viernes, 23 de septiembre de 2011
18:14 | Publicado por
Earsel Nolwendilme |
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Comenzamos
a bajar las escaleras de la puerta secreta comentando la extraña puntería de
Kanon el Fidedigno, ya que en la mayoría de las ocasiones perdía muchas flechas
pero cuando acertaba era capaz de verdaderas proezas salvajes (todavía me
asaltan en mi mente las imágenes del último enemigo abatido por el semielfo).
Con
la intención de planear nuestros próximos movimientos decidimos consultar los
registros que Andrew había hecho sobre las salas ya visitadas, pero nos
encontramos ante un verdadero misterio de dibujos de diferentes tamaños que no
correspondían a la realidad…¡Estábamos desorientados!
-¿Qué
mierda de mapa es este?- le espeta Kannon a Andrew. El sacerdote se limitó a
encogerse de hombros con una expresión de: “He hecho lo que he podido”, así que
Lilith decidió que a partir de entonces tomaría ella los registros para
confeccionar nuestro mapa. Una vez solucionado este percance pareció quedarse
muy contenta ya que comenzó a canturrear una melodía desconocida para mi (algo
así como “eeeelaaadrines saltarines…)
Según
avanzábamos en nuestro descenso notamos como los escalones y todo lo que nos
rodeaba comenzaba a tener un aspecto más rudimentario… en aquella zona parecía
que se habían centrado más en excavar y menos en construir. Yo bajaba aquellos escalones al final del
grupo ajena a todo lo que pasaba ,ya que mi mente se encontraba ocupada
añorando a Flufy. Tras intentar por todos mis medios que se quedara con
nosotros no fue posible y finalmente desapareció dejándome con una sensación de
angustia. Sin Flufy mis poderes mermaban bastante y por tanto mi aportación al
grupo también. (Ahora pienso que es
extraño que, pese a no tener ningún rasgo facial ni realmente ser nada más que una bola de fuego, le
tuviésemos tanto apego. Supongo que el hecho de que mataba enemigos sin apenas
esfuerzo tuviese algo que ver también)
Dado
que yo iba con mis fustigaciones mentales no me percaté (al contrario que el
resto del grupo) de unas voces goblins que sonaban a lo lejos. Tras recibir el
correspondiente capón que me devolvió a aquel lugar, Andrew nos fue traduciendo
la conversación que mantenían los lejanos goblins. Se quejaban de que aún no
habían encontrado ningún tesoro.
Decidimos
avanzar por un pasillo, hasta llegar a una sala con varias excavaciones en el
suelo, las partes altas se unían unas a otras con tablones. Había varios
individuos diseminados y tras un vistazo
conté a 3 goblins con ballesta y dos kobolds.
¡Tocaba
luchar de nuevo¡
Como
buena Señorita de la Guerra, Lilith se lanzó al ataque sin contemplaciones, no sin antes sufrir una serie de chascarrillos que no entraré a valorar (Andrew
dijo algo sobre cota de “maullas” ¬¬ y
Lilith dijo algo de que peor seria de incas, de los que cogen una lanza y hacen
¡ÑA! 0_0)
Kanon
sugirió que podíamos saltar de un saliente a otro de la sala.
-¡SOMOS
HÉROES!- Exclamó -¡PODEMOS HACERLO!- Fue respondido por todos con una
silenciosa mirada asesina que no le dejó dudas sobre nuestra opinión.
La
valiente eladrin había salido corriendo
y bajó una rampa hacia la parte baja de la excavación pero los enemigos
subieron a las partes mas altas antes sin darle la oportunidad de ejecutar
ningún ataque. Kanon fijó entonces su atención en uno de los goblins
(mágicamente le apareció a dicho goblin un tutú con la misma función que el
cinturón de la vergüenza. Este grupo no dejaba de sorprenderme nunca). Pero
fiel a sí mismo Kanon falló el tiro de tal modo que se quedó con la flecha en
la mano y el arco a sus pies.
Todos
nos adelantamos para atacar. Intenté quemar al ridículo goblin del tutú pero
Kanon me había contagiado su mala suerte y tan solo conseguí generar una
pequeña explosión que no dañó a nadie.
Los
kobolds también suben y uno de ellos intentó morder a Lilith sin éxito. Vi con terror como los goblins cargaban sus
ballestas y me disparaban, causándome una dolorosa herida en el brazo. Kanon, mientras tanto, seguía un tanto liado
entre su arco y su carcaj tras un intento fallido de disparo hacia los kobolds.
