martes, 15 de enero de 2013
Despertamos.

El descanso había sido muy intranquilo, con pesadillas que nos asaltaron a todos y que nos impidieron recuperar al máximo nuestra fortaleza ante las terribles pruebas que aún nos aguardaban. Decidimos emplear algo de tiempo en inspeccionar las columnas que tantos problemas nos dieron contra los norkers y los enigmas de Cyric, pero seguían inactivas, aunque el aura de maldad que emanaba de ellas hacía que no nos apeteciera demasiado acercarnos mucho a ellas...


También exploramos la habitación contigua al círculo de runas en la que no habíamos entrado, pero lo único que encontramos de utilidad fue un saco con un ónice y una gema de cuarzo que parecían tener valor y que tasaríamos de vuelta al salón... si es que volvíamos, claro.

Así que nos dispusimos a explorar el círculo de teleportación. Enseguida nos dimos cuenta que el círculo era demasiado pequeño para transportarnos a los cinco a la vez, pero por suerte Earsel había aprendido el funcionamiento de estos cacharros y podía activar el transporte estando en las inmediaciones del círculo. Pero antes, Earsel se me acercó y me preguntó quién era Bedaran y por qué no había dicho nada hasta ahora sobre él. No había tiempo para muchas explicaciones, así que lo único que les dije a todos es que Bedaran es mi padre adoptivo, ya que nunca conocí a mi padre biológico, pero que he perdido contacto con él y necesito encontrarlo, y que ese fue uno de los motivos de que empezase la vida de aventurero.

El tono se había puesto muy serio y no quería que mis compañeros empezaran a pensar en esos temas y se descentraran de nuestra misión actual, así que le comenté a Earsel y a Lilith que si se enjabonaban la una a la otra y me dejaban mirar, les diría lo que quisieran... pero lo que me llevé fue una colleja mágica con la mano de mago de Earsel.

Así que, dicho lo cual, nos dispusimos en posición defensiva y... ¡saltamos al siguiente nivel!

Lo primero que vimos tras otro parpadeo, fue una estancia distinta a la anterior, nos rodeaban cuatro columnas, que por suerte no parecían puñeteras, y un pasillo más adelante a la derecha y unas puertas metálicas justo frente a nosotros. Empecé a aguzar el oído y escuché unos pesados pasos que parecían venir de más allá del pasillo.

Como el sigilo es mi fuerte y no precisamente el de mis compañeros, decidí adelantarme y explorar el pasillo, que giraba a la izquierda más adelante. Los pasos se oían mucho más cerca y tras echar un vistazo por la esquina me encontré con un enorme gigante guardian de bronce que parecía estar patrullando y se dirigía hacia mí.



Por suerte no me había visto, así que me giré para volver con mis compañeros y advertirles del inminente peligro, pero para mi sorpresa, Lilith ya estaba detrás de mí... había llegado hasta mi posición sin que yo me enterase... vaya, estaba al la vez impresionado y fastidiado.

Por desgracia mi plan se fue al traste cuando ví como Ian llegaba como un elefante en una cacharrería haciendo un ruido espantoso al andar con su armadura y gritando "¡¡Ya voy compañeros!!".... ¬¬

Por supuesto, el guardián de bronce, nuestros enemigos, y hasta su tía la del pueblo nos habían oído, así que nos dispusimos para combatir. Preparamos nuestras armas esperando a que el guardian girara el recodo del pasillo y soltarle nuestros ataques entonces, pero teníamos el punto de mira algo desviado, porque sólo Earsel consiguió acertar. El contraataque del monstruo de bronce fue brutal y cargó, pasando por encima de Lilith e Ian, a los que arrollo como a peleles.

De pronto las puertas dobles metálicas se abrieron y aparecieron un norker y un enigma de Cyric por nuestro lateral. Y comenzó la refriega de verdad. Earsel hizo aparecer a Fluffy, mientras el guardian se encaraba con Lilith, Andrew e Ian.


