuación volver a marcarse el Chotis de las Mazmorras con ella. Finalmente, y tras el último ataque de Andrew, el hobby cae muerto al fin.
Así que todos nos giramos hacia nuestro último enemigo, el torturador, al que decidimos poner el cinturón de te vas a cagar ( una marca mística que empezamos a usar para identificar a los enemigos tocados ). Me dispongo a atacarlo, y se me cae la flecha, a la vez que Earsel se desplaza por delante mío para atacarlo, y me pisa el juanete del pie... ¬¬
En ese momento Andrew grita: "¡Ey, que yo puedo dar ostias!", y le zumba al torturador. El último de los goblins ballesteros, al ver que estaban recibiendo hasta en el carné de identidad, decidió poner pies el polvorosa y salió huyendo por la entrada por la que vinimos nosotros, no sin antes darle una colleja a Lilith. Ésta le respondió con un sopapo que le puso mirando a Cuenca, pero aún así, por alguna razón se quejó de que le había dado "flojo"...
En ese momento oímos un grito gutural desde una de las ventanas del dungeon... no preguntéis.
En ese punto ya estaba harto de tirar flechas al suelo, así que apunté al torturador, acertándole en todo el pecho con una fuerza brutal, que lo levantó y lo estrelló contra la pared de la estancia, dejándolo frito.
Lilith, por su parte, seguía jugando con el ventilador medieval de madera de arce ensangrentado del techo. Con sólo uno de los ballesteros vivos, que intentaba huir, Andrew lo dejó medio muerto, usando su poder de microondas para reventar desde dentro al goblin. Por alguna misteriosa razón, Andrew intentó engañar a su dios Kelemvor para que su poder fuera más potente, pero como que no le funcionó... Finalmente, de un certero flechazo, acabé con él.
Con el último enemigo caído, Lilith seguió jugando con el ventilador medieval de madera de arce ensangrentado y lleno de flechas del techo. Decidimos aprovechar la habilidad de idiomas de Andrew ( que sabe goblin y valenciano ), para interrogar al hobby. Por alguna razón, el idioma goblin se parece un montón al indio ( ellos no tener tiempos verbales ni artículos, solo hablar infinitivo... ). No sacamos demasiado de él, así que nos encaminamos hacia las celdas que estaban en un lateral de la sala de torturas, ya que oímos una especie de quejido de las mismas... y allí encontramos a un pequeño goblin enjaulado ( lástima, esperábamos encontrar a un bardo ).
Le interrogamos para saber qué hacía allí, y Andrew parecía tener problemas para volver a conjugar verbos. Como nunca se sabe, le pregunté al goblin si sabía cantar, ya que nos hacía realmente falta un bardo en nuestro grupo. El pequeño y asustado ser se puso a tararear una tonadilla que sólo puedo describir como similar a una espada rascando un escudo oxidado ( vamos, como Enrique Iglesias )... decididamente, fuera lo que fuese, bardo no era.
Percibimos claramente el miedo del goblin, así como que estaba dispuesto a lo que fuese con tal de salir de allí ( quería llevarnos la contabilidad... ). Nos comentó que el jefe de los goblins de la Fortaleza era un tal Balgron el Gordo, y que estaban buscando tesoros para desenterrar. Al oír la mención de Kalarel de nuestros labios ( queríamos saber si lo conocía o lo había visto ), el pequeño diablo se echó a temblar. Está claro que, sea quien sea, Kalarel inspira miedo y respeto. Bien, porque tengo unas ganas de clavarle unas cuantas flechas en el gaznate...
Empezamos a debatir qué hacer con él. Lilith quería cargarle de cadenas y llevarle con nosotros, Andrew y yo queríamos dejarle allí hasta nuestro regreso, y Earsel quería directamente cargárselo. Al final, mis tres compañeros decidieron que lo mejor era cargárselo. No me lo podía creer: ¿ qué honor había en aquello ? Matar a ese goblin desarmado y encarcelado era un acto vil e indigno de nosotros. Propuse al menos poner una espada en sus manos para que pudiera unirse con sus dioses con honor, pero mis camaradas decidieron hacerlo por la vía rápida ( Andrew le reventó a lo microondas ).
Aquel acto hizo que me replanteara mi relación con ellos, aunque, como hermanos de armas, pronto olvidaría esta situación...
Mi giré hacia el hobby: aquella armadura... me estaba llamando. La única forma de saber qué hacía era poniéndomela. Con precaución, y ante la mirada expectante de mis compañeros, me la puse, e inmediatamente empezó a brillar, y me sentí más resistente. Aquella armadura, en efecto, era mágica, y la identificamos como la Armadura del Tajo Sangrante, que proporcionaba una extraordinaria habilidad: una resistencia sobrehumana a los golpes durante un corto período de tiempo, y que sólo se podía usar una vez al día. Sin duda, aquella sería una gran ventaja en los tiempos que estaban por venir...
Tras revisar las otras celdas, decidimos descansar en aquel recodo de la fortaleza, para recuperar nuestras fuerzas, NO SIN ANTES ACORDARNOS DE CERRAR LA PUERTA DE LA SALA DE TORTURAS. QUÉ SUERTE QUE NOS ACORDAMOS DE HACERLO. Pero, por desgracia, ninguno de nosotros fue capaz de descansar demasiado, ya que extraños y perturbadores sueños nos hicieron compañía... sueños que auguraban que algo muy malvado se escondía en aquella fortaleza...
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