Andrew sin embargo si consigue dañar a uno de estos grimosos seres aunque sólo
un poco. Igualmente su ingenio atacó de nuevo soltando un nuevo comentario al
respecto de su ataque, calificándolo de “desfeinado” por lo poco dañino. El
resto del grupo lucimos expresiones congeladas en la cara ante semejante
observación.
El
combate seguía adelante. Realicé un
nuevo intento con uno de mis proyectiles, pero tan solo logré unas tristes
chispas… la tensión parecía hacer mella en mi pericia. Concentrada en invocar
un nuevo ataque no me percaté de cómo mis compañeros (aunque poco honor
hicieron a tal adjetivo en aquel momento) se alejan de nuevo hacia la entrada
con una expresión en el rostro bastante familiar:
Horrorizada
me percaté de que estaba sola y al alcance de todos nuestros enemigos, (una
serie de improperios atravesó mi mente). Los tres goblins cargaron de nuevo sus
ballestas y me dispararon antes de que pudiese hacer nada, dejándome bastante
maltrecha. Intenté hacer acopio de mis pocas fuerzas y puse tierra de por medio
antes de darles tiempo a recargar otra vez las ballestas. Una vez resguardada
lancé un nuevo ataque de fuego a un kobold que lo dejó bastante tostado, hasta
tal punto que Andrew comenzó a husmear el aire preguntando
-¿No
os huele a pollo?-
Mientras
los kobolds habían flanqueado a la eladrin pero su trikini de malla la protegía
de las dendelladas. Kanon en su proceder habitual lanzó una flecha que remató
al kobold requemado y el sacerdote envió una lanza de fe con la mayor energía
que se podía ejercer en dicho ataque. Yo también lancé un nuevo proyectil mágico.
Todos estos ataques dejaron al kobold restante bastante mal parado. Pero aun
tenía energías como para atreverse de nuevo con Lilith pero su trikini, aunque
escaso de superficie es profuso en protección y mi compañera no sufrió daño
alguno. El penoso ser no tuvo tanta suerte ya que la respuesta fue contundente
dejándolo en las últimas.
Los
goblins se acercaban disparando y consiguieron romper las defensas de Lilith y
dejándola herida, pero Andrew consiguió curar sus heridas antes de que el daño
creciese.
Yo
por mi parte seguía en mis fallidos intentos pero mis heridas y la mala suerte
contagiosa de Kanon no me daban tregua y todos mis lanzamientos se quedaban en
ridículos “puf”. Si Flufy estuviese
allí, todo habría sido mucho mas fácil.
Los
ataques proseguían sin descanso cuando vimos aparecer a Astaroth corriendo
dispuesto para el ataque, pero a medio camino su tez roja se volvió de un todo
verdoso y volvió a salir corriendo por
donde había venido.
Tras
varios ataques Lilith se quedó de nuevo muy malherida y Kanon intentó frenar
los ataques con sus flechas pero de nuevo las envió a la pared. Decidí
concentrar mi atención en el kobold para terminar de una vez con el y conseguí
dejarle renqueante pero no fue suficiente ya que de nuevo la tomó con la pobre
eladrin aunque sin resultados y esta logró rematar de una vez por todas a tal
incordio.
La
alegría fue corta ya que vimos con horror como varias flechas se clavaban en su
cuerpo, y haciendo exhibición de un gran sentido teatral se llevó el dorso de una
mano a la frente y dijo -¡Me muero!- mientras caía al suelo para quedarse
inconsciente. Todavía no habíamos
llegado al culmen de nuestro sobrecogimiento porque, mientras veíamos con
consternación como caía nuestra señora de la guerra oímos al gran y magnánimo
Vozenoff responder a Lilith:
-
NO SEAS QUEJICA. NO TE HAS MUERTO NINGUNA VEZ-
Kanon
volvió a lanzar otra flecha pero esta tuvo el mismo destino que las anteriores…
la fría y dura pared.
De
nuevo Andrew demostró su dominio de las artes curativas y nos devolvió a Lilith
y mientras tanto yo seguía con mis frustrados intentos de ataque. Oímos con inquietud una risa entre las
paredes de la cueva que pertenecía sin duda al gran Vozenoff… se nos quedaron
los pelos de punta…
Astaroth
reapareció de nuevo pero no parecía haber mejorado porque otra vez salió
haciendo un sonido parecido a “uyuyuyuyuyuyuyuyuy”
Una
nueva flecha lanzada por el desafortunado arco del semielfo dejó un agujero en
la capa de Lilith antes de hacerse añicos contra una pared... el trikini de la
eladrin era asombroso en cuanto a protección, pero a veces podía ser un foco de
distracción para el sector masculino del grupo. La lucha no cesaba.