Unos cuantos rayos, flechas, golpes y maldiciones después, Fluffy acabó con el enigma de Cyric que nos amenazaba, no sin antes haberle debilitado yo de un disparo especialmente certero. Earsel acabó con el norker, mientras Lilith estaba conteniendo ella sola los poderes del guardian para evitar que avanzara más.

Así que en ese punto, atacamos en masa al guardian, que aguantaba una y otra de nuestras acometidas. Pero por detrás del guardian aparecieron dos enemigos más, otro norker y un enigma de Cyric. En ese punto Fluffy hizo un efecto extraño, casi húmedo... luego Earsel nos explicaría que a veces su bola de fuego cae en un estado mágico llamado Khok-a-khol-a, por el que parece por unos instantes volverse como de un líquido marrón oscuro y húmedo.

Tras unos cuantos asaltos más, hice honor a mi apodo de rematador, acabando con el guardian de una flecha que lo hizo mil pedazos y baño todo el pasillo de cachitos de bronce. Así que ya sólo quedaba el norker y el enigma de Cyric, que acabaron visitando a sus dioses con un ataque de Lilith y otro mío.

Parecía que todo había acabado en este nivel, así que nos dispusimos a explorarlo, y empezamos por la estancia de las puertas metálicas, que era una especie de laboratorio lleno de frascos alquímicos, y en el que destacaba poderosamente una especie de urna llena de un extraño líquido transparente en la que reposaba una cabeza de guardian de bronce, de la que salían tubos, que se perdían en la base de la urna.

Tras una breve inspección Earsel y Lilith llegan a la conclusión de que este es el mecanismo que permitía controlar los guardianes desde una sola localización, en vez de usar los medallones de control, como el que le habíamos visto a Oronthor.

Y en este punto se produjo un desacuerdo entre nosotros, ya que Andrew no quería destruir esa urna por miedo a alertar a Paldemar, pero los demás veíamos muy peligroso dejarla intacta, y por otro lado asumíamos que Paldemar ya era consciente de nuestra presencia...

Al final el clérigo atlético y algo anoréxico perdió la discusión, pero antes decidimos explorar por completo el nivel, y descubrimos una especie de biblioteca, pero con la extraña peculiaridad que todos los libros parecían estar en blanco. Llegamos a la conclusión de que sólo un seguidor de Cyric podría leerlos, y que sería un mecanismo de seguridad.

Otra de las puertas parecía estar cerrada con llave, así que fue nuestra maga ladrona la que con gran facilidad la abrió, pero dentro no había nada, y parecía usarse sólo como prisión.

Pero la que resultó más interesante fue la última estancia, en la que encontramos otro círculo lleno de runas, pero parecían estar trazadas con tiza y polvo de plata. Lo extraño es que ni Earsel ni Lilith sabían lo que era. Fue esta vez Andrew quien dijo que era un círculo demoníaco de invocación que conectaba con el Abismo y que percibía que había sido utilizado hacía poco para traer a algún tipo de demonio a este plano de existencia.

Al estar hecho de tiza empezamos a borrarlo, pero no habíamos casi empezado cuando un diablillo se manifestó ante nosotros y nos atacó por sorpresa. Parecía que hubiera estado oculto todo este tiempo y sólo cuando hemos empezado a borrar el círculo hubiera decidido defenderlo.


Pero el pobre bicho no tenía la menor oportunidad contra los cinco, y tras ataques de Earsel, Lilith y míos, es Ian quien acaba con su existencia en este plano, y terminanos de borrar el círculo de invocación por completo.

Ya sólo quedaba el asuntillo de la urna, así que decidimos poner en marcha un plan: Ian y yo cerraremos las puertas mientras Earsel lanza un proyectil mágico, para evitar las posibles consecuencias ( temidas por Andrew ) de destrozar esa urna, con Lilith y el propio Andrew a una distancia prudencial.

Peroooo... ejem, no tuvimos en cuenta que la urna era relativamente resistente, así que tuvimos que repetir la maniobra... unas 8 veces ( vez arriba vez abajo ), y tras la última oímos una potente explosión tras las puertas metálicas, que hizo que a Ian y a mí nos costara contenerlas.