De
pronto el tiflin apareció de nuevo como renovado y pasándonos a todos se situó
detrás de uno de los goblins y Kanon en ese momento le gritó - ¡Eh! ¿Tú no
estabas cagando?. El tiflin prefirió atacar en lugar de responder al indiscreto
semielfo y lanzó un florero artero que dejó muy dañado al goblin. Tras varios golpes mas ocurrió algo
asombroso: Kanon, que no había acertado casi ningún tiro en toda la reyerta se
situó en medio de una de las tablas que comunicaban los salientes con bastante
destreza y disparó a un goblin con tal fuerza que lo lanzó más allá del borde
donde este último se encontraba con una flecha ensartada en el corazón. No salíamos de nuestro asombro con el
semielfo. Definitivamente deberíamos cambiarle el apodo de Kanon, “el
fidedigno” por el de Kanon, “el sorprendente rematador”. Para contrarrestar la hazaña de nuestro
rematador Andrew también se decidió por situarse en otro tablón pero su edad le
pasó factura. Vimos como se cayó del tablón sin remedio… aunque hay que decir
que luego se subió de nuevo a un saliente cercano con bastante celeridad.
Mientras tanto el trikini de Lilith seguía interponiéndose entre los ataques
enemigos y ella, y el tiflin nos sorprendía moviéndose con una agilidad
increíble por el tablón (varias volteretas dobles en el aire con un triple
tirabuzón) para lanzarnos finalmente una mirada de superioridad que claramente
respondía a los comentarios jocosos que antes hicimos en referencia a su
diarrea explosiva.
Lilith
le invitó entonces a bailar el chotis de las mazmorras y así atacaron con más
fuerza a nuestros enemigos)
Mientras
tanto Andrew utilizó su impresionante poder microondas para terminar con la
vida del kobold del tutú de la vergüenza.
La lastimosa bestia se asó hasta explotar manchándonos a todos los que
estábamos alrededor.
Mientras
intentábamos sacudirnos los trozos todos comenzaron a divagar sobre mi gremio y
el magnánimo “Vozenoff” sentenció que los magos somos como estudiantes de
bachiller porque nuestra mente es semejante a una jarra… (solo el magnánimo
sabrá que pretendía decir con eso)
Decidida
a no seguir oyendo tales comentarios me lancé cuesta abajo pero tropecé,
cayendo sin remedio hasta el suelo boca abajo comiéndome toda la tierra en el
camino. No quería hacerlo pero
finalmente levanté la cabeza ara ver como todos me miraban con cara de dolor
como diciendo “uffffff”. Cuando me
levanté me revisé la dentadura pero por suerte no estaba mellada. Con el orgullo herido decidí esconderme.
Mientras tanto un goblin disparó desde abajo a Astaroth dejándolo bastante
dañado.
Entre
todos comentaron la posibilidad de que Kanon le cortase la virilidad a los
enemigos y lo lanzase a otros enemigos. Si el disparo salía perfecto sería que
el enemigo tenía la boca abierta y si se moría con ese ataque sería de asfixia.
Yo estaba preparando un ataque y
semejante disparate consiguió desconcentrarme y no salió más que un poco de
humo de mis manos.
Se
sucedían los ataques y veo como Kanon imita a Astaroth atravesando un tablón a
base de piruetas terminando con un sonoro ¡HEY!.
Yo
ataqué también con el grito de guerra ¡ÑA! Pero de nuevo me faltó concentración
y fallé. Astaroth, sin embargo, si
consiguió acertar a su enemigo dejándolo algo lesionado y acto seguido bajó la
cuesta ágilmente. (la envidia asomó discretamente en mi interior).
El chotis de Lilith resonó de nuevo en la
caverna y esta propinó un nuevo y bestial golpe al goblin más cercano. Entonces
el semielfo “rematador” atacó de nuevo dejando un canal abierto en mitad de la
garganta de un goblin que se desplomó en el suelo con cara de desconcierto.
Todos
nuestros enemigos habían caído por lo que revisamos toda la excavación
encontrando tan sólo 21 monedas de oro y un objeto que había sido descartado
por los goblins. Parecía ser un símbolo sagrado con la imagen de un dragón. Se
trataba Bahamut, dios de los dragones metálicos. Dragones benefactores. Estaba
claro que este símbolo sagrado era perfecto para Andrew en cuyos ojos brillaba
un lagrimilla de emoción. Por fin
encontraba algo para el y además supimos que aumentaba sus poderes.
Tras
arduas decisiones decidimos bajar por unas rudimentarias escaleras hasta llegar
a otra sala que más bien parecía una cueva con gran cantidad de estalactitas y
estalagmitas, muchas y muy juntas.
Lilith en su buen papel de señorita de la
guerra se preguntó si nos daría cobertura.
En
cuanto aplicamos luz a la oscuridad que se abría delante de nosotros pudimos
ver un montón de ratas de extraña forma. Todos nos dispusimos para la batalla
menos Andrew, que embelesado con su nueva adquisición ni se dio cuenta de la
amenaza que nos rodeaba. (Este humano
nunca ha sido muy rápido percibiendo amenazas…)
Kanon
fue el primero en actuar, ensartando una rata desde el hocico hasta el rabo,
seguido de mi proyectil mágico que terminó con otra. ¡Fue un buen comienzo! Liquidamos alguna más
pero de pronto algunas de las ratas desaparecieron delante de nuestras narices.
Por
fin conseguimos que Andrew saliese de su ensimismamiento y al momento detectó
una rata entre un grupo estalagmitas. Rápidamente me acerqué para cerciorarme y
descubrí que no estaba sola ya que eran dos enormes ratas. Antes de que estas
reaccionaran decidí hacerlas arder hasta la muerte mientras Kanon también acabó
con otra mas. Astaroth pensaba en innovar en sus métodos de lucha pero la voz
del grande y magnánimo “Vozenoff” resonó entre las paredes diciéndole -Nooooo eeeess bueeeeenaaaaa
iiiiiideeeeeaaaaa”-. El “discrepador” decidió entonces contradecir a su apodo y
obedeció al “Vozenoff” (cuyo símbolo son
dos criaturas exóticas llamadas hurones entrelazadas formando un círculo de dos
colores)
Comencé
mi acercamiento hacia Lilith y Astaroth intentando por el camino freír a una
rata que se estaba presentando particularmente resistente a nuestros ataques, realmente
más por mala suerte nuestra que por su fortaleza. Suerte que volvió a sonreír a
la maldita alimaña.
De
pronto la masa informe y dos ratas aparecieron por detrás de Kannon rodeándolo
y atacaron al sorprendido semielfo. Andrew intento ayudarle sin éxito y aunque
consiguieron herirle, Kannon consiguió escapar. Ya junto a Andrew iniciaron un
ataque conjunto contra las ratas mientras yo atacaba de nuevo a la afortunada
rata que siguió fiel a su condición una vez más aunque finalmente cayó en manos
de Lilith.
Los
ataques se sucedían entre chillidos de ratas y alaridos de guerra, mientras la
masa informe se acercaba hacia nosotros inexorablemente. Kannon le lanzó una
certera flecha con una fiereza y potencia increíble, abriéndole surco en
nuestro enemigo de tal tamaño ,que el moco consiguió cerrar lentamente y con
notable esfuerzo.
Todos
nosotros conseguimos reagruparnos, lanzando varios ataques que dan en el blanco
pero no fueron suficientes para evitar que este alcanzase al sacerdote
dejándolo inconsciente. Por poco nos quedamos sin nuestro curandero.
Ver
a mi compañero inconsciente en el suelo me encolerizó de tal modo que, al grito
de –VOY A FREÍR A ESA MIERDA-, le lancé una explosión abrasadora que dejó al
gran moco un tanto tostado… pero para variar no fue suficiente. El terror de Lilith
parecía paralizarla y sus ataques se quedaban en intentos pero la simple visión
de nuestra señorita de la guerra en tal estado nos daba más ímpetu contra
nuestro enemigo.
Andrew
había vuelto al mundo de la consciencia pero le duró poco, ya que un nuevo
ataque del cieno informe dejó de nuevo al sacerdote en el suelo y a nosotros
sin respiración. Aliviados nos percatamos de que pese a todo su vida no corría
peligro. Desde luego su fortaleza estaba al mismo nivel que su carácter, este
vejestorio era duro de pelar. Mas
ataques que conseguían dar en el blanco
debilitando mas al monstruo que súbitamente se dividió en dos partes
Ante
tal visión, se elevaron de nuestras bocas innumerables maldiciones que
resonaron en la caverna pero no cejamos en nuestro empeño de acabar con
semejante bestia. De nuevo le chamusqué un poco y Astaroth también tuvo éxito
en su ataque. Lilith mientras tanto no había malgastado el tiempo y volvíamos a
tener a Andrew con nosotros.