Cuando abrimos las puertas un líquido blancuzco/marrón/amarillentomirayoquesé que por lo visto se llama ocre, bañaba el suelo del laboratorio alquímico y todas las probetas estaban destrozadas. La que hemos liado.

Cuando estábamos entrando, una especie de forma espectral se apareció en el aire. Y lo supimos. Teníamos delante nuestro a nuestro gran enemigo, aquel a quien debíamos derrotar, el causante de todos los males en este lugar, el creador del caos, el autor de los raptos de los humanos esclavizados, aquel que quería todo el poder para sí: Paldemar.

¿ Y cómo os preguntaréis, cómo supimos aquello, como reconocimos a nuestro enemigo instantáneamente, sin haberlo visto jamás, ni habernos cruzado nunca con él?

Muy sencillo, porque..............ERA GUAPÏSIMO EL CABRÓN.


Tras mirarnos fijamente a cada uno de nosotros, sólo dijo una frase: "Moriréis lentamente por esto" y la imagen se desvaneció en el aire...

Continuará...

Kanon el Fidedignorker
lunes, 14 de enero de 2013

Tras nuestro encuentro con Oronthor y su descerebrado sirviente Brugg, decidimos emprender camino hacia el lugar que Earsel había visto en su visión tras coger la llave de Maldrick. Durante el breve camino ( ya que Earsel nos dijo que la puerta secreta se encontraba en algún emplazamiento al norte del Salón de las Siete Columnas, y que por cierto, yo no he visto en ningún momento... ), Andrew decidió compartir esos pintorescos esbozos de su vida que no suelen venir a cuento, y compartió con nosotros un recuerdo de su niñez, cuando en vez de jugar a papás y mamás como cualquier adolescente, jugaba a Cyric y Kélemvor con  el resto de monaguillos ( y como a él le tocaba siempre ser Kélemvor, pues claro, la cabra tira al monte... )

Según nos acercamos al lugar, Earsel empezó a notar como la llave parecía tirar de ella, como si quisiera guiarla hacia el lugar secreto. La sacó del bolsillo oculto en las mangas de su túnica, como se puede ver en el siguiente grabado:


Espera, no, ejem....que se me traspapelan los libros, quería decir como en este grabado:


Bueno, pues como decía, Earsel sacó la llave de su bolsillo, y todos vimos como un brillo azulado la rodeaba. Seguimos a Earsel, de la que tiraba la misteriosa llave, y tras meternos por una pasillo labrado en la roca al norte del salón, y girar un par de recodos en los túneles, acabamos llegando a una caverna que parecía no tener salida.

Pero en ese momento la llave empezó a tirar con mucha más fuerza de Earsel, que se vio obligada a soltarla, saliendo disparada hacia una sección de la pared, en la que se clavó con fuerza. De repente una luz pareció emanar de la llave y se expandió desde ella, formando una puerta de luz que al momento se deslizó hacia un lateral, revelando un oscuro pasillo que se adentraba aún más en la roca.

Con precaución, entramos uno tras otro, y Earsel cogió la llave de la puerta, por si volviéramos a necesitarla, y la puerta se deslizó de nuevo detrás de nosotros a su posición, tapando la salida. Earsel iluminaba el camino con la luz de su bastón mágico, y tras recorrer un par de pasillos y girar otro par de recodos, llegamos a otra estancia que estaba iluminada por luz procedente de algún lugar desconocido, de unos 40 pies de lado, y con un misterioso círculo de runas en su centro.

Apenas pudimos acercarnos 10 pies al círculo, cuando este su puso a brillar y en un parpadeo de luz, apareció una espectral figura ante nosotros, con una espantosa mueca de locura en su rostro. El espectro vestía de morado ( bueno, algo entre rojo y azul vaya ), y empezó a soltar una retahila de amenazas sobre que si vamos a morir, que si tenemos que pagar un precio por entrar... en fin, ya sabemos que los espectros tienden a ser muy quisquillosos.