En
medio de la lucha más ratas aparecieron mordiendo nuestros pies y distrayéndonos
de lo importante pero Kanon terminó con ellas e incluso se planteó la
posibilidad de utilizarlas como ingrediente de algún plato de su tierra llamado
¿hamburguesa?. En ese momento pensé que si conseguíamos salir de esta aventura
enteros no iría al hogar del semielfo a comer ni por todos los tesoros del
mundo…
Más
ataques y más chotis de la mazmorra sonando a nuestro alrededor. Un nuevo
ataque de la criatura (debilitada desde luego después de visionar el chotis)
alcanza a Astaroth, que (con una pequeña mueca a medio camino entre dolor y
determinación) soltó varios improperios terminando con una gran frase –¡NO PASA
NADA! ¡HE CAGADO COSAS PEORES QUE TU!-. Reforzado por su estado de cólera
consiguió terminar con una de las criaturas. Tras lo cual se dedicó en cuerpo y
alma a la masa restante ayudado por la eladrin que a momentos flaqueaba pero
que estuvo en la batalla hasta el final. El tiflin que estaba fuera de sí,
consiguió encadenar varios ataques seguidos y todos ellos alcanzaron su
objetivo.
Decidí
lanzar un ataque a la desesperada… y siempre recordaré como de mis manos salió
tal energía de fuerza 20 que terminó con la réplica de moco de un modo bastante
espectacular. Tras recuperar el aliento recopilamos información sobre semejante
enemigo llamado Cieno y descubrimos (algunos más que otros) que lanzaba una
especie de ácido nauseabundo en sus ataques que fué lo que casi nos deja sin
nuestro huraño sacerdote. Fue tan difícil escapar porque este tipo de bestias
son sensibles a las vibraciones en el suelo.
Una
vez recuperadas mínimamente las fuerzas exploramos lo suficiente como para
encontrar una puerta secreta tras la cual se escondía un lastimero personajillo
con una porra.
-¡Yuju!¡Un
bardo!- exclamó Andrew. –Errrr…. No… no es un arpa… es otra cosa…- respondimos
los demás.
-¿Tu-hablar-común?-
El goblin respondió al sacerdote únicamente con una intensa expresión de odio
en la cara. A continuación siguió un sesudo interrogatorio:
-¿Eres
bardo?-
-¿Quién
pregunta?
-¿Eres
o no?-
-¿Quién
pregunta?
-¿Que
queréis?¿que buscáis?
-Oro…-
-No
me fío-
El
goblin parecía egoísta y usurero pero parecía decirnos la verdad.
-¿Dónde
esta Kararel?-
-Abajo…-
Se
negó rotundamente cuando le indicamos que nos guiara hasta Kararel
-No
pienso bajar…Hay… horrores… muertos
-¿Caminan
esos muertos?- inquirió Andrew con tono nervioso…
-Oh
si…- Un sonido parecido al de un gato cabreado salió del sacerdote al oír la
respuesta del goblin.
En
nuestra exploración también encontramos unas figuras llamadas Cruciks que el
cieno mantenía a raya.
Para
poder decidir nuestro siguiente paso seguimos interrogando al goblin. Nos
informó que en el nivel donde nos encontrábamos había unas criaturas parecidas
a cucarachas gigantes con dardos envenenados y también muertos (que Kanon
llamaba algo así como zombies) cuya sola mención hacía enfurecer a Andrew.
Lanzamos preguntas y más preguntas que el asqueroso goblin ignoraba, y lo único
que conseguimos sonsacarle fue que había
sido contratado por un agente de Kararel para guardar la puerta de intrusos.
Una vez quedó claro que no conseguiríamos más información comenzamos a discutir
entre nosotros quien se encargaría de matar al goblin, pero viendo lo que le
esperaba decidió tomarnos la delantera y se desangró tras morderse la lengua.
Requisamos
sus monedas y un arco que por momentos parecía lanzar pequeños destellos que
obviamente fue para Kannon. Andrew bromeó indicando que debería tener cuidado
con tanto brillo, ya que estaba cerca de parecerse a una luciérnaga bailarina. Kannon,
absorto en el brillo de su nuevo arco y con un hilo de baba deslizándose desde
la comisura de su boca, sólo acertó a responder un seco “calla”. Tras conseguir
apartar su mirada decidió “deleitarnos” con un baile llamado “la-danza-semielfica-del-arco+1”
Espero que algún día pueda borrar de mi memoria semejante espectáculo de luz y
mallas en movimiento…
Emocionado
y agradecido el semielfo lanzó una plegaria de agradecimiento a la gran
magnánima, excelentísima y magnífica deidad “la-voz-en-off”, tras lo cual
decidimos seguir con nuestra aventura…
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