Antes de que pudiéramos replicar, cinco espectros más aparecieron ante nosotros... ¡eran copias exactas de nosotros! Pero había algo extraño en ellas... tenían los rostros deformados en muecas de locura, igual que el primer espectro. Cada uno de ellos se encaró con nosotros y al unísono dijeron en voz alta "Dime algo que yo no sepa".

Tanto mis compañeros como yo nos quedamos muy descolocados con la pregunta, y sólo Earsel pareció responder con cierta seguridad. A los demás nos cogió con la guardia más baja y unos carraspearon nerviosamente, mientras que otros contestaron lo primero que se les vino a la mente. Yo, por mi parte decidí poner a prueba a aquel espectro para demostrar que aquella imagen de mí no era real, así que le pregunté:
¿Quién es Bedaran?
El espectro turció el gesto y sonriendo macabramente respondió:
¿Te refieres al padre adoptivo que tanto pretendes ocultar a quienes te conocen?

La respuesta me dejó congelado, y ví por el rabillo del ojo la expresión de sorpresa de mis compañeros. Pronto tendría que compartir ciertas cosas de mi pasado con ellos. Tras este tiempo con ellos, se lo debo y ahora sé que puedo confiar en ellos esas partes de mi vida.

Pero poco más me dio tiempo a pensar, ya que inmediatamente supimos que aquello era una prueba de nuestras habilidades y habíamos fallado. Recibimos un brutal asalto psíquico que nos dejó renqueantes. Cuando nos recuperamos, vimos que los espectros habían desaparecido, quedando sólo el que apareció en primer lugar. Lilith en ese momento musitó un "Ahora lo entiendo. ¡Eres Cyric en persona!".Con otra mueca, el espectro de Cyric prometió que si seguíamos adelante se alimentaría de nuestra cordura antes de acabar con nosotros, y se desvaneció en el aire.

Earsel inspeccionó el círculo de runas y llegó a la conclusión de que era un sistema de transporte hacia otras estancias más profundas de la Torre de los Misterios. Así pues, entramos en el círculo, y nuestra maga lo activó... y en un parpadeo nos encontramos en otro lugar.


Estábamos en una estancia con dos salidas, una al norte y otra al este, y en las paredes de la misma se veían rostros humanos que inmediatamente se pusieron a entonar un extraño y escalofriante cántico, mientras sus ojos nos miraban con ira. Vaya recibimiento.

Tras las dos salidas había columnas que tenían grabados rostros de ciclopes y los ojos parecían seguir todos nuestros movimientos. Avanzamos, y Lilith dijo que estaba segura de que algo o alguien nos observaba a través de esos ojos. Al acercarnos a las columnas un rayo de energía psiónica surgió de uno de los ojos e impactó de lleno en Lilith, que empezó a notar como sus fuerzas menguaban. A Ian le ocurrió exactamente lo mismo, así que lancé una flecha a uno de los ojos, pero no obtuve ningún resultado más allá del ruido de la punta metálica estrellándose contra la piedra. Los rayos seguían golpeándonos, y de pronto aparecieron ante nosotros dos criaturas de aspecto goblinoide, pero de fuerte aspecto, con un hacha en la mano.


No sé quién de mis compañeros gritó "¡Norkers!" y empezó el combate. Tras un intercambio de golpes, descubrimos que los Norkers no tienen esos piños por nada y que su mordisco duele, como pudo sentir Ian en sus carnes. También descubrimos con disgusto que las columnas eran un enemigo muy peligroso, ya que además de lanzar rayos psiónicos, también podían lanzar relámpagos eléctricos. Tras los intercambios de ataques, los norkers cayeron con facilidad, pero vimos como llegaban más de ellos desde los dos pasillos, aunque no todos parecían ser tan poderosos, algunos parecían pertenecer a la variedad norker mashilla, y eran bastante más débiles, aunque en grupo podían resultar peligrosos.

Earsel causaba estragos con sus rayos, y entre Ian y yo acabamos con el resto de enemigos. Por cierto, que decidí usar por vez primera un ataque que había estado entrenando, y que está inspirado en los movimientos que aprendí de mi ex-camarada cuernecitos, el Floreo Artero. Así continuó el combate, con norker apareciendo por todas partes y cayendo mientras Lilith daba órdenes para situarnos y Andrew curaba a diestro y siniestro, racaneando un poco, como es habitual en el clérigo kath-alán.

Finalmente, tras lo que pareció un tiempo interminable dejaron de aparecer norkers y vimos el suelo cubierto de los cadáveres de nuestros enemigos. Pero aún quedaba un problema: las columnas. Si nos acercamos, nos impactarían los rayos que lanzaban. Como no sabíamos qué pasillo tomar, usé mi agilidad para escabullirme entre las columnas y echar un vistazo por el pasillo norte, pero todo lo que ví fue oscuridad al final del mismo. Andrew lo intentó por el otro lado y descubrió que tras las columnas había una estancia, así que decidimos correr en esa dirección esperando recibir el menor daño posible de ojos de cíclope.

Al llegar a la misma vimos que en el centro había un disco de runas de teleportación ( las runas del Dios de la teleportación Zhardoya-Hotiss ) igual que el que nos trajo aquí, pero no nos dio tiempo a ver nada mas.

De repente, dos seres humanoides horriblemente deformados aparecieron ante nosotros. Llevaban una túnica y una daga en la mano y se movían como si tuvieran un escorpión en los gayumbos. Después averiguaríamos que estas horribles criaturas son sirvientes del dios Cyric, conocidas como Enigmas de Cyric.


Viendo el peligro que suponían estos seres, empezamos a usar todos nuestros recursos contra ellos, nuestros ataques más mortíferos. Al ver sus ataques ( psiónicos y eléctricos ) nos dimos cuenta que ellos eran quienes estaban tras los ataques de los ojos de las columnas, que ahora permanecían inmóviles. Nuestros ataques les doblegaban poco a poco, pero estábamos consumiendo muchos recursos. Finalmente, pudimos doblegarles, con un ataque final de Earsel a uno, y mío al otro.

Pero... estábamos muy cansados, nuestras fuerzas no eran lo que empezaron y necesitábamos descansar. No era el mejor sitio para hacerlo pero no teníamos elección: era muy arriesgado seguir en estas condiciones, así que nos atrincheramos en la estancia junto a la que estaba el círculo de runas de Zhardoya-Hotiss e intentamos recuperar fuerzas mientras aún podíamos, porque lo que nos esperaba... bueno, eso será más adelante...

Kanon el del Padre Adoptivo.
sábado, 12 de enero de 2013


Diario de Andrew Wiggin
Quinto día de Ches, 1480 DR
   Al despertar a la mañana siguiente, encontré a Ian entrenando con especial ahínco. El haber sentido tan de cerca el aliento de la muerte estaba volviéndole más taciturno. Tras un frugal desayuno, nos pertrechamos para la batalla y nos dispusimos a adentrarnos hacia el santuario interior. 
Tras las tres puertas, una densa niebla impedía nos impedía oír y ver nada. Ni tan siquiera eramos capaces de ver nuestras propia nariz. 

  Nos agarramos unos a otros. Unos momentos después, pude notar que Kanon, a quien yo iba agarrado, se separaba mientras sacaba una flecha del carcaj.  Me lancé hacia adelante, esperando que Lilith, a mi lado y Earsel, quien iba agarrada a mi, hiciesen lo propio.  Al atravesar la espesa niebla, pude ver el santuario interior. Era una estancia en la que cuatro calderos emitían un denso humo negro y en un altar en un altar subiendo unas escaleras, se encontraba quien sólo podía ser Maldrick el escarificador realizando un ritual que estaba consumiendo a los dos esclavos que estábamos buscando, atrapados e un círculo runico.  Protegiendo al gnoll, se encontraban tres evistros, un barlgura y un esqueleto gigante.
 
   Los enemigos estaban cortándonos el paso, acosando a Ian. Mientras Kanon intentaba buscar un hueco para posicionarse, me lancé hacia el barlgura. Ian tiró de Lilith hacia el interior de la estancia, y aproveché para bendecir el arma de Ian, curarle,  y debilitar a los enemigos con mi faro de esperanza.  En ese momento, Earsel hizo acto de presencia en la estancia y desplegó todo su poder con su conjuro de manos ardientes. Sin embargo, lo que proyectó fue una energía necrótica. Pese a que no me termina de convencer que esté usando las energías oscuras, sin duda sus nuevos guantes eran capaces de magnificar considerablemente sus poderes.  

  Ante el toque necrótico, el barlgrura emitió un grito de dolor, atacándola salvajemente. Un segundo golpe proveniente del esqueleto la lanzó a través de la niebla.  Aunque no podía verla, sin duda debía estar terriblemente herida, así que ignorando el riesgo de recibir un ataque en mi maniobra, me lancé hacia la niebla para intentar curarla, mientras los golpes se sucedían a mi alrededor.  Al penetrar en la niebla, noté como la elfa estaba tendida inconsciente, así que procedí a curarla todo lo que pude.

   Al volver al santuario, vi como Malrick entonaba unos cánticos y una extraña luz envolvía por un momento a Lilith, quien en ese momento remató al balgrura. Mientras Ian y Kanon daban cuenta de dos evistros y el esqueleto, se teleportó cerca del altar de Maldrick, intentando que detuviese el ritual. No obstante, los cánticos continuaban y uno de los humanos, para nuestra consternacion,  se consumió entre gritos de dolor. La desgarradora imagen nunca se borraría de nuestra retina.
 
   Mientras repartía curaciones, lancé mi luz amedrantadora contra el esqueleto. La maga lanzó su esfera flamígera consumiendo un evistro. Sin embargo, el esqueleto me devolvió el ataque, lanzandome por los aires y derríbandome. En mi caída pude ver cómo Lilith repartía golpes contra Maldrick y uno de los evistros flotando desde unos cinco pies de altura. Uno de los evistros aprovechó para derribarme de nuevo y dejarme caído inconsciente.

  Unos momentos después me levanté, atendido por Kanon. Mientras Earsel lanzaba proyectiles mágicos, Maldrick la atacó salvajemente. Atacado de nuevo por un evistro, volví a caer inconsciente por unos momentos,  y Kanon tuvo que administrarme una poción curativa para levantarme. Aproveché para curar a mis compañeros maltrechos, aunque pude ver que Earsel, quien se había teleportado al piso superior y salvado al humano restante, caía también inconsciente al suelo ante el golpe de un tentáculo que salía del caldero más cercano. Corrí escaleras arriba, para curar a Lilith y a Earsel.

  Evitando a los tentáculos, salté al piso inferior para intentar acabar con el esqueleto. En el piso de arriba, Lilith recibía sóla los ataques de Maldrick y uno de los evistros. Dado que tantos sus poderes curativos como los míos estaban ya agotados, la maga hizo flotar su poción curativa hacia la eladrin, pero su efecto no fue suficiente, y pronto cayó inconsciente al suelo. Corrí hacia ella para estabilizarla, ya que no podía hacer mucho más por ella. Una vez cumplida mi tarea, no pude esquivar el ataque de un evistro, que me dejó a mi también inconsciente.

  Sacando fuerza de flaqueza, conseguí levantarme. Vi como Kanon y Earsel acababan con el evistro, pero un proyectil del gnoll volvió a sumirme en las tinieblas. 
   Unas horas después, me desperté dolorido.  Mirando a mi alrededor, pude sentir como la energía maldita que llenaba el lugar se había desvanecido.  Mientras nos recuperábamos, Earsel nos contó como había terminado con Maldrick, mientras el resto estábamos inconscientes en el suelo a las puertas de la muerte. En una serie de maniobras de ataca y huye, había conseguido que Maldrick, quien estaba escondido en las brumas de un caldero, saliese confiado de sus fuerzas tras la maga, poniéndose al alcance de una bola de fuego que le carbonizó.

   La elfa había aprovechado para investigar el cadáver de Maldrick. Portaba una capa de factura élfica que amortiguaba los sonidos de su portador y una serie de pergaminos con cartas de paldemar. En ellas, el mago informaba a Maldrick que había conseguido reunir las energías que necesitaba gracias a varios objetos que le había proporcionado el gnoll. Pretendía acabar con los mágicos de Saruun y expandir su influencia más allá del laberinto. La carta más reciente informaba que había obtenido de Cydric una fortaleza junto al salón de las siete columnas: la torre de los misterios.  La maga nos contó que gracias a una llave mágica que portaba Maldrick, sabía cómo llegar hasta ella.

  Tras recuperarnos como pudimos, partimos con el esclavo que habíamos liberado a  reunirnos con Terrlen en el exterior. "Veo que estáis... enteros" dijo el buscador. Nuestra apariencia no permitía decir nada mejor de nosotros. Nos informó que el jabalí estaba a salvo con su dueño y nos repartimos la recompensa.  De vuelta al salón de las siete columnas, Rendil nos recibió con sus efusividad habitual, casi extrañado de volver a vernos. Le encargamos que cuidase del humano que habíamos liberado y tras asearnos y disfrutar de una buena cena, nos fuimos a descansar

 
Diario de Andrew Wiggin
Septimo día de Ches, 1480 DR 
A la mañana siguiente, nos separamos para reponer nuestro equipo y tasar las gemas que habíamos conseguido. Una vez acabadas las gestiones, nos reunimos para intentar contarle las noticias que habíamos descubierto a Orontor. Hablamos con Brugg, quien nos citó con Orontor en un promontorio cercano, a los pies de una estatua de un minotauro. 
  Pocos minutos después de que llegásemos, el mágico se teleportó junto a nosotros, acompañado de un guardián de bronce. Se le veía cansado, demacrado, parecía que todo el peso de la gestión del lugar recaía sobre él. "Es peor de lo que pensaba", nos dijo. "Sólo puedo rogaros que liberéis este lugar de su amenza, mi poder no da para todo. La tensión en el salón es palpable y no se cuánto tiempo más podré contrarrestrar sus maquinaciones."  

   Parece que no tenemos demasiado tiempo para acabar con Paldemar.
Diario de Andrew Wiggin
Quinto día de Ches, 1480 DR (continuación)
 Me dispuse junto al círculo de runas, sujetando el libro. Cuando estuvimos todos listos en nuestros puestos, Earsel contó " uno.... dos... ¡ahora!" En ese momento, todas las puertas se abrieron con un fuerte golpe y oímo un terrible rugido, proveniente sin duda del pozo del centro de la sala.

  Todo se volvió en ese momento confuso. Un sonido similar al de una avalancha inundaba el pasillo que rodeaba la cámara del pozo, y mis compañeros gritaban alertando de distintos peligros.  Lilith se enfrentaba con dos ídolos, Kanon con un torbellino de agua e Ian se había visto amenado por dos trampas ballesta que bajaron del techo.   Earsel y yo pudimos ver que las precacuciones que habíamos tomado para evitar que nos ataquesen los sospechos esqueletos habían sido infructuosos, pues las esquirlas de hueso volaban por la estancia reconstruyendo la trampa. Al menos, las puertas al sancta sanctorum se estaban abriendo, aunque demasiado lentamente.



  La maga y yo nos reunimos junto a las puertas, elevando plegarias  a nuestros dioses que iban debilitando poco a poco a los esqueletos. Kanon se unió  a nosotros, avisándonos que una esfera de energía oscura de la que contínuamente surgían pinchos, estaba recorriendo el pasillo provocando el estruendo que oíamos.  En ese momento oímos un grito de Lilith, una sóla palabra que nos puso los pelos de punta:  "¡Dragón!"


  Mientras Kanon saltaba evitando los esqueletos, pudimos oír un grito de terror de Lilith, proveniente del pasillo y dirigiéndose hacia nosotros. A la vez, el sonido de rocas cayendo proveniente del pasillo se hacía cada vez más fuerte, hasta que alcanzó a la eladrin, arrollandola. Las heridas causadas debieron hacer que se sobrepusiese a su terror, pues gritando maldiciones, se teleportó de vuelta a la sala de los ídolos.  Sin embargo, su influjo debía ser demasiado fuerte, pues en seguida la oímos correr de nuevo hacia nosotros aterrorizada, mientras la esfera la derribaba de nuevo.

  Una plegaria a Ogma hizo que Earsel terminase con los esqueletos, y un  Ian maltrecho se reunió con nosotros. La situación era bastante comprometida, estábamos todos demasiado juntos, era demasiado fácil conseguir que una bocanada del dragón nos alcanzase a todos. En ese momento, la bestia se acercó por el pasillo, soltando una bocanada de ácido. Nos lanzamos todos al ataque, mientras se retiraba de nuevo hacia el pozo para evitar la bola.

  Aprovechando el momento de tranquilidad, intentamos recuperarnos de la influencia del veneno del dragón. Las puertas seguían abriendose lentamente, ya podíamos escurrirnos por debajo de ellas. Sin embargo, se veía una segunda puerta apenas entreabierta tras ella.  La criatura atravesó el pasillo, hacia la entrada de la estancia donde nos encontrábamos. Kanon corrió a vigilar la entrada. Efectivamente, la criatura estaba entrando Pronto nos vimos atrapados entre la verja y el dragón. Los garrazos y bocanadas de ácido se sucedían, mientras hacíamos nuestros mejores esfuerzos. No valía de nada intentar evitar agruparnos, una y otra vez el dragón nos embrujaba para caer todos bajo sus vaharadas de ácido.

  Poco a poco, íbamos viendo como el dragon se enfurecía, al recibir nuestros ataques una y otra vez. Con un rugido, consuiguió aturdirnos a todos excepto al semielfo, quien no dejaba de dispararle flechas una y otra vez, sin dejar de moverse para evitar ser un blanco fácil.  De repente, las puertas se abrieron de golpe. Tuvimos la tentación de correr hacia el sancta sanctorum, pero la idea de vernos atrapados allí con el dragón y lo que nos esperase tras las puertas, no nos convencía, por lo que decimos quedarnos a acabar con nuestro enemigo.

   Finalmente, sería Ian quien lanzándose al ataque con su hacha, cercenó al cabeza del dragón. Nos miramos entre nosotros, habíamos conseguido acabar con una de estas míticas criaturas.  Nos detuvimos un momento a descansar, pero de repente el mundo empezó a fluctuar. Por un momento, tuvimos una visión del abismo, y vimos como un barlgura se acercaba hacia nosotros. Sin embargo, cuando todo volvió a la normalidad, la criatura estaba junto a nosotros, había conseguido escapar del reino de las sombras. Al parecer, otro combate se nos echaba encima.

   Con una plegaria, bendije el arma de Ian, quien se lanzó al ataque, seguido por la eladrin. Ambos formaron un frente frente a la bestia para que Kanon y Earsel pudiesen atacarle desde la seguridad de la distancia, mientras yo les curaba para que pudiesen aguantar.  Poco a poco, intentaban flanquear a la criatura para que no pudiese maniobrar, pero la eladrin cayó al suelo, inconsciente.  Agotada mi capacisas de curación, me acerqué a ella para estabilizarla, mientras Kanon atravesaba la cabeza del demonio de un flechazo, acabando con él.

  Una vez sin enemigos a nuestro alrededor, investigamos la entrada al santuario interior. Tres puertas abiertas en un largo pasillo  conducían a una espesa niebla, a través de la cual no podíamos ver nada.  Agotadas nuestras fuerzas, y viendo que las puertas no parecían que fuesen a cerrarse por unas cuantas horas, nos dispusimos a descansar.